Capítulo Ⅶ

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San sostuvo la mano de WooYoung mientras el menor dormía. A veces salia de la habitación para descansar y buscar algo para comer, y nuevamente regresaba.

Habían pasado un día y medio, a veces charlaban y bromeaban entre ellos como normalmente lo hacía, con la excepción de que WooYoung parecía tener la piel más sensible.

Los doctores le habían dicho a San que era posible que le dieran de alta pronto. Sin embargo, los doctores no parpadearon al mencionar que la madre de WooYoung debía de permanecer en el hospital y necesitaba de una medicina cara. San sintió su corazón caer por la angustia, él no tenía dinero. Y en todo el tiempo que llevaba conociendo a WooYoung, sabía de sobra que la otra familia del rubio realmente no le interesaba mucho lo que sucedía con ellos, así que estaban solos, y el Seguro Médico de la Sra. Jung no cubría todos los gastos.

Cada minuto que pasaba su mente caía una y otra vez en la deuda con el hospital. ¿Que podía hacer él? Jamás le pediría nada a su padre, así que caía en sus manos resolver el asunto.

SeongHwa no había ido más a visitar a WooYoung después de que su madre fue a buscarlo. Imaginó que la mujer le había prohibido hacerlo. San no estaba molesto con él dada las circunstancias, así que pensó que después de que el horario de visitas terminará podría ir a su casa y pedirle algún consejo, o por lo menos un sincero apoyo.

—¿Otra vez estás pensando en eso? — La voz de WooYoung no era más que un susurro. San sostuvo su mano y le acarició los nudillos.

El rubio era muy conciente de que debían cierta cantidad de dinero, así como sabía que el seguro médico de su mamá no era suficiente. Ya que San era el único familiar cercano (eso dijo él), inmediatamente se le notificó el problema con el Seguro. Y San mencionó su preocupación con WooYoung.

El menor se había sentido enfermo. Y no porque estuviera en la camilla.

Era un sentimiento de impotencia al ver que San tenía una responsabilidad que no era suya y conociéndolo, sabía de antemano que iba a ser imposible hacer que San se relajara porque se iba a aferrar al problema hasta solucionarlo.

Y en otras circunstancias, esa determinación sería increíble. Pero no con una carga que no era suya.

— Si, yo... No tengo idea de que hacer. — Confesó San, su mirada no se apartaba de las mantas que cubrían el cuerpo de WooYoung.

— Lo vamos a solucionar, Sannie — WooYoung no sabía si se trataba de convencerse a sí mismo o a San.

El azabache le sonrió y apretó su mano unos segundos.

—Si, yo... Voy a salir un momento, de igual manera ya casi se termina el horario de visitas — San se levantó de la incómoda silla al lado de la camilla y luego de estirarse, besó la frente de WooYoung y salió de la habitación.

WooYoung observó el escuálido cuerpo de San, sus hombros encorvados hacía adelante en señal de derrota y sus pasos arrastrados. Suspiró profundamente una vez estando solo y parpadeó para tratar de alejar las lágrimas.

Tenía que ser fuerte para San.

۞

El viento frío de la tarde hizo que el cuerpo de San temblara.

Caminaba a paso rápido para llegar a la casa de SeongHwa. Quería un punto de vista diferente al suyo, y el mayor parecía ser centrado y con respuestas lógicas, tal vez su opinión fuera de gran ayuda.

Cruzó una calle y cuando dió unos pasos más, se detuvo abruptamente. Creyó haber escuchado algo.

Cuando estuvo un momento quieto y no volvió a oír nada, comenzó a caminar una vez más. 

San se congeló cuando fue capaz de oír el sonido, esta vez más fuerte. Observó al frente, y vio la casa de SeongHwa a la distancia, y la luz de su habitación encendida. San apretó sus labios, y giró siguiendo el sonido.

No sé sorprendió que fuera un pequeño callejón formado por las casas alrededor, la tarde hacía que el lugar fuera más oscuro de lo que realmente era, sin embargo, siguiendo un estúpido impulso, continuó caminando.

Ya en ese lugar, pudo escuchar bien el ruido. Eran sollozos y jadeos.

San hizo una mueca, pensando que había perdido el tiempo ahí, pero no detuvo sus pasos. Estando más cerca pudo ver quien era el dueño de los sonidos. 

Un muchacho no mucho mayor que él, se aferraba a su mochila como si fuera una especie de salvavidas. San se detuvo a cierta distancia, observando sin sentir compasión.

— ¿Te sientes bien? — Preguntó viendo al chico y luego al cielo naranja. Podía llegar a la casa de SeongHwa y estar unos minutos con él antes de que cayera la noche completamente y llegarán sus padres.

El muchacho se sobresaltó y observó a San con temor.

Él era obviamente de otro lugar. Nadie en ese pueblo miraba a San como si fuera el diablo. Tal vez a su padre si, y con justa razón.

— Yo... No puedo... Yo no puedo, no estoy hecho para ésto —. Balbuceó, sus manos apretaron las correas de la mochila con desespero.

Eso llamó la atención de San, se acercó despacio y se agachó al frente de él.

— ¿Qué cosa no puedes?

— Tengo que entregar esto. Pero... Me da miedo.

El azabache arrugó su expresión y miró el bolso con sospecha. El chico sintiendo su mirada, lanzo vistazos a los lados y abrió la mochila para mostrarle a San el contenido antes de que el azabache se negara a verlo.

Apenas San vió los paquetitos cuadrados sellados con una excesiva cantidad de cinta plástica, dió un salto y se alejó del chico. San no era ignorante en esos temas, sabía que esos negocios oscuros existían, pero aún así, no tenía contactos con esas personas y lo hubiera preferido así.

— E-estoy desesperado. Creía que podía con esto, pero la presión es horrible y...

—¡Cállate! — San siseó, viendo la salida del callejón con nerviosismo. El muchacho se sobresaltó y no pareció ser conciente de que acababa de exhibir su trabajo. — No digas nada.

San no necesitaba eso, ya tenía mucha preocupación por WooYoung para incluir el de alguien más. Iba a salir de ese lugar pero el chico volvió a hablar.

— Ni siquiera el dinero me da motivación suficiente... — Se quejó, volviendo a gimotear.

San se detuvo a mitad de camino. Sintió el sudor frío mojar su espalda y su mano tener un pequeño tic.  

¡No! Grito su mente, pero también quería ese dinero. Podía conseguir un trabajo mejor, era obvio, tenía opciones, pero para conseguir un lugar en esta corta cantidad de tiempo, uno que pagará bien y fuera estable, era muy poco probable. Sin mencionar que la mayoría no quería tener ninguna relación con él por culpa de su padre.

Mordió el interior de su mejilla y volteó a ver al tembloroso chico.

Como una última pregunta observó el cielo, y suspiró resignado al verlo oscuro. Ya no podía hablar con SeongHwa.

Giró sobre sus talones otra vez y se acercó al chico.

— ¿Dónde tienes que entregar ese bolso?

۞

"Me siento como si me estuviera perdiendo a mi mismo."

✨ Llegué ✨

𝕎𝕊ℍ

𝐒𝐀𝐕𝐄 𝐔𝐒 {𝚆𝚘𝚘𝚂𝚊𝚗𝙷𝚠𝚊}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora