Capítulo 4. Ejercicio

256 39 11
                                    

Narra Painter

Ya me imaginaba cómo sería yo en la cárcel cuando sentí que me elevaba.

—Ay, idiota. Debiste decirme. Y vas a pagar haber tomado mis cosas.-Gruñó.—Si se rompe, te rompo a ti.

Estaba tan asombrado que ni siquiera presté atención a su advertencia. Bueno sí, pero fingiría que no.

¿Me estaba cargando a mí, a las pesas y al candelabro?

Okey, estoy aún más molesto.

—Wow, llevas más de lo que pensé.

—¡Sólo sácame de aquí! ¡Están por entrar!-Asintió riendo y miró al rededor.

—Mh, bien.-Me elevó hasta la ventana donde pude salir y correr a casa. Pero miré hacia atrás confundido al no verlo ir conmigo.

Escuché que entraron y yo me apaniqué. Mierda, no lo quiero en mi casa pero... Me salvó. No puedo dejarlo ahí.

Dejé todo a punto de correr pero, escuché fuertes golpes metálicos y gritos de dolor.

No sabía qué pensar.

¿Quién está siendo golpeado y quién está golpeando?

Al escuchar la risa sólo hice una mueca. Y por un momento me preocupé. Acaricié mi seño molesto, moviendo mi pie de arriba a abajo con velocidad. Ese presumido mató a todos por gusto, ¿No es así? Salió por la ventana como si nada, con manchas de sangre pequeñas, sólo líneas y una que otra gota en su ropa. Me miró relamiéndose los labios, cargando unas pesas enormes para mí. Me crucé de brazos.

—¡Tienes idea de lo peligroso que fue eso!-Asintió riendo y cargó su mochila.

—Ja, ja~ sólo lleva tu caja y vámonos, Painter.-Hice lo mencionado, caminando a su lado con mi seño fruncido. Es un presumido, es un maldito ególatra.

¿Por qué lleva todas las pesas?

Un chico se acercó, con una máscara azul y Jeff le chifló.

—¡Qué pedo, guapo!-Rodé mis ojos quedándome de pie para esperarlo. De aquí a que termine de hablar con sus amigos.

—¿Quién es él?-Preguntó mientras lo saludaba con un choque de palmas y un apretón de manos, para luego darle una palmada en la espalda.

—Él es Bloody Painter, es un amigo.-Me sorprendí por eso... ¿Amigo? ¿Me ve así?—¿Qué haces aquí?

—Vine por lo mismo que ustedes. Nunca acabarás si lo haces solo.-Asintió sonriendo.—¿Me dejaste algunos policías o llegué tarde?

—Bueno, te dejé varios muertos.

—No mames. Iré antes de que se pudran sus riñones.-Le miré asqueado debajo de la máscara y seguí caminando al ver que aún avanzaba.

—Ese era Jack, también vive en la Creepy house. Si ocupas alguna arma puedes decirle que vienes de mi parte y te dará lo que quieras. También tiene bolsas de sangre, aunque tal vez te pida algo a cambio.

Asentía con lo que decía, hasta que pronto llegamos a aquél enorme pero desecho lugar cerca del bosque. Entramos, a lo que muchos me miraron mal, pero cuando Jeff pasaba no nos querían ver.

No lo entendía del todo, pero ya me esperaba el porqué.

—Vaya, te tienen mucho miedo.-Comenté al entrar al departamento. Asintió riendo, haciendo una sentadilla para bajar las pesas que cargaba. Son tantas y yo no podía ni cargar bien las pequeñas.

Me siento tan molesto.

—Claro, llevo 13 años siendo un asesino profesional.-Me asombré demasiado. Prácticamente vivía con un sicario, o peor.—¿Y tú?

—Sólo 1 año.-Me miró asombrado y luego miró las pesas.

—Vas demasiado bien para llevar tan poco.-Me dio una palmada en el hombro y sonrió.—Bueno, primero calienta, estira, ejercita, luego has cardio, de nuevo calentamiento y estira para acabar. Así te dolerá menos y tendrás más energía. Pero deberás comer más si no quieres desmayarte a la primera.-Se burló y me dio un guiño para después irse a la habitación.

Suspiré asintiendo. Qué pesado sería al inicio. Pero, lo haría un hábito; quería llegar a cargarlo al menos como él hacía conmigo. Quería demostrarle que también era fuerte.

¿Superar 13 años? Mierda, eso iba a ser difícil.

(...)

Era de día, estaba cargando las pesas con dificultad y cada que Jeff pasaba me acomodaba la postura y se me quedaba viendo a lo lejos. Era algo molesto, tal vez deba hacerlo a escondidas la próxima vez. Hay un cuarto extra, podría limpiarlo y usarlo de gimnasio.

Bueno, creo que Jeff ya lo limpió y le puso la resina. Sólo tendría que robar los aparatos.

—Hey, te vas a lastimar, no empieces por lo pesado de golpe.-Me quitó la pesa y me puso una más acorde a mi fuerza. Yo le gruñí algo molesto.—De nada, mocoso.

—Ni siquiera sabes mi edad.

—Eh... ¿25?-Okey, se acercó bastante.

—26.-Corregí, aunque él sonrió victorioso.

—Yo también tengo 26.-Eso fue bastante extraño, según lo que me dijo antes debió empezar hace 13 años, por lo que inició como asesino desde que era sólo un adolescente.

—¿Eres asesino desde pequeño?-Pregunté algo asombrado, lo había dicho algo bajo por si acaso. Dejé las pesas de lado, ya estábamos hablando y me entretenía demasiado con él.

—Sí, asesiné a mi supuesta familia y luego de joder media ciudad, viví en callejones, casas abandonadas y con mis amigos hasta hace... ¿Hace cuánto llegué aquí? Mh, una semana creo.-Rió con una mirada llena de brillo a pesar de todo lo horrible que había dicho.

Se veía tan alegre, tan orgulloso y feliz. Parecía bastante optimista.

¿Es la primera vez que no vive en un basurero?

No sé qué hacer, acaricié mi seño fruncido asintiendo.

—Vaya, eras... Muy joven.- Respondí pausado. Lo miré por todas partes, analizándolo. Observé su boca cortada y sonreí.—¿No se te salen las bebidas por ahí?

—Claro que sí, hasta los dulces y una vez se me atascó una paleta porque, los músculos no están cortados. Obviamente, sino no podría hablarte en este momento.-Acarició su sonrisa tallada y luego me abrió la boca.

Era enorme, circular. Me sonrojé un poco al ver todo ahí, podía notar sus músculos con líneas de luz que pasaban por los huecos que tenía su sonrisa.

Sentí la sangre acumularse en mis mejillas, me atonté un poco. Nunca he tenido ese tipo de contacto con alguien. Está tan cerca, abriéndome su boca para que lo...

—¡Hey! ¡¿T-te está sangrando la nariz?!-Se rió a carcajadas haciéndome ahogar un grito y cubrir mi nariz.

—¡N-no es...!-Dios, ya lo sentí. Puta madre.

Corrí al baño escuchando sus carcajadas a lo lejos, me puse rojo y me quedé ahí encerrado, escuchando coqueteos afuera de la puerta.

—¡E-es por el calor!

—¡Es el calor que yo te causo!

—¡Jeff!

Gentle Artist (Bloody Painter x Jeff) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora