Dos pasos [WinterBaron]

Segundo Paso

A las cinco de la madrugada, Helmut estaba vestido. Terminaba de ponerse su abrigo, con un poco de culpa. Ver a James dormir era poesía pura. "Y dice que yo soy perfecto - pensó -, es que como si no supiera que es una maldita obra de arte". Se inclinó frente a la cama donde descansaba el chico depositando un beso en su cabello. Sabía cómo irse sin despertarlos, y decidió que era mejor sólo dejarle una nota.

Cuando terminó la posó sobre la mesa de noche. En la puerta observó una vez más al dueño de su vida, trago saliva y salió de la casa. Ya no había vuelta atrás >>

Sin embargo, la vida de aquellos dos había demostrado dar muchas vueltas. Y ahí estaban, una vez más, luchando contra el tiempo y sus sentimientos por un futuro que no les sonreía.

- ¿Lo dices por Sofen? - el tono de Barnes se tornaba ácido.

- Es mi prometida, James. No hay nada que pueda hacer al respecto.

- ¡Ja! ¿Lo dices en serio? - Barnes se había acercado otro poco. - Yo sé que es una treta para ganar más tiempo, Stark me contó todo.

"Lo era al principio", recordó Zemo. Su padre le había puesto dos opciones: O se inscribía en la academia militar como habían acordado hacía cuatro años, o se comprometía con la hija de una importante familia sokoviana y le otorgaba tres meses más en América; no había más salidas, su padre era un idiota. Lo que no tenían planeado ni Helmut, ni Heinrich, ni James, era que el castaño desarrollara verdaderos sentimientos hacia la rubia en el tiempo que pasaron juntos en Estados Unidos.

- No creo que sea una treta... - dijo, su corazón estaba a punto de saltar de su pecho -... Creo que perdiste tu oportunidad, cariño. Me casaré con ella.

Bucky tomó sus manos, ahora estaban frente a frente, penetrando en los ojos del otro - No. Escúchame un momento. La cagué, ¿ok? Lo acepto. Lo único que perdí contigo fue tiempo. ¡Dios! - James estaba desesperado - ¡No sabía que tus padre eran en serio unos nazis! - respiró un momento y se volvió hacia Zemo - Sé que lo prometiste, lo entiendo. Pero, no tienes idea de lo mucho que me has hecho falta. La única razón por la que no dejé a Nat en estos meses es porque te fuiste y yo quedé devastado, llorándole por semanas a una nota - las lágrimas de ambos arreciaban otra vez -. Perdí la esperanza, sí, y cuando la retomé en la universidad se volvió a derrumbar en la boda cuando llegaste con ella.

- ¡Aún seguías con Romanoff!

- ¡Yo la dejé en cuanto supe que habías vuelto! Pensé que arreglaríamos todo en la fiesta, pero entonces me entero de que tienes novia. - Tomó la mejilla del más bajo - No sabes lo feliz que me puse al enterarme de que era arreglado... - hizo una pausa y tragó saliva -... Después de vernos en la universidad supe que aún me amabas...

- Ya te dije que no es lo mismo, James - dijo Helmut, en una especie de súplica -. Se nos acabaron las opciones. Mañana partiré con ella a casa.

- Te amo, Helmut Zemo - juntaron sus frentes, aún lloraban -. Te amo y sé que me amas. Y no puedes llamar casa a un lugar donde no estemos juntos. Siempre ha sido difícil escuchar que no soy suficiente para ti. Que el chico al que amo tiene la vida planeada y me abandonará de un momento a otro... - Helmut se abrazaba con fuerza a James y escondía su cara en el pecho de Bucky -... Pero, justo ahora, no me siento así. Me siento como el año pasado, como cuando nos quedábamos arriba, en la terraza, mirando al cielo por horas.

En un descuido el sokoviano revisaba su teléfono otra vez. Otro mensaje de Karla se reflejaba. Un "Creo que yo también caí" se leyó en la pantalla, seguido de "Sólo espero que descanses, si mañana es el gran día".

¿Así que eso había sido? ¿Siempre significó elegir entre dos pasos? ¿Cuándo dejó de calcular en todo el tablero? ¿Su padre le había ganado la partida?: Ya no era un camino lineal, ya no era un túnel o sendero único; ahora tendría que tomar la decisión más importante de su vida en cuestión de minutos. James secó sus lágrimas y lo besó.

Helmut pudo decidir más rápido después de eso.