Capitulo 8

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Los días fueron pasando, las cosas iban de a poco tomando forma... Mis vacaciones y mi demasiado tiempo libre empezaba a acomodarse a mí; yo me estaba acostumbrando a tenerme ahí en todo momento, y la verdad me resultaba bastante emocionante.

Me inscribí a clases de yoga y empecé un curso de pintura con el cual me daba maña de artista, iba descubriendo de apoco muchísimas cosas.

Y... Pues él, él estaba ahí también, rondando mi nueva rutina con sus canciones, sus relatos, su compañía y entre tanto y todo, su sonrisa.
Salíamos bastante y congeniamos de una forma única; todo sobre él era fascinante, y todo sobre mí era aburrido, al menos para mí; aunque en sus ojos podía notar lo contrario.

- Oye... - interrumpió el silencio de la sala.
- ¿Ajah? - di la vuelta y frené de golpe, le estaba enseñando a hacer la mezcla de colores en acuarela.
-¿Cuál ha sido la locura más grande que cometiste por amor? - su mirada intimidante estaba clavada en mí de un extremo a otro del salón.
Empecé a reír nerviosamente - ¿A qué viene tu pregunta eh?
- no lo sé... - balbuceó un poco - te he contando tanto de mí y tú de tí, pero nunca hemos hablado sobre viejos amores y viejos sentimientos, además - se inclinó hacia adelante en el sillón - es una buena pregunta, tienes que admitirlo.
- uhmm... Tienes razón - me encogí con los hombros - la verdad, fue cuando tenía 19...

~Flash Back~

Las maletas estaban listas, algunas cositas básicas también, miraba ansiosa el reloj una y otra vez, él me había prometido que llegaría a las 5 de la madrugada por mí.
Yo sabía que lo que estaba a punto de hacer sería la cosa más estúpida de toda mi vida, pero yo me sentía segura de hacerlo, estaba segura de lo amaba como no había amado a nadie y aunque a veces quería no hacerlo, no podía evitar amarlo, él era lo más importante, lo más especial, creo que mucho más incluso que mi familia.

Una luz iluminó mi ventana; era él. Salí sigilosa para que mis padres no me escucharan y haciendo todo tipo de ademanes para que los perros no hicieran ruido, me despedí de ellos.
Cuando por fin estuve afuera, corri hacia sus brazos y lo tomé con fuerza, tenía una ambivalencia única de sensaciones, por un lado la tranquilidad de ser protegida, por el otro el miedo a que me fallara como tantas veces ya lo había hecho; él dijo que esta vez sería diferente...

- ¿No te falta nada verdad? - mientras conducía buscaba mi mano para acariciarla.
- no cariño, tengo todo... - estaba tan nerviosa que no lograba hablar bien, tenía miedo a que en cualquier momento mis padres despertasen y se dieran cuenta que había escapado; fue muy cliché de mi parte dejarles una nota explicando porqué, sin embargo igual quería desligarme del sentimiento de culpa que les haría vivir y no podía hacerlo.

Condujimos por horas, tantas que incluso perdí la señal del móvil, lo que verdaderamente fue un alivio.

- Bajaré a comprar cosas para el camino, ¿Vienes? - se detuvo en una estación de combustible que según ví estaba entre la interestatal de Rode Land y la de DesertState, era el camino más cercano a Malibú.
- Ve tú, te espero aquí - le di una sonrisa bastante cortada y me quedé en el coche.
- cariño no tengas miedo, sabes que esto es por nosotros, estaremos bien - se acercó a mí desde su lado del auto y me dió un beso en la frente antes de salir del coche.

Algo extraño sentí después de ese beso, no quería admitir que era un mal presentimiento en ese momento, pero ahora después de tanto pues, lo reconozco. Nuestros 3 años de relación caótica no eran un ancla en la que apoyarse ciegamente y yo lo sabía, sus constantes engaños, sus malos pasos y sus promesas a medias, me hacían dudar de todo lo que estaba a punto de hacer, sin embargo ya era muy tarde para arrepentirse.

Lo ví acercarse de lejos al coche y aunque la duda era una de mis principales preocupaciones, la verdad también era que no podía resistirme a él, lo sentía tan mío...

- ¡listo! - subió con una sonrisa y me miró de reojo - nena, no pongas esa cara, estaremos bien, no teníamos más opciones... Tus padres me detestan y aunque me esfuerce por ganarlos pues, estoy seguro que seguirán odiandome.
- lo sé cariño, solo estoy algo distraída, no te preocupes - noté su inconformidad con mi respuesta y sin contestar nada más, prendió el carro y partió.

Paul fué mi primer novio de secundaria, crecimos juntos, tal cual creció la relación, obviamente no siempre fue de la mejor manera; teníamos problemas absurdos pero infinitos, él tenía la mala costumbre de engañarme y pues yo la aún peor costumbre de perdonarlo, ya saben... Toxicidad de adolescente inexperta. Mis padres lo detestaban como a nadie, nunca estuvieron de acuerdo con nuestra relación, quizás la manera en la que me veían sufrir era la razón, o los rumores de que él estaba en un problema con venta y distribución de drogas, por eso mismo fue que decidimos escapar de una noche a otra, teníamos el plan de mudarnos a Malibú y vivir un tiempo con su hermano, luego hacer dinero y casarnos para así vivir en una caravana a las afueras de la ciudad, uff... Sin duda, el plan perfecto...
La verdad es que todo se veía tan fácil, hasta ese día, el día que todo se terminó.

Llegamos a Malibú, tenía apagado el móvil pues no quería que nadie interrumpiera la corta paz que había conseguido después de tanto luchar con mi conciencia.
- Dejaré aquí algunas cosas y me iré a la ducha, ¿Si? - se paró en frente mío y esperó realmente a qué mi gesto ya hubiera cambiado, pero no sucedía aún.
- claro cariño, vé... - me estiré de puntitas y le dí un beso, lo recuerdo tan bien, tal vez porque fue el último.
Me deslicé entre las sábanas sucias de la habitación que nos estaba compartiendo su hermano e intenté dormir, lo que fue imposible por la cantidad de alarmas que venían de su teléfono celular, juro que luché con las ganas de observar, sabía que habían solo dos desenlaces si decidía hacerlo; encontrar lo que tanto temía, la razón por la cual la decisión de huir estaba totalmente equivocada, o simplemente nada y acusarme de loca a mí misma como tantas veces lo había hecho ya.
Elegí hacerlo de todas formas y pues...

~Fin del Flash Back~

- ¡No! - quería reír pero intentaba disimularlo - osea que, ¿Llamaste a tus padres? - se tapó los ojos, creo que por lo nervioso que lo puso mi relato.
- Claro, ¿Que más podía hacer? - lo miré de reojo, algo triste ya que hacía mucho tiempo sin contar esa historia - no había manera de regresar caminando hasta San Francisco...
Se paró muy cerca y de frente - no estés de pena niña bonita - sonrió tiernamente y levantó mi quijada - esas cosas suceden muy a menudo - besó mi frente con extrema delicadeza y ternura.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y la sensación se me hizo tan familiar, lo atribuí a qué hace cuestión de nada había recordado la historia que más me perturbaba, me quedé paralizada por segundos hasta que recuperé el aliento.
- Ahora es tu turno - le respondí insistente - debes contarme cuál es tu tragedia.
- quizás... - dudó por un minuto y guardó silencio - o quizás luego, pero hoy ya no me apatece recordar.


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