Capítulo 10

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- Oye - le interrumpí mientras hablaba de varias cosas a las que para ser sincera, no estaba prestando atención.
- ¿Qué sucede Sash? - guardó silencio y me apuntó con la mirada, mientras estrellaba el cigarrillo contra el cenicero del café terraza.
- el otro día, cuando hablábamos de la vida, de los vuelcos y de las sorpresas, me quedé pensando, pensé en que todo lo que logré y lo que hice fue por disciplina pura, porque nunca me arriesgué a perder - él me escuchaba atento y hacia el ademán de mover la cabeza a los lados al intentar entenderme - tengo esta idea loca de dejar de planear todo, de perderme en lo desconocido y aprender de las coincidencias o del destino, o de lo que sea.
- no te entiendo... - lo interrumpí nuevamente.
- es que eso, exactamente eso, debo dejar de entender muchas cosas y quizás así logre lo que ahora me está inquietando.
- y... ¿Qué es lo que te tiene así de nerviosa? - se inclinó hacia mí y empezó a mirarme fijamente.
Sus ojos me intimidaron mucho, escondí la mirada, pero en un segundo esa sensación de audacia y desenfreno llegó a mí, me incliné también en su dirección y nuestras narices de rozaron, estaba esperando en serio que hiciera el esfuerzo de darme un beso pero se paralizó, me acerqué un poco más hasta casi rozar sus labios y él solo sonrió, me alejé e intenté de mil formas cubrir mi vergüenza.
- ¿Qué fue eso? - sus ojos abiertos como dos discos de vinilo habían olvidado que el cigarro estaba ya casi todo consumido por el aire.
- nada, solo quería ver de cerca ese lunar que tienes en la mejilla - sonreí pícara.
- uhmm... Eres hermosa Sasha - su respuesta random me dejó sin saber que más decir, me sonroje.
Al irnos nos dimos cuenta que llovía suave y no tuvimos prisa por mojarnos, reía mientras él cantaba, de un momento a otro y sin saber aún cómo pasó; tomó mi mano, lo miré de reojo y él atrapó mi mirada, la intercambió por una sonrisa.
- Harry...
- ¿Ah?
- ¿Cuál fue la locura más grande que has hecho por amor?
- está bien... - movió en negación la cabeza - te contaré; cuando tenía 16 una chica llegó a vivir a mi calle - el paso al que íbamos empezó a ir más lento - su nombre era Susan, tenía los ojos almendrados, el cabello rojo y muchas pecas, era muy rara pero llamaba mucho mi atención, la busqué por meses y aún así siempre me ignoró - echó una carcajada al vacío - disculpa que me ría, es solo que recordar las estupideces que hice por su atención, realmente me resulta ahora demasiado gracioso.
- te entiendo, a veces me pasa igual... Pero sigue, sigue...
- bueno pues al final, un día cualquiera, cuando ya la daba por perdida, ella apareció afuera de mi ventana, traía dos latas de cervezas y me invitó a escondernos en mi patio trasero. Susan era cambiante, me fascinaban sus ocurrencias, pero odiaba sus días tristes, ella brillaba, pero en negro nacarado. - su expresión se puso triste de forma paulatina, al darse cuenta que no entendía lo que me decía, continuó - Susan estaba enferma, enferma de atención, ella me quería ahí, pero a la vez me desechaba, llegué a ser infinitamente feliz con ella, pero también fuí muy miserable.
Una noche, después de pasar todo el día juntos ella decidió que era el final, quedé tan impactado que rogué en el piso para que no se fuera, ella era una pared de indiferencia, y hasta me pareció que sonreía con disimulo, cuando la ví hacer eso, algo en mí cambió totalmente, me llené de ira y me fuí.
Llegué a casa y me juré a mí mismo nunca más dejar que volviera a herirme - se detuvo y la mirada suya que iba perdida y de frente, se fue al piso, guardó silencio por un minuto y nuevamente siguió - y como era de esperar... Ella volvió nuevamente como si nada, sin embargo esta vez, el diferente era yo. La ignoré por todos los medios posibles, hasta que una tarde varias sirenas de ambulancia me despertaron de la siesta, al salir para ver qué pasaba; observé como se apresuraban a sacarla en una camilla, mi corazón se detuvo... - volteó a mirarme fijamente - te juro Sash, nunca antes había sentido tanto miedo... Cuando las ambulancias partieron, ví en el suelo y encontré un pedazo de papel doblado en cuatro, había dejado bajo mi ventana una nota, la leí y no pude sentirme peor...
- ¿Ella murió? - interrumpí sin querer su relato.
- no, pero quiso hacerlo y quiso culparme a mí.
- aw... - noté su angustia, apreté más fuerte su mano - eso debió haber sido demasiado difícil.
- fue feo, no dormí por dos meses hasta que la dieron de alta.
- y... ¿Porqué recién me lo cuentas?
- ahora no solo confío en tí, sino sé que podrás entenderme sin juzgar.
Me quedé en silencio y un deseo genuino de abrazarlo me nació, lo hice.

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Gracias por el apoyo, lamento la falta de actualización, estuve muy ocupada defendiendo el grado de mi carrera :) espero les guste! 10 ❤️'s y seguimos con el capítulo 11.

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