3. Recuerdo II: murmullos a la vuelta de la esquina

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Sé qué todos le dijeron que no confiara en mi, que sus amigas intentaron convencerla de que se alejara de mi, pero ella jamás me dijo nada, nunca dejo de sonreír cada vez que yo iba por ella a su salón, nunca dejo de sonreír cuando la llevaba a su casa después del colegio.

La quería solo para mi, no me gustaba que la miraran, odiaba la forma en que ellos se le acercaban, como ellas la fulminaban con la mirada e incluso como sus ojos verdes perdían brillo cada vez que alguna de ellas se acercaba y me ofrecía "pasar un buen rato" sin ningún tipo de vergüenza.

Desde que salí con ella la primera vez deje de tomarle atención al resto de las chicas, ellas hacían sus berrinches odiosos y más de alguna me gritó "hijo de puta" "cabron insensible" y un montón de palabras que para mi eran vacías y poco importantes.

Sakura aprendió a ignorar sus palabras crueles y sus miradas. Ella sólo tenía ojos y sentidos para mi.

La chica tímida comenzó a desaparecer a medida que pasaban los días.

Ella era divertida, tenía una inteligencia única y un sentido del humor inigualable.

Muchas veces me di cuenta que en su presencia yo no era un amargado frío y cruel, con Sakura yo reía y decía más dos frases sin sentirme incómodo.

Ella era una persona de piel, siempre estaba tocándome, a veces sacando el cabello de mi frente, otra veces pellizcando mi nariz o simplemente abrazándome como si yo fuera un oso de peluche.

Me costaba ser normal con esa chica, siempre sentí incomodidad por las muestras de afecto, no me gustaba que nadie me tocara a no ser que sea para tener sexo, pero con ella yo reprimía mis ganas de ser hostil y me dejaba querer por escasos minutos.

Sakura nunca me exigió nada, ella jamás pidió algo que no podía darle, se veía feliz con solo verme en las mañanas, con solo escuchar mi nombre en sus labios.

Los rumores caían pesados sobre ella, un día la encontré llorando bajo un árbol.

—Sakura

Ella limpió sus lágrimas y trato de darme una de sus tiernas sonrisas.

—¿Por que estas llorando?

—no es nada Sasuke-Kun..

Me senté a su lado y la miré mientras ella se sonrojaba, me gustaba provocar eso en Sakura, adoraba como sus pupilas se dilataban y su respiración se agitaba, ella era hermosa como ninguna otra, suave y frágil.

—dime qué pasa

Nunca fui muy amable, pero creo que ella entendía que era parte de mi personalidad ser un poco frío y que no era nada en contra suya.

—una de esas chicas fue un poco cruel, pero es una idiotes yo no quiero molestarte con esas cosas..

—Sakura, ¿que te dijo?

Sus ojos verdes tan bonitos se llenaron de lágrimas y sentí algo que nunca había aflorado de mi.. impotencia, tristeza, miedo de perderla.

—que yo no era lo suficientemente buena para ti, que era estupida si pensaba que tú me tomarías enserio, que yo era una simple mocosa idiota que no tenía nada especial..

A ella le dolían esas palabras, podía notarlo en el tono de su voz y en sus lágrimas amargas que corrían por sus mejillas.

—Sakura mírame

Recuerdo que ella me miró con adoración, con amor y eso fue algo tan increíble que me dejó noqueado por un segundo.

Mis manos se enredaron es las suaves hebras rosas y la besé, ahí mismo frente a las curiosas miradas de los idiotas a mi alrededor.

Ella gimió en mi boca y se acercó aun más a mi cuerpo, adoraba lo que ella me hacía sentir, Sakura aparataba el frío de mi alma y me daba un poco de calidez que tanto necesitaba.

—Sasuke-kun..

—no dejes que nadie te lastime Sakura, ninguna de ellas merece tus lágrimas.

Ella se lanzó a mis brazos y me hizo caer, tenia una sonrisa enorme en su angelical rostro.

—te quiero Sasuke-Kun

Fue la primera vez que me lo dijo, la primera vez que sentí mi corazón latir de forma rara.

—eres molesta Sakura -le dije sonriendo con suavidad-

Ella besó mi mejilla y me abrazo, no se por que me quede bajo ella tanto rato, por que respiré su aroma como si eso calmara algo en mi.

—Sasuke-kun ¿que harás en tu cumpleaños?

La miré con asombro, ella era una de las pocas personas que parecían acordarse de esa fecha, por lo general solo Itachi y Naruto se acordaban.

—nada.

—¿quieres salir conmigo? -dijo sonrojada-

Me quede en silencio mirándola fijamente, sus manos temblaban y tenía su pecho en mi torso, sus latidos hacían eco, era la cosa más bella que había visto en la vida.

—está bien Sakura, saldré contigo.

Ella escondió su cabeza en mi cuello y la escuché chillar de emoción.

—gracias Sasuke-Kun!

—Saku, me estás aplastando..

—solo unos minutos más.. por favor..

Ella era molesta por que hacía que yo siempre le dijera si, era molesta por que no me reconocía cuando estaba con ella.. era molesta por que yo la quería..

El día de mi cumpleaños pase por ella, como siempre ese aire angelical y su bella sonrisa sacaba lo mejor de mi.

Me llevo a un parque de diversiones, no iba a un lugar así desde que es un niño, parecía tan animada que me deje llevar por esa chica con corazón de oro, su mirada expresaba amor, sus caricias siempre eran sutilices pero para mi eran más importantes que cualquier otra cosa en la vida.

Aquel día dejé de lado al chico rebelde y poco sociable y me encontré riendo junto a la molestia mientras ella tomaba mi mano y me llevaba a todos los juegos que podía, supe en aquel momento que verla sonreír era el paraíso para mi.

No había tocado a ninguna chica desde que salí con ella, solía besarla cuando estaba distraída mientras ella enrojecía y me decía "Sasuke-Kun"

Cuando salimos del parque de diversiones me pidió parar en una pastelería.

Salió corriendo mientras sonreía y me pedía que la esperara en el auto.

Sakura compró un cupcakes de chocolate amargo y trufa, tenía una vela en medio que prendió mientras cantaba la canción del cumpleaños.

La besé en medio del auto, un beso lento que saco suspiros de su boca, un beso dulce que me dejó en las nubes..

La calidez de su cercanía me enamoró, su aroma dulce me embriago.

—feliz cumpleaños Sasuke-Kun

Dijo de forma tímida y con las mejillas sonrojadas.

—gracias Saku..

—pide un deseo! -dijo ella cuando prendió la vela otra vez-

Yo sople aquella vela pedí que nunca dejara de me mirarme así..

Pero ese deseo no se cumplió..

IrreemplazableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora