No le temo a la oscuridad, la odio. Parte 1

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Los eventos que relataré a continuación los cuento como los escuché, espero me entiendan, porque yo no viví nada de eso, la verdad es que llevo horas encadenado en una cueva llena de goblins y me estoy muriendo de hambre. Probablemente habría perdido la cordura de no ser por un Elfo noble llamado Aioria -capturado también- con el que tuve la fortuna de hablar sobre el clima y la situación política, créanme, a veces no hay mucho de qué hablar en una cueva bajo una situación relativamente incómoda, especialmente cuando la única razón por la que estamos vivos fue porque conven(cí)mos a uno de los goblins de que valíamos más como rehenes que como cadáveres flotando en el río. Yo quizá valga más como prisionero en algún calabozo, pero mi nuevo amigo definitivamente vale su peso en oro.

Yo aún no entro en la historia, pero sé cómo pasaron las cosas, ¿cómo?, pregunté. Verán, hoy en día todos quieren dar su opinión y su versión de los hechos, solo basta con que les preguntes de buena manera con un lápiz y un cuaderno en mano, rara vez se resisten.

Las partes que no me contaron las imaginé, inventé y quizá las exageré.

Para ponerlos en contexto, varios miembros de una hermandad de aventureros aceptaron investigar algo, ¿qué?, la verdad no lo sé, no me dieron detalles más allá de sus nombres y cómo llegaron a la cueva donde estuve captivo. Verán, estábamos muy ocupados tratando de no ser asesinados por pequeños hombres verdes.

En fin, al parecer un bardo semielfo llamado Dalman,

"Es Dalmand, con d al final." -me corrigió el semielfo-

En. Fin. Al parecer un bardo semielfo llamado Dalmand corría por el bosque tras un goblin herido, pero ayudado por la escasa luz de la noche la pequeña criatura logró escabullirse entre unos pequeños arbustos más allá de los ojos del bardo. El semielfo trató de encontrarlo hurgando entre las ramas, pero no divisó pista alguna o indicio de hacia dónde escapó. No es nada fácil encontrar un goblin herido en la oscuridad de la noche, tampoco es que sea buena idea perseguirlo la mayoría de las veces.

Pero Dalmand no estaba solo, estaba acompañado por Toyo Almighty, un humano peleador conocido también como el "Humano Extraordinario", quién usó sus grandes habilidades de deducción para encontrar el rastro del goblin.

Toyo suspiró profundo buscando el olor del goblin, puso una mano en una oreja para escuchar el movimiento del bosque y la otra en el suelo para sentir las vibraciones. Sus sentidos lo llevaron a un rastro de hojas secas recién pisadas que formaban lo que parecía ser un camino apenas visible.

El humano espabiló a su amigo semielfo de un golpe (o quizá lo golpeó por gusto, es difícil saber), "es por ahí, idiota," le dijo con su voz gruesa a Dalmand mientras apuntaba hacia un pequeño arco formado por las ramas de un par de árboles viejos, pero apenas cruzaron el arco cayeron en una trampa goblin.

Por suerte, antes de que esta sea activada, Toyo dedujo cómo funcionaba el mecanismo y saltó fuera de ella llevándose a su amigo semielfo de una jalada, justo a tiempo para ver cómo un trozo de metal afilado les hiciera imaginar cómo habrían sido partidos en dos de no haber escapado.

"Gracias Toyo," dijo agradecido Dalmand mientras acomodaba su camisa, bastante estirada por semejante jalón.

"Hmhm," gruñó su amigo, hundido en sus pensamientos pues estudiaba la trampa. El mecanismo para activarla era lo suficientemente alto como para evitar que se activara por goblins o animales del bosque, y propulsaba un trozo de metal afilado que partiría en dos a cualquier aventurero sin la protección suficiente. Toyo se fijó que no era la primera vez que era activada, pues la cuchilla estaba manchada de sangre...

Toyo miró el camino que tenían al frente, "tenemos que continuar," dijo, "no sé si seamos los primeros en pasar por aquí, así que ten cuidado, Dalmand.... ¿Dalmand?"

"AHHHHHHHHHHHH," respondió el semielfo mientras caía en un agujero profundo, ¿otra trampa goblin o algún hoyo natural ligeramente escondido?

Toyo se acercó a ver su compañero y gruñó aliviado al ver que este trataba de levantarse.

"¿Te caíste?," preguntó el humano de forma sarcástica mientras buscaba una cuerda en su bolso.

"¡SI!," gritó indignado Dalmand.

"¿No te parece raro que los goblins tengan tantas trampas alrededor de este lugar?," dijo Toyo al tiempo que hacía un nudo con su cuerda.

"¡¿QUÉ!? TE ESCUCHO BORROSO," gritó el semielfo un tanto aturdido.

"Agarra bien la cuerda, saldremos de esta," dijo Toyo dejando caer la cuerda, su cabeza negaba impaciente.

Crónicas lóbicas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora