- 𝐈𝐈𝐈 - Asesina

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ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵗʰʳᵉᵉ

ᵐᵘʳᵈᵉʳᵉˢˢ

Dark se pasó las manos por el pelo muy frustrado

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Dark se pasó las manos por el pelo muy frustrado. Caminaba de un lado a otro pensando sin parar. Tenía la mente nublada y es que estaba muy perdido y sin saber cómo solucionar la situación. Olimpia se encontraba sentada contra la pared y Logan pilotaba la nave, mientras que Hefesto le hacía compañía en el asiento de al lado.

Dark no sabía qué iba a decirle al Ancestral. Cuando pertenecía a los Black Hunters, nunca tuvo ni una sola duda en medio de su liderazgo, siempre supo qué hacer o si había algún imprevisto cómo solucionarlo, o en todo caso, esconderlo de su padre.

Ahora estaba completamente bloqueado.

—Olimpia, ven conmigo —ordenó.

La guerrera se levantó sin decir una palabra, y Hefesto los miró confuso por la repentina orden de Dark.

—Oye dios griego, ojos en los controles. Llegas a tener una mínima distracción y podríamos estrellarnos —dijo Logan a la vez que chasqueaba los dedos en la cara del dios.

— ¿No te parece rara la orden de Dark? —inquirió con curiosidad.

El historiador chasqueó la lengua y se encogió de hombros indicando que no le importaba ni lo más mínimo lo que esos dos hicieran. Luego señaló un botón rojo sin tocarlo.

—Este botón, no lo toques por nada del mundo a no ser que sea una emergencia.

— ¿Por qué?

—Porque no.

— ¿Pero por qué?

—Pues porque no, punto.

— ¿Pero por qué no?

— ¡He dicho porque no! ¡Ya está!

Hefesto amagó a pulsar el botón para descubrir cuál era su función pero Logan le apartó el brazo de un manotazo. Una pequeña pelea de más manotazos y collejas comenzó entre los dos compañeros y Logan agradecía que la nave estuviera en modo automático porque si no, ya habrían muerto.

Mientras tanto Dark llevó a Olimpia a la zona en la que El Depredador estaba atado e inmovilizado. Olimpia se dio cuenta de que el traficante comenzaba a despertar después de un buen rato inconsciente. Dark se pasó una mano por la barbilla suspirando y extendió el brazo hacia El Depredador.

—Pégale.

Ella dirigió su vista al hombre quién ya tenía los ojos bien abiertos e intentaba liberarse de las cuerdas, aunque fuera inútil. Posó su mirada en el líder de nuevo y ladeó la cabeza sin entender muy bien la orden.

— ¿Qué?

—Que le pegues. Dale un puñetazo, lo que sea —repitió.

Ella se negó rotundamente.

La Orden de Horus ➻ 𝐆𝐚𝐥𝐚𝐜𝐭𝐢𝐜 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora