Avanza despacio

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Se maldijo por no besarlo esa noche. Así por lo menos sabría que debía alejarse de él más rápido.

Se levantó furioso y cerró la maleta. Decidió que no cedería, que estaba tan decidido de partir con la rubia de regreso a casa que se hiría esa a misma noche a esperar el amanecer con ella. Habían pasado algunas semanas más de las acordadas. Fue fácil convencer a los cuatro padres una vez que éstos supieron que estaban quedándose en el departamento de Helmut.

El mismo que había compartido con Joaquín desde que lo conoció en el primer año; en el que se encontraba con sus vecinos de en frente, Tony y Rodhey, cada que tenían que estudiar o pasar el rato; el mismo en el que organizó una cena sorpresa para que Loki se le declara a Sylvie... y luego estos dos a Mobius; el mismo donde Sharon le había festejado el mejor cumpleaños del mundo. El mismo donde tuvo su primera, única y última noche con James. Ahora sí estaba llorando...

<< Desde las primeras semanas comenzaron a salir. El primer intento de beso los había puesto más ansiosos que cómodos. Decidieron avanzar lento, muy lento. Se encontraban reunidos para estudiar con los chicos, o tenían almuerzos grupales. Después empezaron a reunirse a solas, como amigos. Se acercaron más y más sin imaginar lo importante que eran el uno para el otro; no se lo decían entre sí, claramente, pero sus amigos se mordían la lengua para no soltarlo en un momento de tensión.

Todo estalló en junio, era el cumpleaños de Helmut. Esa vez la fiesta la había organizado Loki. Y no es que fuese malo, pero se había puesto muy agobiante. A decir verdad, lo que le perturbaba era el número. "Veintiún años - pensó -, supongo que ya es hora"; observaba a la influyente ciudad desde la terraza, tomando aire y energía para volver a su celebración. En eso, sintió una presencia que invadía el espacio, se alegró mucho al saber que se trataba de James.

- ¿No te está gustando la fiesta? - James se acercó, con dos cervezas en mano. Extendió una a Helmut y comenzaron a tomarlas, sentados en la cornisa.

- No es eso. Sólo estaba pensando en que pronto tendré que irme - las palabras salieron de su boca como plomo, dio un trago largo.

- ¿A qué te refieres?

- ¿Acaso no te he contado? Qué falta de modales con un amigo. Cuando acabe el semestre tendré que convertirme en militar allá, en Sokovia. Es una especie de trato que hice con mi padre para poder venir a estudiar a América.

- Dios, qué mierda - bebió bruscamente la cerveza -. ¿No puedes, no sé, salirte de eso?

- No funciona así, James. Soy un barón..., bueno, seré un barón, y no es correcto que falte a mi palabra - dio un sorbo a la botella -. Son cosas políticas, de familia, además de que pone en juego mi orgullo.

- Hey, vamos. Tienes una vida aquí, ¿en serio debes renunciar a todo esto por una estúpida promesa? ¿Si quiera quieres de verdad ser militar o ser barón?

Zemo no se sintió ofendido, pero no le gustó que pusiera en duda sus principios, tal vez esa era la única cosa que le había desagrado de Bucky hasta el momento - No es estúpida James. Y - se lo pensó un momento -... sí, sí quiero ser barón. La verdad es que sí quiero llevar el legado de mi familia - sintió angustia por un momento, su mirada se volvió triste -, pero no entiendo por qué tiene que ser lejos de mi ciudad, mis amigos, de ti...

Se formó un silencio, no estaban incómodos, pero sí se pusieron nerviosos. Zemo se sonrojó y dio un trago a su cerveza (¿estaba apenado?). Barnes notó el cambio, también un poco sonrojado, y preocupado por el tema de su familia. Carraspeó y pensó en darle ánimos - Bueno, bueno, entiendo. Lo siento. Es que no veo justo que debas alejarte de mí... ¡nosotros!, quise decir de nosotros - se interrumpió bebiendo de su cerveza -. Además, probablemente sea tonto, pero acabo de pensar que, si es un trato, podrías encontrar la forma de conseguirte más tiempo.

Era una gran idea. "¿Cómo no se me ocurrió antes?", pensó el castaño volteando a mirar a Buck - Gracias, James. Algo se me ocurrirá - exhaló y se sacudió así mismo esas ideas -. Pero, en fin, hoy no estoy para pensar en ello.

- Sí. Mejor hablemos del pastel... o de la fiesta. Seguro a estas a alturas Sam y yo tendremos que sacar a Steve arrastrando - rió.

- Yo no contaría con Sam hoy James - se burló Zemo, regalándole una sonrisa -, creo que estará ocupado con Jo.

- ¿Con Torres? - inquirió sorprendido -... Pensé que le tiraba onda a Sharon.

- Corrección: ambos le tiran onda a Sam - ambos rieron. James podía cambiarle el ánimo en un dos por tres.

- ¿Sabes qué? Casi se me olvida darte tu regalo - informó mirándolo directamente a los ojos.

- ¡Oh! ¿Trajiste algo? No hacía falta - se tensó un poco al notar que James se había acercado poco a poco durante la plática. Ahora estaban a escasos centímetros.

- En realidad, no lo hice - y con eso lo besó.

Helmut no supo cómo reaccionar, se sentía embobado. Comenzaron despacio, era un beso dulce; James trataba de ser tierno, y de verdad lo estaba disfrutando. Zemo pensó que debía parecer un novato. "No es la primera vez que besas a alguien", se dijo y aprisionó más al otro chico, que respondió acostándolo sobre la terraza.

Pudieron seguir avanzando, de no ser por la voz divertida de Tony que los llamaba a despedir la fiesta.

- ¡Es hora de soplar las velas, pervertidos! - gritó desde la puerta, para luego desaparecer dentro del edificio.

James y Helmut se habían separado. Reían nerviosos, mientras se levantaban. Cuando estuvieron de pie se observaron profundamente por un momento. El chico de cabello largo centraba su vista en el castaño, éste se perdía en el mar de los ojos de Barnes: definitivamente James había llegado a cambiar muchas cosas. >>

Dos pasos [WinterBaron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora