Jazmín y Crisantemo

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—Como todos sabemos— comenzó a decir la Señora de las Rosas—Hace cien años la Dimensión de las Flores se vio devastada por las Guerras Oscuras...

—¿Eso tiene que ver? — preguntó la Señora de los Jazmines.

—Todo— dijo la Señora de las Rosas en un tono muy extraño.

—Déjenla continuar— dijo el Abuelo de la Rosa.

La Señora de los Jazmines le hizo un ademán para que continuara.

Como decía, hace cien años ocurrieron las guerras oscuras, algunas de ustedes eran muy pequeñas para recordar lo que sucedió entonces y el terror que se vivía— dijo mirando a algunas de las señoras—Y otros— dijo mirando a su padre— incluso estuvieron presentes en el campo de batalla.

Pablo y sus amigos la miraron un poco confundidos, ¿Cómo era posible que hubieran estado presente en una guerra que fue hace cien años? Pero, parecía que la Señora de las Rosas había leído sus mentes, porque se dirigió a ellos.

El tiempo funciona distinto en cada dimensión, y en esta, puede ser tan pausado que envejecemos lentamente— suspiró— Las guerras oscuras comenzaron cuando el hijo de la Señora de los Crisantemos mató a su prometido, el hijo de la Señora de los Jazmines; después del dolor que sintió por haber matado a quien más amaba se suicidó. Esas mujeres eran las madres de Zahara y Akina— dijo señalando a cada una— Después, como es bien sabido, quien realmente los asesinó fue el hombre de negro, aquel ser maligno que vino de una dimensión desconocida.

Esa fue la primera vez que tuvimos contacto con una persona de otra dimensión, y también fue nuestro primer contacto con uno de los espejos. Se arrestó al hombre de negro por sus crímenes, pero huyó cuando ocurría su juicio, ocasionando que no se obtuviera justicia. Al poco tiempo aparecieron los guardianes, aquellos hombres que buscaban al hombre de negro y los espejos. Habían prometido deshacerse de él y de los espejos, algo que de alguna manera calmó las aguas, pero, el miedo seguía presente.

Yo era muy joven cuando todo aquello pasó, tenía poco tiempo en que me había convertido en la Señora de las Rosas. Pero, al igual que al resto de los miembros del Tribunal Tulsí, hice un juramento donde prometía proteger el bienestar de la dimensión y si algún día portal se abría, debía notificarlo, si no podrían quitarme mi corona y nadie de la familia de la Rosa volvería a convertirse en una Señora de las Rosas.

Juré que protegería la seguridad de la dimensión, incluso con mi propia vida, de ser necesario, ya que si un tan solo hombre había provocado las guerras oscuras, ¿Qué sucedería si un mal mayor aparecía? Vi morir a muchos de mis amigos en aquellas guerras.

Pero durante muchos años no volvimos a escuchar sobre el hombre de negro, los guardianes y los espejos, podría decirse que las guerras oscuras tal vez habían sido solo un mal sueño o una pesadilla, y aun así, era difícil olvidar. Incluso hoy en día, sé que muchos las recordamos con mucha lucidez.

Al poco tiempo nació mi precioso hijo, Arán, el cual se convirtió en un hombre maravilloso. Cuando Arán recién había cumplido catorce años, que es cuando el tiempo comienza a ser mucho más lento para las personas de esta dimensión, mi esposo encontró a mi segundo hijo, Izán.

Verán, mi esposo había salido en un viaje en busca de unas piedras mágicas de las cuales había estado investigando desde que había estado en la Ciudadela Rosa, cuando aún era una escuela de hechicería. Estas piedras mágicas tenían la capacidad de curar cualquier herida o enfermedad, él creía que si las encontraba y experimentaba con ellas, podría lograr algo maravilloso.

La Mansión de los EspejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora