Prólogo

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Si tan solo... Tuviera un poquito más de fuerza.

WooYoung lloró en silencio cuando sus manos perdieron la fuerza y se tambaleó, su rodillas colapsaron y con ellas se fue ChungHee, quién estaba sentado en su espalda, utilizándolo como un asiento portátil. A WooYoung se le heló la sangre al percatarse que por su movimiento, el almuerzo de ChungHee ahora estaba derramado en el suelo del patio.

Oyó la respiración de San atascarse en algún lugar cercano a él, y después solo había un denso silencio, ni ChungHee ni sus amigos idiotas se movieron por unos leves segundos. WooYoung mordió su labio con fuerza para evitar quejarse de los calambres en sus piernas aplastadas por el mayor.

Jadeó cuando ChungHee se levantó bruscamente y lo agarró por el cabello, jalándolo hasta él.

— Tú... Eres un maldito inútil. ¡Tiraste mi comida! ¡Ni para ser una estúpida silla sirves!

WooYoung negó, moviendo sus manitos de un lado a otro, soltó un sollozo ahogado —. N-no ChungHee.. Yo no quería, yo...

Sin embargo, se silencio cuando ChungHee le dió un golpe en la mejilla, volteando su rostro a un lado. Su pómulo ardía y estaba seguro que saldría un horrible morado muy difícil de ocultar. Desde ese ángulo pudo ver la silueta de San, uno de los amigos idiotas de ChungHee estaba sentado sobre él, su rostro estaba pálido y tenía un hilito de sangre saliendo por su nariz, y un ojito inflamado, tenía una quemadura de cigarro sobre su labio inferior. Él estaba llorando silenciosamente, gruesas lágrimas recorrían su cara llena de suciedad. WooYoung sabía qué, aunque San tuviera esos golpes, él estaba llorando por WooYoung. Porque le dolía estar presenciando esto. Y WooYoung lo odió. Odió ser tan débil, tan tonto como para no saber defenderse a sí mismo y a San. Odió a esos imbéciles gorilas que lo único que tenían en su cabeza era lastimarlos como si no hubiera un mañana y tener sexo con chicas igual de estúpidas.

Yo, yo, yo... —. Se burla. — ¡Cállate maricon!—. ChungHee le dió otro puñetazo que le volteó el rostro al otro lado. WooYoung gimoteó por el tirón que le dió en el cuello. — Todos los malditos días es una tortura tener que verlos a ustedes, par de enfermos. Vagando en los salones como los inútiles que son. Dan tanto asco. ¿Por qué no se van? ¿Por qué no se mueren y le dan un respiro a esta escuela?

— Son unos fenómenos, Chung, no esperes mucha inteligencia de estas dos nenitas —. Soltó el que estaba sentado encima San. — Aah... Ya estoy lleno... —. Murmuró viendo con desagrado su comida a medio comer. Luego observó el cabello negro de San y con una sonrisa le tiró lo que quedaba en su "silla".

San se sobresaltó al sentir la comida empapar su cabeza y el cuello de su camisa. Con ojos llorosos observó lo que quedaba del almuerzo en la tierra debajo de él, conteniéndose de hacer arcadas cuando supo lo que quería DakHo.

— Ey, Sannie. Te veo delgado... ¿Porqué no comes un poquito, si? —. DakHo se levantó de su espalda y con su pie en el cuello de San lo obliga a bajar su rostro hasta los restos repletos de tierra. — Come.

Sin darle la oportunidad de hablar, DakHo estrella el rostro de San en la tierra y no lo mueve de ahí hasta que nota que la boca del pelinegro está recogiendo los pedazos de la comida.

DakHo levanta el pie y le da palmaditas bruscas en el nuca —. Eso, buena silla...

ChungHee observa a DakHo un momento antes de darle una señal con una sonrisa burlona. WooYoung intento levantarse para ir donde San al entender el gesto, pero ni siquiera logra ponerse de pie cuando es empujado nuevamente al suelo, golpeando su cabeza en el proceso.

A un lado de él, escucha el quejido del pelinegro al ser pateado en las costillas, seguido de las arcadas al vomitar la tierra junto a su escaso desayuno de la mañana.  WooYoung se retuerce por todas esa sensaciones tan desagradables y dolorosas a la que su cuerpo estaba sometido. No soporta la ganas de llorar, pesadas lágrimas cubrían su pequeño rostro, logrando hacerlo sentir más patético de lo que ya es. Sus manos tapan su boca en un vano intento de ahogar sus sollozos.

Uno de ellos se ríe.— Míralo... Que estúpido. Él solo sabe lloriquear como un bebé. 

Los demás ríen abiertamente con el, divirtiéndose a costa de esos dos chicos temblorosos.

Casi como un milagro el timbre suena anunciando el fin de la hora de descanso. En sincronía todos se alejan de esa penosa escena, sin molestarse en voltear siquiera una sola vez a los dos que se quedaban en ese estado moribundo.

Pasados varios minutos, que se sintieron como largas horas. San se mueve lentamente hacia el menor, sacudiendo suave el adolorido hombro de WooYoung. El pequeño se quejó e intento levantarse una vez más, está vez siendo ayudado por San, quien lo sostenía como si fuera un delicado cristal.

— ¿Cómo te sientes? —. Susurró el azabache, sabiendo la respuesta de antemano pero no le importaba preguntar.

— Horrible —. Gimoteó, sus ojos estaban cerrados para evitar que el mareo producido por el golpe se incremente. — Quiero irme, Sannie.

San asintió despacio, con una mueca triste y resignada. Cansado de tener que soportar eso cada día. Pero no podía pedir más, porque incluso ahí, en esa tortura constante, era mejor que el infierno que vivía en su propia casa.

— Vámonos entonces, Woonie. —. Dijo con la voz apagada y con temblorosos movimientos logro cargar a WooYoung en sus brazos. Mientras recorría lentamente el camino a la salida del instituto, sintió a WooYoung llorar en su hombro. San prefirió no decir nada y continuar dando cuidadosos pasos lejos de ese lugar.

— Perdón por que tengas que cargarme —. Murmuró el menor con voz pastosa, aún sin abrir sus ojos.

San sonrió débilmente — No me importa, Young-ah. Haría lo que fuera por tí.

WooYoung arrugó sus labios en un pucherito. Sin darle atención a las heridas que se abrieron en sus labios. — Yo también voy a cuidar de tí, Sannie. Sin importar que.

San asintió. — Está bien, Woonie.

Con pasos lentos y dolorosos salieron de la institución. No tenía importancia de todas maneras, casi siempre faltaban a clases y no era por gusto, a veces las palizas eran tan fuertes que terminaban inconscientes por varias horas.

A nadie le importaban lo suficiente como para ayudarlos y llevarlos a la enfermería, siquiera para verificar si estuvieran vivos. Un día incluso estuvieron tirados hasta la noche, tuvieron que salir corriendo porque el conserje había creído que estaban pintando las paredes y haciendo desastres.

Ese era tristemente, su realidad diaria.

...

Llegué otra vez con otro WooSanHwa ligeramente diferente :'3

Espero les guste 👀

Los nombres de la mayoría de los personajes son buscados por internet, no quise poner a ningún chinito de alguna banda, solista, etc. Así que cualquier nombre o aspecto físico es mera coincidencia ;)

¡Hasta la próxima amiguitos!

𝕎𝕊ℍ

𝐒𝐀𝐕𝐄 𝐔𝐒 {𝚆𝚘𝚘𝚂𝚊𝚗𝙷𝚠𝚊}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora