Besos A Distancia | Fanfic Caché | TERMINADA

Capítulo 5

Daniela Calle

Los Álamos – Norte de México

Al día siguiente

10:26 a.m.

En ocasiones la solución a todo es simplemente compartir un momento de risas junto a las personas que te hacen bien.

Que sencillo es.

No necesitas lujos, dinero. No necesitas lugares exóticos o comidas costosas en restaurantes famosos. No necesitas vestir con ropa cara, y mucho menos hacer alarde de cosas materiales.

No.

Tan solo necesitas un momento del día junto a tus verdaderos amigos, junto a esas dos o tres personas que pase lo que pase, jamás te abandonarían. Y en realidad, si llegas a tener a esas personas leales a tu lado, considérate lleno de fortuna.

No muchos tienen el privilegio de tener amigos.

— Creo que cuando Alejo tenga su hijo, lo llamará Tilín –escucho decir a Brisa que está a unos pasos de mí, yo la miro y le asiento mientras sigo esquilando a la oveja que tengo al frente.

Estamos desde temprano en el pequeño granero de la granja esquilando a las ovejas, mis amigos vinieron a ayudarme mientras mi papá fue a la ciudad a unas cuatro horas del pueblo. Según lo que me contó, tenía que hacer unas cosas. No especificó el qué y tampoco quise preguntar, luego se lo preguntaré.

El clima de hoy ha estado un poco más frío de lo normal, 7°c. Eso sumado a ciertos vientos que hay, según la aplicación en mi celular, se pronostica un poco de lluvia para hoy.

Y hablando de mi celular, aún tengo la notificación del correo nuevo en mi pantalla. No tengo que ser un genio para saber que se trata de la mujer odiosa que me escribió por el correo equivocado.

¿Quién más podría escribir esto?:

» Re: Mamoncita tú.

La verdad me causa hasta gracia, ya veré que es lo que tiene por decirme cuando me desocupe en la noche.

— Bri... -Kim habla detrás de nosotras haciéndome salir de mis pensamientos, veo como Brisa alza su mirada y la observa.

— ¿Si?

— Ehmm... -Kim se aclara la garganta —¿Angie sigue tratándose de acercar a ti? –yo dejo de esquilar la ovejita para mirar a Kim, le frunzo el ceño y luego vuelvo a ver a Brisa, mi amiga traga en seco y se pasa un mechón del cabello por detrás de la oreja.

— Si –responde simplemente y cuando creo que no responderá nada más, continúa —me la encontré hace unos días de camino al sendero, yo iba en la carreta con los envases de la leche para llevárselos al señor Juanito –ella suelta un suspiro corto —Angie iba montada en Black y me acompañó durante todo el camino sin decir nada más que un hola.