五: Muzan.

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Luz u oscuridad

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Luz u oscuridad. La muerte es un concepto al que muchos temen, puesto que significa terminar el ciclo de una vida terrestre, abandonar el lugar por el que has vivido y ver crecer, cambiar, para ir a otro lugar, el cual nadie sabe realmente cual es.Muchos dicen que el cielo realmente existe, y que ahí van las almas puras de las personas cuando mueren, pero no es del todo cierto, un alma pura puede de igual forma ser negada en las puertas de los cielos, así como a ciertas almas corrompidas se les permite el paso.

Todo depende de la persona encargado de este sistema, la persona declarada por muchos como Dios, quien rige sobre todo el sistema. Sin embargo, el caso de Kibutsuji Muzan fue algo diferente al resto de las personas. Este ser celestial lo recibió directamente frente a él, dejándole sorprendido. Sabía que había muerto por Tanjiro Kamado, resistiéndose a sus células y aniquilándolas por completo de su cuerpo, realmente desconocía su paradero y el motivo por el que se encontraba ahí.

—Kibutsuji Muzan, habéis gozado de una longeva vida, particularmente mayor a la de cualquier otro ser humano. Habéis cometido innumerables pecados, por lo que no puedo permitiros ascender a los cielos por muy arrepentido que os encontréis, sin embargo, tampoco os permitirte iros a algún lado. He preparado un lugar para ti.

Muzan se mantenía en silencio, por el tono y la forma en la que le hablaba, dudaba de quién era, pero por las circunstancias, sólo podía un ser superior o algo mayor, sabía que mantener la compostura y aceptar los hechos sería más prudente que buscar problemas y no salir ileso.

—Veo que lo habéis aceptado, aunque de igual forma, Muzan, se os concederá lo que más deseasteis en vida, la eternidad.

Muzan se sorprendió, el mismo habría pesando una infinidad de castigos peores para él por todo lo que había hecho, pero su sentencia ya había sido dictada, aunque no fue realmente como él pensaba que lo sería.

—Viviréis fuera del tiempo mismo, como un ser fuera de la existencia del mundo, y podréis tomar ese tiempo para pensar, ¿en qué?, pues, tendréis que buscar la respuesta a ello, Muzan, os deseo suerte y una pronta redención.

Muzan apareció en un sendero que llegaba a un portón antiguo de dos puertas, las cuales se abrieron ante él, y no tuvo más opción que adentrarse en el lugar. Al entrar las rejas se cerraron detrás de él y el lugar se tornó oscuro y lúgubre, cómo solía ver el mundo, pero ahora lo observaría así sin más por la eternidad.

Viviría sin miedo, pero solo, en un punto fuera de la existencia buscando la razón de su existencia en el mundo. Sabía que no reencarnaría en un cuerpo humano, o al menos ese era su pensamiento principal en ese lugar, comenzó a andar, dando sus primeros hacia un vacio completo por resolver, divagando en sus pensamientos, deseando poder revivir, sueño que alguna vez, sería cumplido.

Muzan previó su posible muerte, se adelantó a los hechos de que en cualquier momento podría perder ante la organización de cazadores, por lo que vertió litros incontables de su sangre que almacenó en un lugar que él pensaba sería seguro. Sabía que cualquier curioso podría tomar una muestra o jugar al tonto y beberla, adquiriendo e inmediatamente sus células pudiendo renacer a través de ese cuerpo nuevo, como una serpiente cambiando de piel.

Sucedió que, aproximadamente cien años luego de su muerte, un grupo de investigadores hallaron su sangre. Estos decidieron almacenar y someterla a pruebas, puesto que les llamaba la atención que no hubiera entrado en un estado de descomposición al llevar tantos años almacenada, y efectivamente, al someter una pequeña parte los exámenes lanzaron resultados que los dejaron en un estado de shock, la sangre llevada aproximadamente un siglo de haber sido preservada, y pertenecía a un ente de al menos, un milenio, o poco menos de edad.

Los experimentos comenzaron, las pruebas en animales afirmaban que esta sangre contenía propiedades regenerativas asombrosos, pudiendo hacer crecer una extremidad completa en cuestión de segundos, por lo que pasaron a la primera prueba con humanos, donde ocurrieron los desastres.

