Capítulo 5: Intenté cambiar el final.

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SANTIAGO.

La carrera de arquitectura es muy bonita y agradable hasta que una maqueta no te sale bien o pasas toda la noche en vela haciendo una entrega final para que al final tu profesor la vea y simplemente diga: Es un asco.

Suspiro frustrado con la maqueta en mis manos. No es mala, en realidad otro profesor me dijo que sería buena para otro contexto.

Ya casi me gradúo.—susurro en mis adentros para darme ánimo.

Nunca sé qué hacer con mis maquetas. No puedo guardarlas todas, pero se siente feo tirarlas a la basura.

Decido conservarla hasta que haga otra, por lo que la sostengo mejor en mi camino a la residencia porque hoy decidí no ser flojo al venir caminando y obviamente ya me estoy arrepintiendo de ello.

A un par de metros de llegar ya me está esperando Francis.

Si hay alguien que me desagrada es él.

—¿Qué tal te fue?—pregunta.

—Escuchaste mi crítica. No es necesario esto.—murmuro, sin dejar de caminar.

—Pudiste haber hecho...

—Tengo la oportunidad de costear un asesor en caso de quererlo, gracias.

Al casi llegar a la calle que me lleva a mi residencia, me detengo al ver en una esquina a Victoria.

No quiero sonar egocéntrico, pero ella ni siquiera tiene clases cerca de aquí, así que siento que me está siguiendo.

A ver; es escuchar a Francis con sus estupideces o buscar la manera de ser amable con ella para que no se haga daño.

Suspiro, retomando mi paso.

—Yo saqué un noventa.—le sigue Francis.

—Pues qué bien por ti.

Él es muy arrogante y desde el inicio ha sido sumamente competitivo conmigo. Cada vez que yo hacía algo mal, se burlaba. Cada vez que hacía algo bien, me decía que iba a superarme en cualquier momento.

—¿Sabes? Hay personas que no se gradúan en el tiempo que decía el folleto.

—Pues que bien por ti, ya no tienes que preocuparte.—encojo los hombros.

No suelo ser una persona grosera, en realidad me considero amable, pero con Francis he aprendido a defenderme.

Fui tan ingenuo que incluso le pedí que fuéramos compañeros de equipo para llevarnos bien.

Se burló, le dijo a todos que estaba enamorado de él, e hizo el trabajo solo.

Coincido con las mismas personas en más de una clase, así que todos ellos creen que soy homosexual, que Victoria era mi tapadera y que tengo algo con Dave.

No me interesa, la verdad. No es como que tenga algo de malo si lo fuera.

Lo incómodo fue rechazar a un par de chicos que me coquetearon porque no soy muy bueno rechazando a las personas.

Aunque uno quiso conocerme de todos modos y fuimos al cine, lo que fue divertido. 

—No lo necesito, me gradúo con honores como el mejor de la clase.

Rio, intentando fingir que no vi a Victoria cuando paso a su lado, pero no tarda en alcanzarme para caminar a mi lado.

—Pues que bien por ti.

—¿Es lo único que vas a decir?

—Sí. 

Estamos a nada de la residencia en la que él también vive, por lo que me volteo para sonreírle.

Sin voz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora