Epílogo (La canción de Patricia)

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Muchas cosas han pasado desde que emergí a la superficie, es difícil describir las sensaciones, los sentimientos encontrados, las noches de insomnio en el balcón rememorando todo lo que pasó, aún escucho en mi cabeza esas voces del pasado, pero ahora son voces de calma, de alegría y de paz, hace tiempo que no uso mi arma con fines bélicos, ahora la uso por diversión, ciertamente no soy la chica joven y rebelde que llegó a la ciudad en busca de cumplir su gran sueño, ahora soy una mujer octoling adulta, trabajé muy duro por varios años para llegar a donde estoy ahora ¿valió la pena la aventura? A pesar de los tropiezos, a pesar de los imprevistos, a pesar de las noches y días sin fin, haber huido de la muerte infinidad de veces, pelearme con todos, caer hasta el fondo más de una vez, perderlo todo... a pesar de eso y más... valió la pena.

Me había convertido en una leyenda del asalto almeja, ganando muchos campeonatos como jugadora, luego como entrenadora, y ahora era mánager de varios equipos altamente competitivos de la liga, además, Marina me había enseñado a tocar el bajo eléctrico, era un buen pasatiempo, y me relajaba, esos sonidos profundos y sus vibraciones amplias, era el sonido de mi pasado, era como revivir esa infancia perdida.

Perla: Veo que trajiste todo

Marina: Así es, siempre tiene que ser perfecto, como a él le gustaba

Yo: El mundo no es igual desde que se fue... a veces me cuesta aceptar que es así, y hago de cuenta que está en algún lugar del fondo abisal, en alguna misión

Agente 3: Tal vez así sea

Mar: Como él decía, no se termina hasta que suena la bocina

Tina: yo nunca pierdo la esperanza de verlo regresar

Agente 4: Ánimo, recuerden que siempre le gustaba festejar su cumpleaños

Todos: ¡Feliz cumpleaños, capitán!

Guardamos un minuto de silencio frente a una enorme estatua que habitamos construido cerca de una de las playas, era su lugar favorito para descansar del mundo cuando no estaba en servicio o en medio de alguna aventura

Yo: Bueno, casi es hora de volver al centro de Cromópolis, hay que trabajar mañana

Inkling niño: Mami, ¿Ahora sí podemos comer pastel?

Yo: Claro que sí, la tía Perla tiene todo preparado en su casa rodante

Marina: Dirás mansión rodante

Perla: Ay, cómo eres (se sonroja)

De nuevo esa luna, esa enorme piedra brillante en el firmamento, tan grande, tan hermosa y siempre puntual, la recuerdo como el primer día, recuerdo mis primeros pasos por la playa artificial, recuerdo ese resplandor sobre el mar, tan arriba del fondo abisal, y hoy desde arriba hacia ver el fondo aún más profundo de lo que yo recordaba, era eso, o el nivel del mar seguía subiendo, de cualquier manera, era hora de compartir un lindo momento alrededor de la fogata.

Inkling niño: tía Marina ¿juegas conmigo?

Marina: Por supuesto, mi cielo, ahí te va un pase largo.

Inkling niño: ¡Mi almejón!

Yo: ¡Lemy, no te alejes tanto!

Anciano: Se te cayó esto, pequeñín

Lemy: Gracias, señor... oiga, me gusta su gorra, es como la de la estatua

Anciano: ¿Estatua? (contempla la estatua) vaya, es mi viva imagen, siempre tan guapo y fornido

Marina: No... no puede ser...

Todos: ¡Capitán Jibión! ¡Regresó!

Capitán: ¿Eh? ¿cuándo me fui?

Las Memorias de 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora