tres

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Realmente eres fuerte.

Aún recuerdo el día en que decidiste 'salir del armario'.

Aquellos días lamenté profundamente no ser alguien fuerte o atlético.

Ese día con un dolor intenso en el pecho y las hojas de mi cuaderno manchadas por el llanto, te dibuje, fue la primera vez que dibuje esas horribles gotas en tus bellos ojos.

Amaba ver tu rostro sonrojado, pero definitivamente odiaba dibujarte con la nariz y mejillas rojas por el llanto.

Fue la primera vez que me acerque a ti.

Recuerdo que después del llanto te quedaste dormido, temí despertarte y quedar como un acosador frente a ti.

Aunque claramente ya lo era.

Pero para mí tu seguridad iba primero, me acerque con un pañuelo turquesa que siempre solía llevar conmigo, tomé con cuidado tu barbilla y limpie el rastro de lágrimas en tu rostro.

Con cuidado traté de ponerte en una mejor posición, no quería que al despertar tuvieras más dolor, pero al tomar tu brazo un leve quejido salió de tus labios.

Levante las mangas de tu suéter lila y sentí como el aire abandonaba mi cuerpo.

Manchas moradas y verdosas, hematomas, golpes, tus brazos estaban llenos de ellos y casi por instinto levante tu suéter para solo confirmar mi teoría.

Alguien te golpeaba, estaba seguro de que no era en el colegio pues aunque a veces solían ser hostiles contigo nunca llegaron a golpearte.

Decidí seguirte, nunca lo había hecho, pues a pesar de seguirte en secreto por toda la escuela, no me atrevía a seguirte más allá, talvez porque quería convencerme de que no era un acosador, sino un artista pendiente a su más grande inspiración.

Vivías con tu madre, una mujer pequeña de mirada filosa y pecas que recorrían su rostro.

Tus hermosas pecas la sacaste de ella, pero estaba seguro de que era solo eso, pues quitando aquel parecido eran casi opuestos.

Con miedo a ser descubierto, mire todo atentamente por una ventana.

—¿Qué son horas estas de llegar? —pude ver a mi pequeño temblar tras la llamada de atención de aquella mujer.

—Lo siento... me quede dormido...

—¿Estás seguro? ¿No te habrás ido de ofrecido con algún niño de tu escuela?

Mire atónito a la mujer del otro lado del vidrio, ¿enserió había escuchado bien?

—Y-yo nunca haría eso madre —podía ver como agachabas la cabeza ocultando las lágrimas que volvían a salir por tus ojos.

—¡Dios! ¡¿Cuántas veces te dije que odio verte llorar mocoso molesto?!

Vi como tratabas de protegerte con tus brazos mientras esa mujer se te acercaba con paso furioso.

Sin pensarlo muy bien tomé una piedra del suelo y la tiré hacia la casa.

Me di cuenta de lo que había hecho cuando escuche como esa mujer salía apresurada de su casa.

Tomé con fuerza mi mochila y empecé a correr sin querer que vean mi rostro.

Talvez y solo talvez no recibiste una paliza ese día, y si hubiera podido evitar más, no me hubiera importado después que mi madre me diera un buen golpe por ensuciar mi uniforme en la persecución.






Productiva ando jsjs

~JJ se despide ;3

TRUE COLORSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora