❝ Donde Nayeon es la omega más deseada del momento y Mina es una delta solitaria ❞
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❅ Ꮋistoria original...
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Caminando torpemente por el pasillo, arrastró los pies hasta que llegó al comedor.
— La bella durmiente despertó —Escuchó, y miró con algo de odio a la castaña que pasó junto a ella, probablemente de su altura, atractiva y muy parecida a Chaeyoung para su gusto.
Un gruñido bajo hizo que la chica se encogiera un poco.
En menos de un segundo, sintió unos brazos rodearla en un abrazo, apretándola lo suficiente como para hacer aparecer una mueca en su rostro.
Enfocó su vista en el cabello rosa de quien la abrazaba.
— Sanake, vas a romperme —Murmuró, con apenas aire por la fuerza del abrazo.
Su hermana la soltó al instante, alejándose un poco, pero aún sosteniéndola por los brazos, murmurando un “Lo siento” varias veces mientras sonreía.
Mina respiró el olor familiar de la pelirrosa, arrugó un poco la nariz, nunca había sido su aroma favorito, y era más fuerte de lo que recordaba.
La azabache asintió, sonriendo, para que Sana dejara de pedir disculpas.
— ¿Qué te has hecho en la cabeza? —Murmuró, mirando aquel cabello negro que la hacía ver incluso más pálida de lo que estaba. Además de emo.
— ¿Quién habla? Pareces una cereza mal hecha —Contraatacó.
Sana rió y volvió a abrazarla, Mina hizo un esfuerzo para devolverle el gesto, el sueño se había despejado y su cuerpo volvía a doler, así que el solo mover sus brazos le dolía.
Al separarse, la pelirrosa frotó sus ojos, despejado una lágrimas, cosa que de alguna manera le dolió a Mina.
— Tienes que tomar algo —Le dijo Sana, un poco más tranquila—. ¿Puedes caminar? ¿Te ayudo?
Mina negó, por más que le hubiera servido la ayuda de su hermana quería hacerlo sola, por orgullo.
Al llegar a la mesa, se sorprendió cuando Chaeyoung acomodó una silla para que se sentara.
— ¿Quieres un té? —Preguntó la peligris—. Normal, saborizado, con miel... ¿O prefieres una chocolatada?
Mina lo pensó un momento.
— Creo que quiero algo que me haga más dulce... Chocolatada, por favor.
Son asintió y fue hasta la cocina para preparar lo que le había pedido.
Al voltear, se encontró con la mirada de Sana sobre ella.
— ¿Sabes cuánto te extrañamos?
“Mierda” pensó, Mina frunció sus labios en una mueca, sabiendo que la otra iba a empezar la conversación que no quería tener, no sabía si había creído que durarían más tiempo sin hablar del tema o qué, pero no se sentía lista.
