Epílogo

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Y aquí pongo fin a una saga intensa, llena de acción y amor, que empezó siendo solo un libro más sobre el grupo de élite de los soldados estadounidenses.

Hemos ido conociendo a nuestros muchachos y muchachas a lo largo de los 8 libros y nos hemos ido enamorando de todos y todas. Me ha encantado compartirlo con vosotros y vosotras. Gracias por estar a mi lado en el camino!

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Cinco semanas viviendo con Fisher son suficientes para saber que seremos compatibles, incluso con discusiones de por medio. Creo que, de saber que esto era lo que me esperaba, habría insistido en venir a vivir con él mucho antes de que me lo pidiese. Adoro despertarme a su lado, después de haberme dormido en sus brazos. Y disfruto mucho de esas disputas de enamorados que a veces rozan el enfado de verdad. No todo iba a ser un camino de rosas, eso lo sé, porque los dos tenemos carácter, pero debo admitir que Fisher es bastante sensato y sabe cómo apaciguar las aguas, incluso cuando no lleva razón. En eso debo concederle el mérito porque es quien siempre da el primer paso para arreglarlo. Y no hablo de que se disculpe siempre él, sino de que es quien nos hace sentarnos a hablar del tema de forma pausada y con la mente abierta. Supongo que los años también cuentan y él, sin duda, tiene más experiencia en situaciones de estrés que yo y sabe cómo manejarlas.

-Joy, cariño -me dice desde la puerta-. Creo que es para ti.

-¿Qué es? -pregunto desde la cocina. Siempre me ha gustado cocinar, así que ahora me encargo yo de ello. Y Fisher feliz, porque él lo odia.

-Mejor pregunta quién -remarca.

La curiosidad me hace salir de la cocina para mirar a la puerta y cuando descubro a Jarvis y a Knowles en la entrada, mi boca se abre por la sorpresa. Fisher les hace pasar al salón mientras yo me recupero y regreso a la cocina para limpiarme las manos y dejar el delantal allí. Es una suerte que todavía no haya puesto las cacerolas al fuego, así no tengo que preocuparme por si la comida se quema y puedo centrarme en lo que hayan venido a decirme. Solo espero que Alessandro no haya escapado de la cárcel. O su padre.

Aunque no me hizo gracia tener que involucrarme más en ese asunto, sobre todo porque no quería que se supiese que una agente de la policía había sido novia de un DiLuca, los del SWAT me pidieron que testificase en el juicio.  Cosas como esa pueden hacer que mi carrera se estanque, aunque la relación haya sido durante mi adolescencia. La única condición que les puse fue que mi identidad permaneciese oculta. Me colocaron una peluca y mucho maquillaje y solo el juez supo quién era realmente.

-Antes de nada -empieza Jarvis-, disculpa que nos hayamos presentado aquí sin avisarte, pero cuando intentamos localizarte en tu antigua casa, nos dieron esta dirección.

-¿Hay algún problema?

-Espero que no -la respuesta que me da me causa más intriga todavía y arrugo la frente al oírla-. Bueno, todo depende de lo que nos digas.

-¿Yo? -eso me sorprende más- ¿Qué os diga qué?

-Después de nuestra colaboración -ahora es Knowles el que habla- en Italia, nuestro jefe nos pidió un informe detallado de todo lo que pasó. 

-Evidentemente -continúa Jarvis-, no podíamos hablarle de los SEAL, pero sí lo hicimos de ti.

-¿De mí? -eso no me lo esperaba.

-Has hecho un buen trabajo allí y también en Finlandia, así que nos parecía justo que se supiese de ti.

-Gracias -no sé qué decir, la verdad.

-Es posible que, al omitir el trabajo que hicieron los SEAL, nuestro equipo, y tú, quedásemos en mejor lugar del que nos correspondía -dice Knowles-, pero no había otra forma de explicarlo.

Joy (Saga SEAL 8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora