Capítulo 5. Amigos

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Narra Painter

Pasaron semanas desde que comencé a ejercitarme. La verdad estaba asombrado, Jeff hasta me daba de vez en cuando algunos batidos de proteínas deliciosos o incluso compraba comida para ambos. Bueno, robaba.

Me era bastante extraño que me ayudara, ya que yo me ejercito desde que me dijo que sólo podía sacarlo si era a la fuerza. Pero parecía no preocuparse por eso. No sabía si simplemente no tenía confianza en que lo lograría o no le creía capaz de sacarlo.

Suspiré viéndome en un espejo, me veía más fuerte, pero no lo suficiente. Aunque me alegraba que ya no me pareciera tan sorprendente lo que pasó la otra vez en la tienda donde conseguimos las pesas.

Podía hasta levantar a Jeffrey, de hecho, extrañamente me parecía muy liviano.

—¿No vas a dejar de hacerlo?-Preguntó riéndose. Su mirada de vez en cuando se iba a mis manos o a la pared. Pero no quería verme a la cara.—Dios, ya te dije que no es extraño, soy mucho más pequeño que tú, maldito Everest de mierda.

—Ja, eres tan pequeño que siento que ahora sí podemos pelear de manera justa por la cama.-Me miró asombrado, haciendo que quedáramos bastante cerca.

Oh, ya veo porqué no lo hacía.

—¿Qué? ¿Quieres besarme?-Susurró burlón, pegándose a mis labios, quedando sólo a milímetros. No me aparté, miré sus ojos sin saber qué hacer y luego él se alejó un poco, riendo con un suave color rosado en sus mejillas.—Al menos invítame un café, ¿No~?-Rió un poco diferente, algo más... Coqueto.

—Qué tal si, el que pierde debe dormir en el sofá.

—Qué bien que ya tiramos el feo y tenemos este. No me parece tan malo, mejor subimos la apuesta.-Sonrió en grande dándome algo de interés.

—Okey, te escucho.

—Mh...~-Caminó al rededor.—El que pierda deberá hacerle un favor al ganador, la cena y dormir donde el ganador diga ¿Te parece?

Sonreí por la adrenalina que me causó la apuesta y asentí.

—Hecho.

Ambos nos sentamos en la barra de mármol que colocamos en la cocina y nos pusimos en posición para hacer un juego de vencidas.

—Uno.

—Dos.

—¡Tres!-Dijimos a la vez para empezar, ambos nos sorprendimos. Él me estaba ganando pero con algo de dificultad.

—Auch.-Fingí a lo que me miró y de inmediato aproveché para ganarle.— Awww~ Te importo, ¿No es así?

—Wow~ eres un tramposo de mierda.-Rió, reaccionando bastante mejor de lo que pensé.—Agh, okey, okey... ¿Qué quiere que haga, su majestad?

—Es "mi lord".-Hablé con aires de grandeza.

—Hijo de...-Reí por eso.

—Mhn, deberás traer una cama tamaño queen y tirar la individual que tenemos en el cuarto. Luego quiero que cocines carne de dos pulgadas con romero, lo sirvas con vino rojo separado, hagas una salsa con alcohol evaporado y en la noche te diré dónde dormirás.-Se sorprendió por eso y rió algo molesto.

—La próxima vez te quebraré el brazo de verdad.-Tragué pesado viéndolo sonreírme con un poco más ternura de lo esperado.

—Ahh, okey.-Gimió harto y caminó a la puerta para salir.— Ya vengo con lo que me pidió, "mi lord".-Canturreó eso último con esa risa potente que tanto lo caracterizaba.

Me sorprende bastante que alguien tan jodidamente ególatra de verdad haya aceptado ser el perdedor a pesar de que yo hice trampa.

Prácticamente se prestó a ser mi esclavo. Como si le diera igual.

¡Mierda! Pude decirle que saliera del maldito departamento y no me volviera a joder.

Ahh, no lo sé. Desde que me dijo que es la primera vez que tiene un hogar bueno me lo he pensado mucho.

¡Lo peor es que lo dijo cuando este lugar era un basurero!

Ahora luce bien gracias a él, no debería pensar en sacarlo. Últimamente ha sido muy agradable. Aunque de vez en cuando me asusta que me envenene con la comida o me mate mientras duermo. Pero no sé, es mi mejor amigo por el momento.

Acaricié mi nuca. Mejor sólo lo espero y pienso las cosas.

(...)

Ya lo tenía más claro, bueno, algo así. No iba a dejar de hacer ejercicio, la verdad eso me unía mucho a él. Sentía que tenía su apoyo por completo y me daba muchos cumplidos. Todo depende de cómo sea de ahora en adelante. Supongo que antes también era amigable y gracioso pero, no lo veía así.

Digo, tal vez era muy amargado. Pero no es mi culpa, normalmente estoy serio, es raro que sonría. Sólo él me hace reír porque es un payaso.

—¡Ya llegó tu sirviente!-Gritó haciéndome alegrarme. Fue directo a la cocina refunfuñando.—Yo matándome para traerte tus caprichos y tú babeando al verme.-Se rió y dejó las bolsas en la barra para luego jalarme hacia la cocina.

Le miré con una sonrisa por eso.

—Jeff.-Regañé sin molestia ni nada. Me miró alegre y se alzó de brazos.

—Sólo digo que si ya tenías el fetiche de tenerme de esclavo pudiste decirme. No cobro mucho.

—Oh, ¿Entonces eres un barato?-Me miró pícaro y rió algo ronco pero suave.

—Sólo para ti.-Se fue a sacar los sartenes robados con tapa y comenzó a calentar uno para después colocar la carne.

—Ya verás Bloody, en la próxima apuesta te haré trizas.-Eso me hizo tener una duda. Supongo que su nombre es Jeffrey o Jeff y sólo le agregaron lo demás. Eso quiere decir que su identidad ya la conocen todos los policías.

—¿No te molesta no poder vivir como una persona promedio?-Pregunté se la nada, admirando su piel blanca como papel.

—No tanto, aunque hay cosas que quisiera hacer y no puedo como... Ir a la playa. Quiero viajar, ¿Sabes?-Asentí mientras lo veía cocinar.

—Je, se pone a fuego medio bajo, tontuelo. Sino se quemaría.-Lo tapé y me quedé mirándolo, estaba justo detrás de él, con mi cuerpo pegado al suyo. Acaricié su mano con cariño y mis ojos se entrecerraron con lentitud. Era bastante suave su piel. No tenía ningún bello. Olfateé su cuello y él me miró a los ojos unos segundos.

—¿No sientes que te quemas?-Susurró sobre mis labios. Me confundí hasta que vi mi mano y grité por tener un dedo sobre el sartén.

—¡Ihhhh!-Chillé y moví mi mano con velocidad por la terrible sensación.

Él sólo soltaba carcajadas y me llevaba a la llave que instalamos para ponerme agua fría. Me dejó con la mano ahí, haciendo que el chorro de agua catera sobre mi mano y de mi mano fuera a una vasija. No íbamos a gastar agua tampoco.

Cerró la llave y puso hielos que teníamos en el congelador.

—Awww, qué romántico~.-Se burló con sarcasmo y yo me avergoncé, riendo ocultado en mis hombros.

—Agh, cállate.-Susurré apenado, causándole más risas que me hacían mirarle sonriendo.

Gentle Artist (Bloody Painter x Jeff) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora