𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 - 𝑫𝑨𝑴𝑰𝑨𝑵 𝑾𝑨𝒀𝑵𝑬

TE QUIERO

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K A T H E R I N E
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           Mi felicidad era inmensa. La última vez que reí tanto fue cuando Ely quemo el pastel que estaba horneando. «Vaya que casi incendia mi casa.». Ahora, me encanta poder compartir con la persona que me gusta los viejos pensamientos que teníamos la primera vez que nos vimos.

Damián no dudó en confesar cómo llegue a llamar su atención. Fue sorpresivo. No imaginé que mirarme solo unos minutos harían que pensara en mi de otra forma, o como dice él «Aveces encuentras lo que buscas en la persona que menos lo imaginas». En poca palabras, fui inesperada en su vida.

“Ambos lo fuimos en la vida del otro”

Cuando la conversación se centró en mi, retrocedí al día que ambos nos acercamos por primera vez. Lo recuerdo bien. Damián empezó a mostrar más interés en lo que hacía, y acostumbraba aparecer donde yo estaba. Era molestó y demasiado necio, pero en cierta forma deseaba que estuviera allí para mi.

— No me di cuenta!— exclamó con descepción — Pensé que me odiabas…

— Y así fue en algún momento…— reí un poco — Tenía muchas ideas sobre personas como tu. Y los comentarios no te apoyaban mucho.

Resopló algo frustrado.

— Todos están equivocados — Rechazaba todo lo que se hablaba sobre el en la escuela — Nadie me conoce…, solo suponen cosas por que llevo el apellido Wayne.

— Y…., pues…— No estaba segura si hablar sobre esto.

Me frene. No tenía porque hablar del pasado. El jamás me cuestiono sobre la relación que tenía con Charlie. Tengo que hacer lo mismo.

— Puedes preguntarme lo que quieras Katherine, no pienso ocultarte nada — dijo él, alimentando mi curiosidad.

— No era nada!— Me puse de pie sonríendo. 

“Ni se te ocurra preguntarle eso Katherine!”

Camine hacia el ventanal que separaba el balcón de la habitación. Estire los brazos relajando mi cuerpo. Levante la cabeza y deje que el sol alumbre mi rostro. 

Todo era perfecto. 

— Te dejaré por el momento — Dijo Damián —Ahora que tienes tu ropa contigo, puedes cambiarte.

— Está bien — Me di la vuelta regalándole la mejor de las sonrisas — Nos vemos luego.

No sé si era por el sol pero el rostro de Damian parecía sonrojarse. «¿Estará bien?». Pasó la mano por su cabello. Suspiró profundamente y se dio la vuelta.

Permaneció en silencio hasta que decidió al fin dejarme sola en la habitación.

Yo me quedé observándolo.

— Espero poder darte la felicidad que te mereces — murmuré con el mas profundo deseo en mi corazón.

Antes de cambiarme di un par de vueltas tratando de entender lo que  acababa de suceder. No podía creer que al fin nos atrevimos a decirnos lo que sentíamos. 

— Esto es una locura — Murmuré volviendo a sentarme sobre la cama. Era imposible dejar de sonreír.

No perdí mucho el tiempo y me cambié rápido. «¿Quién se atrevería a desperdiciar minutos valiosos con el chico que te gusta?». Claro que no seré yo.