Quién dirigía la operación tomó la decisión de ser el conejillo de indias para la mortal sangre, dado que era un riesgo muy grande, y no contaban con presupuestos o seguros del gobierno, todo iba de la mano de ellos o ciertas empresas con las que tenían contacto, se pensaba que sería un hallazgo innovador para la ciencia en medicina, sin saber que destruiría más vidas de las que realmente salvaría.

Sus ayudantes llenaron la jeringa con el líquido carmesí, marcaron la zona, la punta de metal traspaso la piel, seguidamente la arteria, dando paso al flujo de sangre desconocido. Al principio sólo sintió un leve mareo, que se tornaría un fuerte dolor de cabeza, lo que sólo era el principio. Comenzó a sentir dolor en cada parte del cuerpo, sus pupilas se tornaron puntiagudas, sus colmillos crecieron, se sentía fuera de sí.

Ya sin saber qué hacer o qué pasaba, cedió ante la conmoción, perdiendo el conocimiento.

Despertó, sintiendo como si le martillaran el cuerpo e introdujeran agujas en su cabeza. No podía describir como se sentía, ya no sentía el cuerpo del dolor, tenía la vista nublada, la garganta seca, sus sentidos disminuidos. Trató de levantarse como pudo y al tratar, resbaló, cayendo en un charco de sangre.

Como pudo se reincorporó, más por el temor que lo impulsó pero a su vez con la duda en su mente "¿será la sangre del proyecto?", pero sentía que no lo era, tenía ese presentimiento, que fue confirmado al ver los cuerpos de sus compañeros y amigos desechos, con múltiples heridas, con la mirada ida junto a la expresión de horror en su rostro.

Se acercó al que en vida fue su amigo más cercano, aquel que estuvo con él cuando descubrió la ruina con aquellos contenedores, el mismo que aceptó ser quien le inyectara el líquido carmesí, siendo el primero que lo vería en ese estado de frenesí al que lo indujo aquella maldita sangre.

Divagó más profundamente en las instalaciones donde trabajaban. El cuerpo no dejaba de dolerle y sentía que necesitaba descansar, pero quería respuestas, no sabía cómo obtenerlas, sólo podía vagar hasta obtener algo que le ayudara a entender que había ocurrido.

Encontró los contenedores de sangre, todos ellos completamente vacios. Algo le decía que los había tomado todos sin dejar ninguna gota, aparte del sabor a sangre seca que tenía en la boca, sentía que había dejado de ser él, él nunca habría hecho algo así, solamente quería ayudar a la humanidad a mejorar.

"Aún puedes hacerlo..." escuchó, era una voz tenebrosa. Giró alrededor de sí buscando la procedencia del sonido.

"No puedes verme... ni silenciarme... al ingerir mi sangre sólo permitiste mi regreso del exilio... aunque tardará, te ayudaré a cumplir tu objetivo mientras..."

Se echó a llorar, todo le parecía una locura, y no quería estar en ella, la voz lo atormentaba y Muzan no tenía intención de detenerse, le susurraba lentamente desde el interior de su mente.

"Ahora eres mejor que un ser humano, sólo acabas de despertar una parte de mi poder... con mi sangre podrás regenerarte infinitas veces, siempre que tengas fuerzas y puedas comer... carne humana..."

Soltó un chillido, parecía irreal, no quería hacerlo, sentía su estómago crujir, el corazón le palpitaba fuertemente, la presión en sus ojos al ver la sangre en sus manos, brazos, todo su cuerpo manchado, y retomando en su memoria, los cuerpos de sus camaradas, estaba vacilando entre hacer lo impensable para un ser humano, pero ¿todavía lo era?

"Ya no formas parte de los humanos... ahora eres parte de mí, un demonio... el primero de esta nueva era..."

Desde algún lugar inentendible para el humano, hermoso para cualquier vista, donde sólo seres angelicales se presentan, estaba aquel ser omnipresente, detallando la resurrección de Muzan, por un lado, esperaba que retomara el mismo camino, pero por otro lado, temía que buscara venganza contra la descendencia de los cazadores que acabaron con su reinado, que apenas ahora eran unos estudiantes.

*-*-*

Dije que sería sorpresivo. Agradezco por el primer k de lecturas. Disfruten.

El resurgir de los cazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora