𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟹 "𝙽𝚘 𝚑𝚊𝚢 𝚖𝚎𝚗𝚝𝚒𝚛𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚜𝚊𝚕𝚐𝚊"

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Fui hasta donde me indicaba y me senté. Era imposible no sentirse inquieto mientras Louis seguía ahí, mordiéndose el labio, mirando al suelo con los ojos entrecerrados.

— Esta... es toda la historia – empezó a decir lentamente – no es... no es lo que estaban diciendo. No empezó así.

— No lo pensaba – dije con suavidad.

Resopló.

— Supongo... Bien, supongo que todo empezó antes de que yo siquiera hubiese nacido. En el tiempo en que mi madre conoció a mi padre biológico, Ed Pierre, en el instituto. Empezaron a salir el primer año, y luego mi madre se quedó embarazada de mis unos meses después. Y, naturalmente, mis abuelos, católicos estrictos, deseaban que se casaran. Supongo que las cosas fueron bien hasta después de que yo naciera, no estoy muy seguro en realidad. A mi madre no le gusta mucho hablar de ello, y no puedo culparla.

Mientras él hablaba, me fije en que cerraba las manos en puños a los lados del cuerpo, y en que otra vez tenía ese tic en la mejilla.

— Pero estoy seguro que ya te habrás imaginado que Pierre no era buena gente. Después de un tiempo, empezó a tener problemas con las drogas y el alcohol. Supongo que la relación con sus padres no era la mejor, y que tener un hijo a los dieciocho años no le hizo ningún bien. Eso no le disculpa, en cualquier caso. Mi madre, no obstante, lo quería, ¿sabes? A pesar de todo lo que había hecho, a pesar de que la trataba como si no valiera nada. Pero entonces comenzó a golpearla. Y la primera vez que me puso una mano encima, ella corto fin.

Louis estaba andando de un lado a otro, pasándose los dedos por el pelo, lo que me distraía: por un lado, intentaba escucharle y al tiempo no dejaba de moverse.

— Llamo a la policía, le pidió el divorcio y todo lo demás. Nos mudamos a casa de mis abuelos. Aunque el juez dicto un orden de alejamiento contra él, mi padre nunca le hizo mucho caso. Venía a todas horas, noche y día, golpeando las puertas, gritando que mi madre no podía separarme de él. Costo tiempo, pero al fin dejó de hacerlo, y pensamos que todo había acabado. Y entonces mi madre conoció a Chris.

Chris debía de haber sido el padre de Lottie, el último marido de Johanna.

— Chris fue desde luego un cambio para bien respecto a mi padre biológico – dijo Louis – La cara que ponía era distinta. Más suave, más nostálgica – Entro un día a la cafetería, y aunque suene estúpido decirlo, creo que fue amor a primera vez vista para los dos. Juro que jamás había visto a mi madre más feliz que cuando estaba con Chris, así que se casaron poco de conocerse. Él era de los buenos. Exsoldado. Me ayudaba con los deberes, me enseño Matemáticas, a jugar al béisbol, echaba una mano con el negocio siempre que podía, hacia todas esas cosas con el resto de la familia y...

— Él fue tu padre.

Resulta obvio por el modo en que hablaba de él y por la cara que ponía, que Chris era el hombre a quien consideraba su verdadero padre. La sangre no tenía nada que ver con esto.

Louis se detuvo, acercándose lo suficiente para mirarme.

— Si lo fue – Se quedó en silencio un rato.

— ¿Y entonces... Lottie? – pregunté cuando el silencio se alargaba.

— Lottie – Louis dejo escapar una breve sonrisa – Lottie fue una sorpresa inesperada. La quiero, no me malinterpretes, pero desde luego es un bichillo – Tan pronto como esa sonrisa había aparecido a la mención de su hermanita, se fue – Pero antes que naciera... Bueno, fue entonces cuando sucedió todo. Naturalmente puedes imaginarte que mi padre biológico no estaba para nada contento que mi madre se hubiera casado con otro hombre y que fuera a tener un bebe con él. No sé cómo se enteró, pero lo hizo.

En 27 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora