Cuando Fisher me encontró en casa de Agneta, le propuse volver con Alessandro, fingiendo que me había escapado solo para pensar en todo lo que estaba pasando desde que nos reencontramos, pero no hubo forma de convencer a mi terco novio del plan, así que los miembros del equipo SWAT se dispersaron por el pueblo para evitar que saliese de él, mientras mi novio y yo registrábamos la casa. Pero nada de eso ha servido porque Alessandro no parece haber pasado por allí desde que la abandonamos juntos para cenar, y los SWAT tampoco lo han localizado. Ahora temo que haya adelantado su vuelo a Italia después de que yo escapase del restaurante. Han pasado suficientes horas entre medias como para haber podido hacerlo sin problemas. Y no digo que me arrepienta de haber huido cuando tuve la ocasión porque lo volvería a hacer, pero me siento responsable de lo que vaya a ocurrir en el futuro si no lo detenemos pronto.
-Si se ha ido a Italia, ya no podremos hacer nada -me quejo a Fisher-. Ni siquiera tengo pruebas que presentar para que envíen a los SWAT a buscarlo allí. Mi palabra por sí sola no servirá de nada.
-Tu palabra vale oro -me dice, sonriendo.
-Sí, claro -bufo. Sé lo que intenta hacer con sus comentarios, pero en este momento nada me relajará. Por mi culpa, Alessandro sigue suelto y va camino de reunirse con su familia para acabar con ellos. Por mi culpa, esa loca idea se le ha metido en la cabeza. Y por mi culpa, gente no tan inocente morirá. Cierto que su padre merece un escarmiento por lo que hace, pero morir a manos de su propio hijo me parece excesivo. La cárcel de por vida es mejor castigo para él, pero ahora que he dejado que Alessandro huya, me temo que no llegará a catar la vida entre rejas.
-Te conozco, Joy -me rodea con sus brazos para que deje de dar vueltas- y sé lo que está pasando por tu cabecita bonita. Nada de esto es culpa tuya y no tienes que solucionarlo sola. Estoy aquí para ti, lo sabes, ¿verdad? No dejaré que te embarques en esta aventura sin mí.
-Ya lo hice -le recuerdo.
-Solo porque yo no estaba en el país -matiza-. De cualquier otra forma, no te habrías librado de mí tan fácilmente.
-Con lo que me ha costado tenerte -apoyo la cabeza en su pecho-, no pienso librarme nunca de ti.
-Eso suena a promesa -sé que está sonriendo aunque no pueda verle la cara.
-Lo es -alzo la cabeza hacia él, que baja la suya en busca de un beso que me deja con las piernas flojas y el corazón acelerado. Creo que nunca me acostumbraré a esto, por más años que compartamos a partir de ahora.
-Tengo una sorpresa para ti que te alegrará el día -me dice después, cuando escuchamos ruido fuera de la habitación. Hace apenas un par de horas que regresamos al piso franco de los SWAT y nos hemos encerrado en mi cuarto para hablar con más tranquilidad. No es que no me fíe de ellos, pero no me ha gustado la forma en que miran a Fisher. Supongo que mi novio les habrá enseñado parte de su encanto cuando se conocieron, pero no tienen derecho a dudar de él por haber aparecido sin más aquí.
-¿Una sorpresa? -lo miro con desconfianza porque con él, eso no siempre es bueno. Es un bromista y sus sorpresas pueden llegar a convertirse en situaciones menos agradables de lo que se esperaría.
-Esta es de las buenas -me promete-. Y creo que acaba de llegar.
-¿Qué has hecho? -me quejo mientras me arrastra con él fuera-. Biff, espero que no hayas... que no hayas hecho... que... pero esto...
-Sorpresa -dice, a lo que el resto de su equipo SEAL repite la misma palabra. Están todos aquí: DK, Archer, Simmons, Harper, Cornell, Loman y Doc. Casi no puedo creerlo, y desde luego, los SWAT no parecen tan encantados con la sorpresa de mi novio como yo, pero en mi caso no pienso quejarme. Si están aquí solo puede significar una cosa: iremos a por Alessandro aunque sea en una operación clandestina. Solo por verlos, ya me siento mejor y más optimista.
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Joy (Saga SEAL 8)
ActionEl suyo ha sido un amor forjado durante años, en silencio y disfrazándolo de amistad, porque para ambos, es un amor prohibido, inalcanzable. Ella es menor de edad y la hija de su jefe. Él es el subordinado de su padre, doce años mayor que ella. Ambo...