Capítulo 8

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When this rain stops - Wendy

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Jiang Cheng estaba perdido.

Esta afirmación podía tomarse desde un sentido literal y otro figurativo. Hoy era el día de su boda, pero el líder Jiang se había alejado de cualquier horario que ya se hubiera establecido, en pocas palabras, había huido un poco antes de tener que dirigirse a Gusu Lan.

Las razones aún no eran muy claras, las contadas personas en Muelle del Loto que sabían acerca de esto habían estando guardando la información y muriendo lentamente de estrés.

Un líder de secta que deja plantado a otro en su matrimonio... Definitivamente sonaba a un jugoso rumor que mantendría al mundo de la cultivación ocupado por mucho tiempo.

Sin embargo, Jiang Cheng no podía pensar en aquello, porque su mente se encontraba en una estado total de indiferencia hacia el mundo que lo rodeaba.

Los días anteriores a la ceremonia de su matrimonio solo había sentido felicidad, un sentimiento cálido en su pecho y sonrisas desprevenidas que escapaban de sus labios. Su mente divagaba sobre todos los recuerdos que tenía con Lan XiChen, desde la primera y caótica conversación que habían tenido, hasta la hermosa caída en el agua que supuso la oficialización de su amor, todo en lo que su mente podía pensar era en dorados recuerdos que lo hacían sentir bien... Pero, aquel dorado pronto se convirtió frente a sus ojos en un montón de estrellas fugaces, dolorosamente efímeras y terriblemente difíciles de olvidar. ¿Y sí el amor era como estrellas fugaces? Un brillo cegador que te hacía feliz por unos instantes, para después dar paso a la noche profunda y solitaria, una felicidad tan corta que solo remarcaba con mayor crueldad cuan abandonado estaba su corazón.

En cuanto la vorágine de pensamientos se adueñó de él, las gotas de lluvia empezaron a caer con fiereza sobre todo el lugar, tan inconscientes de la solitaria figura que se posaba frente a un pequeño lago.

Por un momento, al sentir que las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, él quiso que la lluvia se convirtiera en crueles agujas y lo ayudarán a disfrazar el dolor de su corazón. Fue entonces cuando dejó salir un profundo suspiro, como si quisiera dejarlo salir todo. Y así lo hizo otra vez, y otra vez, y una vez más... Hasta que pudo levantar su rostro.

Y ahí estaba él.

—WanYin... —exclamó, una voz tranquila pero preocupada —. Vine en cuanto lo supe, no tienes que presionarte... —dijo mientras permanecía un poco alejado, tal vez con miedo a hacer algo mal.

Jiang Cheng le dirigió una pesada mirada, no con la intención de hacerlo partir, sino con la meta de que supiera lo mucho que quería que se quedara.

—¿Y tú? —Se atrevió a preguntar —¿Es esto lo que quieres, Lan XiChen?

Historias familiares de un jade y un lotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora