Etapa 6

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Sucia Realidad

ー¡Cream! — La angustia calaba por su garganta para sonar como un lamentable susurro.

Distinguiendo en medio del desastre, pedazos de carne en descomposición, una putrefacción cómoda en llevarse todo e incluso con ellos, como un pantano mohoso, Jenna le ahogaba los olores, la visión y la verdad de un situación que desconocía por completo, los poros de su piel se sentían sucios, con asquerosidad indescriptible provocado por el calor de un sótano repleto de  moho, pelos de ratas, cabezas sin cuerpos, sangre entremezclada y la maldad desprendida. Sin cuidado más allá de toda la adrenalina, Jenna pisó sin querer, una cabeza de rata, sintiendo debajo su zapatilla los sesos del animal.

—Es una loca de mierda esta chica— Se sacudió el calzado.

Tuvo mil pensamientos contradictorios, ninguno fue lo suficientemente fuerte como para abandonar a su amigo Cream, mostrando la lealtad que le había agarrado a  ese ser humano, sin querer.  Jenna le tocó el rostro, direccionando su cabeza hacia todos lados, sin repelente alguno, sin prevalencia, sin impedimento mental, sin nada que una genuina preocupación que traspasaba los miedos de su atormentada infancia,  le buscaba algún signo de vitalidad de su parte, algo que demostrará su presencia, su vida.

—...Cream, Cream, Cream...— Titubeaba.

Los temblorosos dedos de Jenna le tocaron la espalda tratando de sentir sus pulmones, agitada. Sintió una leve respiración y la inconsciencia abarcado de pies a cabeza al joven, en socavones de una profunda desorientación que seguramente dormía pensando en tonterías, pudo quitarle la cuerda de sus labios conviviendo en la cercanía de sentirlo por oírlo respirar con la boca. Suspiró aliviada, con todos los sentidos despierto por lo nerviosismo o el miedo. 

—¡Despierta, por favor!— Lo agitaba con una fuerza motriz que se perdía por la falta de aire puro.

Le propinó una cachetada. Una forma brusca de despertarlo. La única y última opción que su cabeza le mostraba como opción rápida y eficaz. En medio de un sótano mugriento en sesos de ratas y chillidos malolientes, Cream no reaccionaba, Jenna cerraba los ojos para contener sus lagrimas, volvió a pasar su antebrazo por la frente, sudada y agobiada, buscando un respiro óptimo como para seguir y no dejarlo, ensangrentado y sólo, a punto de morir.

—Pu-ump-kin...— Lo oyó con la débil voz que lo distinguía.

Lo abrazó rápidamente, con una alegría que se metía por los poros, a pesar de la suciedad, sus brazos abiertos rodeando el cuerpo amarrado, sin importar nada más que verle brillar lo ojos en medio de todo en lo que se habían metido, por sus decisiones arriesgadas. Todo se entremezcló en un alivio corto y desinhibido.

—...¿En donde-de estoy?...

—En un lugar de mierda —Respondió mientras aun nerviosa le miraba la cara y la boca reseca —  Te sacaré de aquí...—

Se llevó a la boca la linterna a la boca, tocándole los hombros, la musculatura hasta sus codos, buscando a tientas, llegar a las cuerda que tenía manchas rojas, con luz de celular que reflejaba todo menos lo indicado. A su vez, la luz de la bombilla principal del sótano, se encendió. Mostrando como resultado, a una Jelly enfurecida, amenazante y siendo semejante a un vampiro a punto de devorar a su presa.

ー¡Entraron a mi lugar favorito! ¡Aquí todos se mueren!ー El último escalón crujió ante el salto de la chica y una sonrisa divertida se cursaba por lo alto.

El celular cayó en el pavimento mugroso, perdiéndose. El filo del cuchillo brillaba contraluz mientras el nerviosismo caía en el par, el hueco en el estómago, era síntoma del miedo que se asentaba con comodidad en sus seres, diferencia al último hórrido momento, Jenna tenia una defensa propia que pretendía no romperse y una colérica sensación por los seres como ella, despreciables monstruos con piel humana. Sus ojos vacíos la miraban con diversión y ante ello, su naturaleza hervía como el calor del sótano asqueroso.

ー ¡Alejate de nosotros! ー Escondiendo a Cream detrás de ella.

Una negación con la cabeza y una sonrisa se presentaba, con esa suspicacia familiar. Jenna no pudo detenerse, atacando con la fiera interna que poseía, envío de un empujón a Cream con la misión de conseguir el celular entre basura.

Se abalanzó sobre la ajena, sorprendiendo por completo a la asesina de su amor perdido, sangre de rata se dispersaba entre chillidos malolientes y golpes entre carnes que dejaban moretones, Jenna tomó entre sus dedos el cuchillo mientras trataba de quitarle de sus manos, empujando el cuerpo hacia las escaleras.

—Eres despreciable Jelly. ¡Era tu puto hermano! ¡Te adoraba!

—¡NO MAS QUE A TI! ¡ESTA MUERTO Y ENTERRADO!

Jenna corrió para atacarla de nuevo, consiguiendo un patada en el estómago que la dejaba sin aire y una mano cortada,  la iracunda locura de su pasado se invocaba a ese momento, impulsada por el odio y el rencor, se removía entre empujones y golpes hirientes que a toda costa Jenna no saliera herida y aunque su mano dolía, no se detenía. Al igual que su contrincante.

  Jelly se le subió encima de ella, con el cuchillo apuntando su cuello o cualquier lugar de carne y Jenna deteniendo el paso de morir tan prontamente. Luego de haberla hecho caer entre rejillas y pelos. 

Ratas corrían por vivir, y otras por sobrevivir. Jenna se obligaba a vivir.

—¡Eres una malnacida! —Puntualizó Jelly, con el cuchillo acercándose a su sudorosa piel.

—¡Al parecer no la única! — Le golpeó la quijada seguido que le pateaba la vagina con fuerza irrefutable. 

Jelly mostró su dolor con un grito parecido a un aullido, el arma blanca cambió de dirección en el impulso, movido por manos y empujando sonando contra la misma carne al entrar, una abertura hiriente y sangrante en el costado derecho de la joven asesina.

Pumpkin cerró los ojos, al notar sin distinguir de donde provenía.

—¡JENNA! ¡NO!

—¡AYUDA! ¡CREAM!

Por primera vez las bocinas de la policía no eran un recuerdo del pasado, sino una sucia realidad.

 Impostura HumanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora