Toyo, Dalmand y Oscar terminaron siendo arrastrados en un caos acuático de remolinos y corrientes hasta la entrada de la cueva, y allí, donde antes había un firme camino de piedras hacia la oscura caverna, ahora había un fuerte riachuelo que se desparramaba sin rumbo ni destino por el suelo.
El trío se levantó y usó lo poco que les quedaba de energía para armar un pequeño campamento en donde descansar y sanar sus heridas. Toyo usó su fuerza para romper troncos secos con sus manos tratando de desquitarse con algo, Dalmand sacó su laúd y lo inclinó un poco para vaciar el agua que estaba acumulado en su interior y Oscar juntó la madera recogida por Toyo y encendió una pequeña fogata.
"ᴾᵉʳᵒ ˡᵃ ᵖᵘᵗᵃ ᵐᵃᵈʳᵉ," se quejó el halfling mientras exprimía su ropa al calor del fuego, "ᵉˢᵉ ᵐᵃˡᵈᶦᵗᵒ ᵍᵒᵇˡᶦⁿ," exclamó mientras sacudía su cabello, luego se sentó y buscó en su mochila un trozo de carne seca para comer, pero solo encontró raciones mojadas. "ᴹᵃˡᵈᶦᵗᵒ ᵍᵒᵇˡᶦⁿ," repitió al tiempo que mordía su comida con rabia.
"No puede ser," suspiró Toyo cruzado de brazos, "tanto que hicimos para reunirnos en esa cueva para ser echados de esa forma, nada me quitarán la gloria de matar al líder de esas escorias" exclamó el barbaro, en su rostro se dibujaba una mirada tan llena de ira, que si tuviera una chispa de magia en su sangre secaría el río y haría volar la cueva con todos adentro.
"Oscar, ¿Jessica no estaba en la cueva con ustedes?" Preguntó Dalmand extrañado mientras afinaba su instrumento.
"¿ᵠᵘᶦᵉⁿ?" preguntó Oscar con la boca llena.
"La elfa clérigo que estaba con ustedes," respondió Dalmand, un tono de preocupación e indignación teñía su voz.
"¡ᴬʰ ˢᶦ!" asintió Oscar, y luego tragó sonoramente, "ᵉˢᵗᵃᵇᵃ ᵐᵘʸ ʰᵉʳᶦᵈᵃ ᶜᵘᵃⁿᵈᵒ ᵉⁿᵗʳᵃᵐᵒˢ ᵃ ˡᵃ ᶜᵘᵉᵛᵃ, ᴹᵃʳᶦᵛᶦ ᵘˢᵒ ᵘⁿᵃˢ ʰᶦᵉʳᵇᵃˢ ᵖᵃʳᵃ ᶜᵘʳᵃʳˡᵃ ʸ ᵈᵒʳᵐᶦʳˡᵃ ʸ ˢᵘᵍᶦʳᶦᵒ ᵠᵘᵉ ʳᵉᵍʳᵉˢᵃʳᵃᵐᵒˢ ᵃ ˡᵃ ᵃˡᵈᵉᵃ ᵖᵃʳᵃ ᵠᵘᵉ ᵈᵉˢᶜᵃⁿˢᵃʳᵃ."
"¿Y?" preguntó Dalmand, sintiendo su corazón en su boca de la preocupación.
"¿ʸ ᵠᵘᵉ?" respondió Oscar.
"¿Y regresaron?" suspiró el bardo, un tanto hastiado de las desinteresadas respuestas del halfling.
"ᴮᵘᵉⁿᵒ ᶜʰᶦᶜᵒ, ᵃᵠᵘᶦ ᵉˢᵗᵃᵐᵒˢ, ¿ᶜʳᵉᵉˢ ᵠᵘᵉ ᵉˢᵗᵃʳᶦᵃ ᵐᵒʲᵃᵈᵒ ʸ ᵛᵘᵉˡᵗᵒ ᵛᵉʳᵍᵃ ˢᶦ ʰᵘᵇᶦᵉˢᵉᵐᵒˢ ʳᵉᵍʳᵉˢᵃᵈᵒ ᵃ ˡᵃ ᵃˡᵈᵉᵃ?" respondió el halfling.
Toyo, un tanto hastiado de la conversación, se levantó y puso su áspera y gran mano en el hombro de Oscar, cubriendo casi todo su cuerpo, "¿qué pasó con Jessica?", preguntó.
"ᴺᵒʲᵒᵈᵃ, ᵖᵉʳᵒ ⁿᵒ ᵖᵘᵉᵈᵒ ᶜᵒᵐᵉʳ ᵖᵃᶻ," refunfuñó Oscar, "ᵉˢᵗᵃ ᵉⁿ ˡᵃ ᶜᵘᵉᵛᵃ ᵉˢᶜᵒⁿᵈᶦᵈᵃ, ˢᵉ ᵈᵘʳᵐᶦᵒ ˡᵘᵉᵍᵒ ᵈᵉ ᵠᵘᵉ ˢᵃⁿᵃʳᵃᵐᵒˢ ˢᵘˢ ʰᵉʳᶦᵈᵃˢ."
"¿En la cueva llena de goblins que se acabó de inundar?" inquirió Toyo, apretando su mano en el hombro de Oscar.
"ᴼʰ," dijo el halfling, entendiendo la preocupación de sus compañeros.
"Oh," repitió el bárbaro.
Jessica, una elfa -o medio elfa, le he preguntado varias veces de forma sutil, pero no parece tener clara su ascendencia- clériga, había entrado a la cueva junto a Oscar, Ari, Marivi y Chayanne, y mientras investigaban una de las grutas fueron emboscados por una jauría de lobos entrenados por los goblins, iniciando una sangrienta pelea.
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Crónicas lóbicas.
AdventureLos eventos que relataré a continuación cuentan mis desventuras con un grupo de mercenarios. Espero entiendan que ciertas parte de esta bitácora son improvisadas, imaginadas y a veces exageradas, porque a veces es difícil tomar notas mientras estás...