Capítulo 5

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Hay muchas cosas que recuerdo de esa noche, su mirada ingenua y a la vez penetrante, su sonrisa dulce y sutil, pero lo que más me inquietó desde el principio fueron las últimas dos palabras que mencionó cuando iba a despedirse.

-Sasha- lanzó una sonrisa corta al vacío - me creerás loco, lo sé - yo me saqué del ritmo rápido y lo observé atentamente - pero presiento que tú serás un giro interesante en mi destino.

Me quedé muda, no supe cómo asimilar rápido las palabras que me decia, tanto que decidí dejarlas pasar, sería una carga mental muy grande para asumir en ese preciso momento por lo que sonreí y le quité toda la importancia.

- No pues... Me la he pasado mejor en el camino a casa que las tres horas en esa fiesta - hice un gesto simpático y busque sus ojos que se encontraban algo escondidos después de la frase que había soltado - gracias por acompañarme.

- pásame tu móvil - dijo sacando el suyo mientras lo programaba para el panel de contactos - tenemos que hacer esto más seguido.

Lo cogí entre mis manos y sentí un extraño cosquilleo, una emoción que aunque yo haya querido ocultar estaba ahí y la sentí fuerte, anote mi número y se lo entregue.

- Buenas noches Harry - le di un pequeño beso en la mejilla y sentí como se encogía, sonreí nuevamente y me aparte - vas con cuidado porfavor.

Asintió con la mirada y cerré la puerta.

No puedo negar que una indescriptible sensación pasó por mi cuerpo al momento de entrar, era muy parecida a esa sensación que sentías cuando eras adolescente y estabas empezando a saber sobre sentimientos, amor y esas chorradas que a mí me causaban estrés, un toque de magia y de surealismo acababan de suceder en mi monótona realidad y no pude evitar percibir el brote de cambio que desde ese día empezaría a ocurrir en mi vida.

Al acostarme sonó el móvil - "Es para avisarte que llegué bien, vives más cerca de lo que imaginé, ah y para darte las gracias, me la pasé increíble contigo." - mi corazón latió y decidí no contestar hasta la mañana siguiente, apague las lámparas y me quedé dormida.

Desperté de golpe gracias al reloj biológico que cargamos con nosotros, pensé que se me haría tarde para el trabajo y salte de la cama, cogí el móvil nuevamente para ver notificaciones y leí un masaje de Annet. - "Cariño, disfruta de tu primer domingo sin trabajar, desayuna bien y ve a hacer algo que te guste, tengo que contarte, quizás me paso más tarde, te quiero."

- uff - la angustia en segundo se convirtió en alivio, intenté volver a dormir pero ya no lo conseguí así que baje a la cocina a prepararme el desayuno, manejaba el móvil en las manos por donde fuera, nunca antes había tenido la necesidad de planificar tanto un mensaje de respuesta, de armar palabras y de releer y releer como cientos de veces. - "lo siento por no responder anoche, me pillaste por dormir y lo hice, gracias también, me divertí mucho contigo, espero pronto repetir algo parecido". - y después de cambiarle el orden, las palabras y el estilo, según yo, apreté enviar, espere nerviosa para ver si estaba "en línea" y no, no lo estaba, entonces observé por las ventanas y estaba lloviendo, muy usual en Londres, por lo que no encontré otra mejor opción que descansar en casa, solté el teléfono y me recargue en el sofá, me cubrí con dos frazadas y me quedé dormida.

Sonó el timbre y desperté en un instante algo fatigada pero con más vitalidad.
- ¿Quién es? - mi voz cansada se escucho en el auricular del teléfono timbre.
- Annet, ábreme. - apreté el portero automático, le quite el seguro a la puerta del departamento y esperé a que entrara en el sofá, recordé el móvil y esa tensión brotó nuevamente por mi cuerpo, "¿Habrá respondido?", Cogí el móvil y abrí los mensajes y no, si marcaba un "leído" pero no lo había contestado, algo de desilusión me llegó cuando vi eso, pero con la llegada de Annet pues no fue difícil pasarlo por desapercibido.

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