Outro: Wings

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Diciembre de 2014

En la mañana de navidad la fuerte nevada de la noche anterior hacia su presencia dejando unos congelados 5° c. Fácilmente, los punta de tus dedos podían volverse rojos al igual que tus orejas y nariz, incluso podías ver claramente el aliento de las personas a tu alrededor. No sé por qué razón pero todos creímos que fugarnos de nuestras casas tan temprano era buena idea. No recuerdo en específico quién de nosotros dio la idea, o quizá fue de todos. En nuestro interior sabíamos que no a todos nos esperaba un almuerzo caliente acompañado del amor de nuestras familias. Cada uno vivía su mierda, ¿saben? A diferencia de Namjoon, Seokjin y de mí, supongo.

Nuestra primera idea fue dirigirnos al muelle alejado junto a la playa, aunque luego de la Nevada estaba más que claro que nos  congelariamos hasta los huesos. La siguiente idea la propuso Jungkook de la nada: ir hacia el edificio abandonado a orillas del bosque. Nunca nadie ha estado ahí, así que muchos dudan que el lugar siga en pie o que siquiera exista. Se suponía que era un proyecto para un hotel paradisíaco pero en algún accidente extraño muchos de los trabajadores terminaron heridos y la estructura casi se vino abajo, o es lo que dicen. Nadie quiso continuar en aquel lugar, clasificándolo como inseguro. Pero bueno, estábamos aburridos. 

—De camino aquí vi a unos chicos sorber algo por la nariz —dijo Jungkook de la nada mientras pateaba una piedra en el suelo e imitaba la acción—. Qué jodidos, mucho peor que nosotros. 

—No sé qué tan podridas estén sus cabezas o cuáles sean sus problemas —continuó Yoongi—. Pero estoy seguro de que mis líos no son tan grandes como para recurrir a eso.

—O posiblemente solo eran unos idiotas experimentando —agregó Namjoon a la conversación.

—Ya no hablen de eso —les dijo Jin.

—Como sea —respondió Jungkook, pasando sus manos por detrás de la nuca.

Taehyung iba a la cabeza del grupo, probando su equilibrio entre las vías abandonadas de un tren. Tal parecía que todo éste distrito era algo que muchos venían esquivando desde hace tiempo. Supongo que muchas familias prefieren vivir en la zona céntrica de la ciudad que venir hasta las afueras donde casi todo son bosques o campos. Hoseok venía detrás de mí hablando junto a Namjoon mientras que Yoongi y Seokjin miraban con cuidado la zona.

—¿Estás seguro de que es por aquí, Jungkook? —pregunté, hasta entonces no había dicho nada.

—Claro, claro.

Luego de un tiempo caminando dimos con un amplio terreno casi desolado, a unos pocos metros había un enorme pozo que, al acercarnos, nos dimos cuenta que se trataba de una vieja piscina. Jungkook, Taehyung y yo comenzamos a correr, como si hubiéramos descubierto algún tesoro. Finalmente habíamos encontrado el sucio y dejado edificio de dos plantas.

Cuando entramos hacia más frío que a fuera, era enorme y, pasé a los rumores, se veía sólido. De cualquier forma pasó demasiado tiempo como para que algún bloque de cemento nos cayera desde el techo. Decidimos pasar la tarde allí haciendo una fogata y bebiendo unas cervezas que Yoongi robó de la nevera de su tío. De todas formas ellos lo cuidaban únicamente porque su padre les enviaba trescientos dólares al mes, así que prácticamente había pagado por ello. No se sabía nada de ese hombre y Yoongi jamás le había visto la cara, el dinero solo llegaba cada cierta fecha pero a él tampoco le importaba qué fuera de la vida de su padre. 

Cuando la cerveza se acabó nos largamos del lugar e hicimos lo impensado: robamos un auto. Quién sabría que Hoseok era tan bueno para esas cosas, me refiero a abrir uno, o que Seokjin no se opondría a conducirlo hacia dónde quisiéramos. Esa noche, cuando se suponía que debíamos estar compartiendo entre nuestros familiares, recorrimos la ciudad haciendo escándalos y comprando casi todo lo que quisiéramos de una tienda. Tal vez si estábamos con nuestra verdadera familia, eramos nosotros y nadie más.

Era increíble lo rápido y despreocupados que íbamos, como si el mundo fuera nuestro. Después, cansados, nos detuvimos en un vacío espacio de estacionamiento donde dejaríamos el auto y corrimos juntos hacia un parque. Cuando la media noche venía pisandonos los talones encendimos fuegos artificiales despreocupadamente. Creo que fue una promesa de que siempre estaríamos juntos.

Diciembre de 2016

Mi turno terminaba exactamente a las ocho de la noche, seguidamente dejaba la tienda de conveniencia a cargo de mi compañero, que parecía malhumorado por tener que pasar la navidad atrapado en este lugar en lugar de salir con sus amigos a beber. Al salir me sorprendí de ver a Namjoon y Hoseok esperando por mí fuera del local. Ambos venían en el coche así que debía suponer que todos estaban juntos. Ya había pasado un año desde los accidentes del año anterior y cada uno se propuso mejorar drásticamente sus vidas. Era poco lo que sabíamos de Yoongi, pues decidió estar fuera de la ciudad varios meses, mientras que la pandilla que los lastimó lo creían muerto.

Jungkook, que tuvo una interminable lucha antes de volver a caminar, se mudó a las habitaciones de su universidad para salir de casa de sus padres.

Namjoon volvió a casa de los suyos a pedir perdón y algo de apoyo en lo que rehacia su vida, y por supuesto lo aceptaron. Hace poco volvió a saber de Jihyo, quien se casó y esperaba un hijo, y comprendió que ella tampoco le guardaba ningún rencor.

Hoseok se recuperó rápidamente, ninguna de las balas lo afectó de gravedad, tiempo después decidió entrar a la universidad, fue algo repentino y aún de vez en cuando apoya a Namjoon en el estudio de grabación donde Kim había decidido desempeñarse.

Finalmente Taehyung, que al igual que Yoongi se marchó unos meses y tras regresar volvió a acercarse a la familia de Seokjin con la mirada más tranquila y dejó de buscar su propio daño.

Por mi parte recibí una dura quimioterapia que me agotaba inimaginablemente pero con el tiempo pude seguir marchando normalmente.  De vez en cuando me perdía mirando a los chicos, me sentía orgulloso de ellos y sabia que Seokjin también lo estaría.

Ninguno de los tres dijo nada, me subí en silencio al auto y fuimos hasta el edificio de siempre que ya no era tan abandonado. Faltaba nada para que el lugar fuera demolido y tras ver las noticias supongo que todos pensamos en ir allí una última vez.

—¡Hey, Jimin! —Saludó Jungkook, estaba tan alto que casi debía mirarlo por arriba—. ¿Quién es el idiota de tu jefe que te hace trabajar incluso en navidad?

Me reí y fui chocar los puños con él justo a tiempo para sentir el brazo de Yoongi sobre mi hombro.

—Solo dinos si debemos patearle la cara.

—Es un trabajo como cualquier otro por un sueldo mínimo —respondí, aunque era imposible hablar seriamente—. Quizá deberías probarlo alguna vez.

—Hablarle a Yoongi sobre trabajo es como hablar con un tigre para que sea vegetariano —dijo Namjoon burlonamente.

A pasos lentos luego lo a vi a él acercarse, todos nosotros sonreímos en dirección de Taehyung quien traía un cachorro entre sus brazos. Se veía tan tranquilo que parecía irreal.

—Y bien, ¿qué estupidez haremos esta noche? —preguntó.

—Creo que ya hicimos suficientes —contestó Hoseok.

Esa noche en lugar de fuegos artificiales encendimos velas en honor a Seokjin y nos despedimos de aquel lugar para siempre, seguros de que nuestros lazos no dependían de él.

Cuando los vi a todos ellos me sentí feliz y comprendí que Navidad no era la misma sin ellos, mi verdadera familia.




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 𝒀𝒐𝒖 𝑵𝒆𝒗𝒆𝒓 𝑾𝒂𝒍𝒌 𝑨𝒍𝒐𝒏𝒆 | BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora