Capitulo 63

811 102 47
                                    

Y cuando estés asustada estaré justo aquí.
¿Tienes miedo?, Mami esta ahí.

Aparecí de nuevo en mi habitación llevándome un susto cuando vi a Draco sentado sobre mi sofá en la esquina del cuarto.

—¡Draco! Son las cuatro de la madrugada.— hablé acercándome a él después de notar cuenta que lucía cansado y casi dormido.

—Me quedé esperando a que llegaras. No mentí cuando dije que saldría a buscarte.— negué tomando sus manos para levantarlo del sillón. Al igual que la última vez que lo vi, llevaba puesta su pijama y sólo unas calcetas negras.

—¿Tú has estado durmiendo aquí?— pregunté recostándome en mi cama, recordando que antes la había encontrado desordenada.

—si te soy sincero...— se quedó de pie a un lado de mi cama pensando.— Claro que había querido hacerlo, pero por alguna razón cuando intenté entrar tenía candado. Supuse que habías llegado— me quede en silencio pensando alguna respuesta lógica para eso.— Antonin, lo he visto entrar muchas veces aquí. No entiendo sus motivos pero es totalmente espeluznante.

—es gracioso, de todos los mortifagos que hay en esta casa, Antonin es el que más me asusta, mucho más que Bellatrix y mi padre.— respondí recordando todas las veces en que su mirada sólo se fijaba en mí cuando yo recorría los pasillos de mi propia casa.

—lo sé, tampoco me da buena espina.— dijo para después guardar silencio. Palmeé el espacio que quedaba a mi lado de la cama indicándole que podía acostarse. Se metió en el cobertor acercándose tímidamente a mí quedando frente a frente.— ¿Cómo te sientes?.

—mi cerebro aún no lo procesa y ahora mismo pienso que mi madre está en casa de Sirius parloteando y riendo.— contesté cerrando los ojos después de un suspiro, no quería tocar ese tema ahora, simplemente quería dormir y tratar de olvidar todo lo que había pasado.

—ven...— susurró arrastrándome hasta su cuerpo para abrazarme.

Las inmensas ganas de volver a llorar se hicieron presentes cuando sentí sus brazos rodearme con verdadero cariño. Me sentía afortunada por tener a Draco conmigo y ser una de las pocas personas que tenía el placer de conocer su verdadero lado amable y cariñoso.

(•)

Abrí los ojos entristeciéndome cuando noté que ya no había nadie a mi lado abrazándome al igual que toda la mañana. Parecía ser ya de tarde, probablemente las cuatro debido a los rayos de sol débiles. Había dormido durante horas con la esperanza de que eso pudiera hacerme recuperarme un poco o al menos ya no pensar o recordar más a mi mamá.

A los pocos minutos, Draco entró a mi habitación con unos platos en mano.

—estaba a punto de despertarte.— sonrió dejando los platos con comida a mi lado de la cama. Parecía haberse dado un baño, llevando unos jeans y un suéter color negro de cuello alto.

—no tengo hambre todavía.— respondí avergonzada.

Ahora mismo sentía que si algo tocaba mi garganta lo regresaría al instante, sentía un espantoso vacío en mi estómago.

—mira, sé que yo lo cocine pero... no debe saber tan mal, lo prometo.— dijo preocupado analizando el plato en busca de algún defecto.

𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐒 | D.M. vs G.W.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora