comienzos.

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Pronto, el sol daba comienzo a otro largo día. Cierto alto hombre de azulados ojos y rubios cabellos llevaba ya un par de semanas trabajando como el jefe de traumatología dentro de un prestigioso e importante hospital, y a pesar de haber estado haciéndolo bien en tan poco tiempo, siempre existían las inseguridades y exigencias por su parte. Un gran y claro ejemplo de ello es que se decía a sí mismo un sinfín de veces que debía ser aún más exitoso que su padre o simplemente no parecerse a él en ningún aspecto.

Jaeger había despertado a la par de que el sol hacía acto de presencia; pero no fue hasta que tomó su teléfono, que se había percatado que estaba despierto incluso antes de que su alarma sonara. Y fue así donde logró aprovechar el tiempo restante para así quedarse mirando el techo de su habitación en un intento de repasar un poco sobre su situación actual. Incluyendo allí mismo sus miedos, sus exigencias y demás.

Al poco tiempo, dicha alarma comenzó a sonar, lo cual llevó a Jaeger a tomar un baño, vestirse, y terminar de alistarse al cabo de unos minutos. Su barba había crecido mínimamente, pero el perfeccionismo aprendido de Zeke hizo que tomase un par de minutos de su mañana para recortarla, mirarse al espejo y simplemente darse un par de palabras de ánimo para su turno en el hospital.

"Hoy será un buen día, Zeke" logró murmurarse a sí mismo una vez terminó de arreglarse, suspirando posteriormente para así darle comienzo a su atareado día.

Con sumo cuidado procede a bajar las escaleras, ya que tampoco estaba en sus planes despertar a la mujer con quien había estado viviendo durante las últimas dos semanas, pero desafortunadamente aquello fue inútil debido a que la fémina estaba esperándole sentada en el comedor con una enorme sonrisa una vez le vio llegar.

—Buenos días, Zeke—la amable mujer simplemente pudo sonreírle al joven en un intento de que éste le respondiera de la misma manera, lo cual el chico no tardó en hacer.

—Buenos días, mamá— con la reciente sonrisa en su rostro, se acercaba a la mujer para poder dejar un afectuoso beso en su mejilla, sentándose frente a ella al cabo de unos segundos más tarde. Agradeció por la comida sobre la mesa y fue de esa manera, que tomaron el desayuno juntos hablando un rato antes de que el chico empezara con su camino hacia el hospital.

Zeke Jaeger no era un hombre que hablara frecuentemente sobre la relación que mantenía con su familia; pero a su madre le debía todo, absolutamente todo. Gracias a aquella mujer, Zeke pudo seguir adelante hasta convertirse en un importante y prestigioso cirujano, y estaba profundamente agradecido de todo el apoyo que le había dado desde que su padre les había abandonado, ya que fue ella sola quien lo sacó adelante una vez Grisha huyó de sus vidas. Y el hombre en el que Zeke se había convertido, era gracias a todo el arduo trabajo que había hecho su madre.

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Horas más tarde, dentro del hospital para ser más específicos. Se encontraba cierto grupo de jóvenes internos saliendo un rato de aquel recinto para poder estirarse y simplemente tomar algo de aire fresco antes de regresar con sus pacientes. Tenían aproximadamente 12 horas trabajando allí sin ningún momento para relajarse; y a decir verdad, lo que más deseaban y necesitaban era un pequeño descanso.

—A veces no entiendo por qué elegí ser esto—una alta fémina con cabellos castaños y pecas por todo su rostro era quien decidía romper el silencio a la par que estiraba sus brazos. —No sé por qué nadie me dijo que mi vida iba a ser así si decidía entrar a medicina.

Saving lives | SNK hospital AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora