||02||

154 20 3
                                    

Suspiré un poco triste al ver cómo ese chico se iba, hay algo en ese sujeto que me hace sentir compasión de él, siento que necesito ser su amiga y ayudarlo.

Su presencia en salón, creó una enorme oleada de emociones juntas en mi, era alguien misterioso, y eso me hace sentir curiosidad.

Me senté en la silla en la que estaba él y suspiré molesta, hay algo que no anda bien, no actúa de forma normal, se nota que está enfermo, no sé que es, pero quiero saberlo.

Miré la ventana, los chicos de tercer grado jugaban fútbol mientras que las niñas de la escuela los observaban perdidamente enamoradas.

Con desagrado saqué mi almuerzo y comencé a comerlo sin ganas, realmente quiero ser su amiga.

Comía rápidamente todo el arroz y la carne que tenía en mi bentō y una idea cruzó mi mente.

"Los profesores" con una enorme sonrisa tragué todo el resto de mi comida y a paso veloz salí del aula.

Corrí por todos los pasillos de la escuela, tratando de esquivar a todos los que estaban ahí,aunque algunos los empujaba, rápido me volvía a levantar y les pedía perdón.

Todos me miraban extrañados, no sólo por que no estaba permitido correr en la escuela, si no por que tenía una sonrisa de psicópata en mi rostro.

Cuando llegué al salón de los maestros, acomodé mi cabello un poco y toqué la puerta.

Una de las muchas profesoras ahí, abrió la puerta y yo hice una pequeña reverencia.

— Buenos días,¿Puedo pasar? — asintieron y entré cerrando la puerta detrás de mí, me acerqué directamente a mi profesor, estaba platicando con sus amigos y comiendo su almuerzo, toqué su hombro y me disculpé por la interrupción, le pregunté sobre el chico nuevo y comenzamos a hablar sobre Naruto.

Me contó todo lo normal, incluso hasta me enseñaron todos sus papeles escolares y personales.

Naruto Uzumaki, 16 años, mide 1.65 cm, pesa 50 kg. y bla bla bla.

Decía lo de siempre, los nombres de sus padres, su familia, su cumpleaños, todo lo rutinario, pero lo que llamó mi atención, fué el espacio de los antecedentes clínicos.

Un rato después salí de la habitación y le agradecí por toda la ayuda que me dió.

Ahora más tranquila, caminaba por los pasillos mirando el techo, pensando cómo podía acercarme a él sin asustarlo.

Y de repente, lo ví, sentado en una de las orillas del patio mirando hacía la nada y comiendo con tranquilidad su almuerzo.

Suspiré y lo observé comer.

"Vaya, ¿Con que autismo eh?"

❤︎𝐿𝑒𝑗𝑜𝑠 𝐷𝑒 𝑇𝑖❤︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora