Luces Y Sombras || Mariana Y César

Capítulo 2

¿Has sentido el impulso de arrebatar una vida? 

El deseo recorriendote.

¿Has logrado sentir, que la oscuridad puede terminar asfixiándote entre sus brazos? 

Tanto poder, puedes llegar a sentir, cuando logras ver la luz apagándose en sus ojos.

El último aliento abandonando sus labios, desesperadamente por aferrarse a la vida, rogándote piedad. 

Su cuerpo volviéndose laxo, mientras el latido de su corazón se apaga lentamente.

Y el placer invadiéndote.

Sentir que mientras su alma muere, la tuya renace. 

No, el asesinato no se trata de lujuria y no se trata de violencia.

Se trata de posesión.

En algún punto, es ser Dios.

Siempre supe, que sería cuestión de tiempo, un día, mis deseos, escaparían de su prisión, consumiendo todo a su paso. 

Por eso, ten cuidado con lo que deseas, porque incluso los deseos, pueden convertiste en realidad, tarde o temprano, no bastaría con solo desear  - Los demonios que me habitan. 

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El silencio era todo lo que podía oírse, los amplios ventanales no podían infundir las tinieblas que la acechaban. 

Posó sus ojos sobre la inmensidad de la cruz erguida sobre el altar, la figura parecía acusarla por su debilidad y aun así, aquel símbolo de esperanza, no representó más que muerte y pecado que en ese momento. 

Los pilares se mantuvieron erguidos a su paso, mientras podía sentir el leve roce de sus manos contra la fría madera de las bancas. 

Las palabras incesantes de una plegaria resonaban por el lugar, mientras su figura permanecía reflejada en el sillar a causa de las tenues llamas de las velas a su alrededor. 

- En nombre del padre, del hijo y del espíritu santo - murmuro la mujer mientras realizaba la señal de la cruz. - Perdóneme padre, porque he pecado - pronuncio al oírlo acercándose. 

-  Mariana, hija - le susurró, tocó su hombro levemente y se sentó a su lado

- He vuelto hacerlo padre - su rostro se ensombreció - no pude evitarlo y todo a sido su culpa - él cerró sus ojos con fuerza, sabía que clase de pecado Mariana confesaría una vez más - sin tan solo me hubiese obedecido - siguió diciendo ella mientras negaba con la cabeza - pero ha sido muy estúpido, y ahora mi familia esta manchada con sangre. 

Había escuchado incontables confesiones a través de los años, había impartido tantas penitencias, había escuchado los lamentos de tantos corazones arrepentidos. Y cada vez que escuchaba a Mariana su piel se erizaba.

- ¿Quién? - le preguntó tratando de mantener la compostura. Mas lo ignoró. 

- Tan sumiso, una mente tan frágil desde que era un niño - ella miró hacia el vació recordando la primera vez que lo vio - todo era tan perfecto... moldar una mente nunca es tarea sencilla, sin embargo, él era mío. Dejar que me tocara ha sido un precio muy bajo, fue tan estúpido para creer que  alguien como yo podía querer a un insecto como él - su boca se torció en una especie de sonrisa. 

La verdad golpeó su rostro - ¿Elroy? - dijo mientras la tristeza nublo sus facciones - ¿Cómo, cómo ha...?  - La culpa lo invadió. 

Sin embargo, no importaba cuantas preguntas hiciera, ella parecía sumergida en el mar de pensamientos que era su mente.