-Sé que he dicho que alguna de las cosas que leerás en esta historia son exageradas. Esta no es una de ellas.-
El grupo que quedó dentro de la cueva aún estaba aturdido por lo que acababa de pasar, a excepción de Ari, quien se limpiaba sus manos de la sangre del goblin. Chayanne Y Marivi miraron boquiabiertos la inmensa ola de agua que acababa de llevarse a sus amigos fluir fuertemente hacia afuera de la cueva , mientras que Aioria se acercó a lo que quedaba del puente para ver la altura de la caída de la que se acababa de evitar...
"¡HEY!" gritó una voz que despabiló al brujo, era Camus, quién aún guindaba de una estalactita, metros arriba de lo que era ahora un río subterráneo.
"Ca... ¿Camus?, creí que te había llevado la corriente," comentó el elfo, aún incrédulo al ver a su compañero aferrado a la puntiaguda roca.
"Se llevó a Oscar, Toyo y Dalmand, yo apenas me pude salvar," se quejó el guerrero, quién procedió a amarrarse a la estalactita con lo que quedaba de la cuerda de la que estaba unido a sus amigos para liberar sus manos, luego sacó de su bolso su propia cuerda y la amarró a una flecha de su ballesta, "voy a disparar esta flecha hacia la madera del puente, necesito que amarres la cuerda a algo para bajar hacia ustedes."
Camus disparó su flecha con certeza hacia el puente, pero Aioria usó su destreza para agarrarla en el aire, sorprendiendo al grupo, y amarró la cuerda firmemente a una roca gigante.
El guerrero tocó con un dedo la cuerda, que tembló firme de un lado a otro, y al ver esto la jaló con fuerza para cerciorarse de que estaba bien asegurada. "Será mejor que esto funcione," se dijo a si mismo mientras se desamarraba la cuerda a la que estaba amarrado. Camus tragó en seco, y usó su escudo como ancla para bajar en rappel hacia sus amigos. Mientras se deslizaba, el joven miró hacia abajo para ver el río que empezaba a menguar sus corrientes hasta pisar el pequeño risco en el que estaban parado sus amigos, "gracias," dijo al grupo.
Ari, quién aún estaba parada sobre el cadáver del goblin, estudió un poco el mecanismo, "creo que la palanca era para liberar una represa de agua," concluyó.
"Y no parece que puede volverse a cerrar," concluyó Chayanne, "¿Ahora qué?" preguntó.
"Yo me quedaré un momento," dijo Marivi, "existe la posibilidad de que nuestros compañeros se hayan aferrado a algo, así podría auxiliarlos y subirlos," añadió, al tiempo que preparaba unas antorchas y cuerdas, "hagan lo que hagan, muévanse sigilosamente," la druida volteó a ver al hechicero del grupo, "Chayanne, confío en ti para liderarlos."
Chayanne asintió y dio un pequeño golpe con la punta inferior de su bastón al piso, luego hizo un gesto para que el resto del grupo lo siguiera. Camus, al ser el único que no podía ver en la oscuridad, tomó una antorcha, mientras que los demás caminaban sin problema alguno por los inclementes pasillos por de la cueva. Los pasadizos eran húmedos, pequeños y llenos de afilados bordes, y terminaban en lo que parecían ser pequeñas habitaciones.
El hechicero, al acercarse, miró lo que parecían ser 3 pequeños vigías mirando a su alrededor, habían sentido los temblores de la crecida y estaban nerviosos y muy atentos a su alrededor. No tenían armadura, pero cargaban con arcos crudos y rudimentarios.
Chayanne les ordena acercarse usando las estalagmitas para cubrirse: Camus usa su escudo para cubrir la llama para no llamar la atención mientras se movía agachado, Ari aprovechó su pequeña estatura para no ser vista, y Aioria dio un ágil salto aprovechando el ruido de la fluyente para hacer un aterrizaje casi silencioso, pero Chayanne no se da cuenta de donde pisa, y se resbala haciendo caer un pilar de rocas alertando a los ya asustados goblins.
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Crónicas lóbicas.
AdventureLos eventos que relataré a continuación cuentan mis desventuras con un grupo de mercenarios. Espero entiendan que ciertas parte de esta bitácora son improvisadas, imaginadas y a veces exageradas, porque a veces es difícil tomar notas mientras estás...