Cuatro

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Lan JingYi

El carruaje llegó esa misma tarde. Lo llevó directamente a Lanling Jin. Después de bajar y de retorcer sus manos, JingYi clavó la vista en la enorme entrada. No era la primera vez que venía por lo que sabía lo que era el lujo, pero cuando un miembro de la secta uniformado le abrió las pesadas puertas revertidas en oro y otro miembro lo condujo a través del vestíbulo de suelos dorados y pulcro, su grandeza le cortó la respiración. Llevaba todo el día intentando respirar con normalidad, sobre todo desde que había escuchado a la sanadora.

Se llevó una mano al estómago y se lo acarició sobre la túnica de blanca. Iba a tener un hijo del SiZhui. Un hijo del heredero. Se quedó sin aire una vez más, consciente de las incertidumbres y los retos que tenía por delante. Sabía que tendría que contárselo. En parte a eso había venido. Y luego a todos, que, al fin y al cabo, tenían derecho a saber.

Era más que seguro que SiZhui volviese a insistir en casarse con él cuando se enterase de que estaba embarazado. Intentó apartar todo aquello de su mente mientras atravesaba las puertas de un espléndido salón.

¿Cuál era la mejor forma de darle la noticia? Durante el trayecto intentó solo asumir la felicidad por la idea de convertirse en padre. Había soñado con tener hijos algún día, por supuesto, aunque no así. No obstante, en cuanto decidiese cuándo y cómo contárselo a SiZhui intentaría dedicarse a disfrutar de la situación plenamente.

《Puedo hacerlo》se dijo. Siempre había sido una persona alegre.

Se adentró entre la multitud de sirvientes y discípulos elegantemente vestidos de amarillo organizando el lugar para el banquete de cumpleaños mientras se repetía el discurso que había preparado mentalmente y buscó a la persona especial del día. Jin Ling tendría que estar supervisando todo. Caminó por el salón, fingiendo sentirse seguro de sí mismo.

—Ah, miren quién apareció ¡Qué bien que haya venido! —Lo saludó Jin Ling sarcásticamente.

JingYi frunció el ceño, tentado a pelear, pero se resistió. Jin Ling era un líder después de todo. Juntó sus manos y saludó.

—Líder Jin.

Al parecer lo dejó sin palabras. Jin Ling tardó en recomponerse.

—Ven por aquí. —Jin Ling lo condujo a través de las personas decorando el lugar—. SiZhui está impaciente por verte y no quiero hacerlo esperar más.

JingYi se detuvo unos segundos. Luego aligeró el paso para seguirlo mientras se le aceleraba el corazón y mientras atravesaba las puertas de una sala más pequeña. Al final del salón había una mesita donde se encontraba un hombre vestido en túnicas blancas. Se le puso la piel de gallina.

—Ve —Jin Ling puso una mano sobre su hombro y le dio un suave empujón.

—SiZhui —Dijo con esfuerzo JingYi.

SiZhui se puso de pie. Sus ojos grises le atravesaron el alma. JingYi sintió deseo, pero se dijo que no era posible, que tenía que estar alucinando. Se llevó una mano al estómago y se le cortó la respiración.

—JingYi —espetó y le sonrió de medio lado—. Hola. Me gustaría hablar contigo.

—A mi también. Necesito hablar contigo —Murmuró.

JingYi entonces escuchó las puertas cerrarse detrás. Se acercó para sentarse al lado SiZhui haciendo que pudiese aspirar su olor.

II. La huida de Lan JingYi [ZhuiYi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora