Capítulo Twelve - Especial

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Me ayudaron a caminar llevándome al edificio departamental donde reside Sooyoung, ingresamos y fuimos hasta el ascensor que afortunadamente estaba desocupado.

Joy marcó el número de su piso, la puerta se cerró y comenzamos a ascender.

Sentí como quería perder el equilibrio al no estar acostumbrado a usar un elevador y mis piernas hechas gelatinas. Ambos hermanos me sujetaron más fuerte.

— N-no es necesario —. Intenté liberarme, pero no pude.

— Claro que lo es, _______ —. Gruñó Joy.

— Esos golpes no se ven nada bien, amigo —. Abogó Jimin.

Por cierto, era un poco más bajo de estatura que yo, un centímetro a lo mucho.

— Debes reposar para que no te lastimes más de lo que ya estás —. Continuó —. Te lo digo por experiencia.

Liberando algunas risillas leves.

Esa última frase me hizo imaginar que el vicepresidente también debió haber sufrido éste tipo de agresiones, pero sus acciones son contrarias, no vive con resentimiento ni entró en el círculo vicioso del bully, más bien lo combate junto con Wendy.

Al abrirse el ascensor, un grupo de personas frente a la puerta ya esperaban su turno. Se movieron a los lados para darnos paso. Caminamos por los largos y eternos pasillos hasta llegar a una puerta en especial, la cual Joy se apresuró en abrir.

— Ah... Joy, ¿Ocurre algo?

Le preguntó una chica que nos vio ingresar. La mencionada al parecer no le hizo caso, continuamos caminando en medio de las miradas de las invitadas de su fiesta que se sumaban, la mayoría extrañadas.

Alcance a ver a las dos chicas de la noche anterior shockeadas, junto a ellas Wendy sorprendida, pero no vi a Yerim por ningún lado.

— Yerin —. Llamó Jimin —. Tráe el botiquín de primeros auxilios que está en el comedor —. Ordenó.

La nombrada asintió y se fue.

Lejos de sentarme en uno de los enormes sillones de su sala, me subieron por unas escaleras sin mucho esfuerzo de mi parte, hasta un cuarto.

— Oppa, recuéstalo en mi cama.

Y eso hizo el mayor. A duras penas podía aguantar el dolor de mis músculos durante el proceso, pero me sentí más aliviado al recostarme sobre la suave y cómoda cama.

— Jimin-oppa, ¿Me puedes dejar a solas con él?

Este la miró extrañado, pensando en negarse a hacerlo.

— Por fa... — Imploró la chica agudizando su voz.

— Okey... — Respondió rendido —. Y tú —. Giró a mí —. Cuidadito.

Advirtió con seriedad, al grado de lograr intimidarme. Sin duda alguna, me iba a hacer la vida imposible cuando se enterara de que su hermana menor quiere conmigo.

— No seas ridículo, oppa.

— No, le estoy diciendo que se cuide de ti.

Y se retiró del cuarto riendo.

— Imbécil...

Refunfuñó la chica rodando los ojos, para después acercarse a mí.

— El auto de Yerim, ¿Verdad? — Preguntó proyectando seguridad de que yo lo confirmara.

Se sentó en el borde de la cama sin despegar su mirada de mí.

— ¿C-cómo lo sabes? — Cuestioné intrigado, y ella me respondió —. Karina y Wendy-unnie me lo dijeron, y perdón por lo que Somi te dijo.

Corredor desadaptado (Yeri y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora