5. Sueños pasados por agua.

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Dalia

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Dalia

De un momento a otro, el colchón de mi cama se hunde, pero me doy la vuelta, ya que es domingo y estos sirven para dormir, así que a mí que no me jodan, sea quien sea.

Noto cómo un líquido frío me moja la cara y me levanto de un salto para ver quién ha sido la lista en echarme agua en el rostro. Cuando enfoco mi vista a Marga no puedo evitar que las palabras se me escapen de la boca, pero es que me da igual. Qué aborto se perdieron nuestros progenitores, de verdad.

- ¡¿Y a ti qué mierdas te pasa por la puta cabeza!? ¿Es que no tienes cerebro o algo así?

Marga me pone cara de niña buena y me hace una señal con la cabeza para que mire el reloj digital que hay en mi mesita oscura de noche que hay al lado de mi cama. Cuando miro la hora que es no sé si reírme, llorar o matar a mi hermana.

- Son las jodidas siete de la mañana. En serio, tú lista, lo que se dice lista, no eres, ¿eh?

- A ver, que la que quería investigar todo esto eras tú, ¿te lo recuerdo?

Punto para Marga.

- ¿Pero tan pronto?

- Yo solo sigo órdenes, hermanita. -al decirme eso se me queda una cara de idiota. ¿Órdenes, de quién?

Amber se asoma por mi puerta y al verme levantada y con cara de mala hostia enseguida mira a Marga con cara interrogativa. Marga al ver a nuestra hermana solo se encoge de hombros y abre la boca dejándome a cuadros.

-¿Qué? Solo he hecho lo que me has pedido.

- Vaya, pensé que me querías un poquito más, por eso de compartir bolsa y eso. ¡Que soy tu gemela, Amber! ¿Por qué le has dicho que me tire agua? O lo que espero que sea agua.

- Es agua. -me informa Marga, que maja, oye.

Amber cuando le suelto eso deja de mirarme a mí para mirar a nuestra hermana mayor. La susodicha pone solo cara de niña buena, de niña que no ha roto un plato en su vida. Ja, eso no se lo cree nadie.

- Marga... -le dice Amber.

- Si...

- ¿Le has tirado un vaso de agua a nuestra hermana? -le pregunta en un tono más bien de estos típicos de "¿acaso has hecho lo que creo que has hecho?"

- A ver, yo no es por meterme, pero voy empapada, así que ya respondo yo. ¡Claro que me ha tirado un vaso de agua! - me meto porque la conversación avanzaba demasiado lenta.

- Marga, ¿exactamente, qué te he pedido que hicieras?- le pregunta Amber a Marga.

- Que despertara a Dalia y ves, ¡está despierta!

- Pero no con agua, retraso con patas. -le digo yo ya un poquito harta.

- Si no era con agua no habría forma de despertar a la princesita.- me comenta Marga.

El asesinato de la cuarta florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora