"Nueve sientas noventa y ocho, nueve sientas noventa y nueve, mil." Llegamos a un claro y en el centro del claro había un árbol de tronco naranja con hojas azules en forma de corazón tal cuan nos había descrito el pájaro. "Ewow", dijo Black mirándome después de mirar al árbol que era mas o menos de cuatro metros de altura. "¿Ahora?", Ñoño dio un paso más y desapareció con un aullido de dolor. Black y yo nos miramos con miedo. "Perdimos un acompañante..." "Al parecer sí. El pájaro ha dicho que 1000 pasos exactos...", me dijo. "Exacto", le respondí. "¿Cual es la medicina para curar un corazón roto?", resonó una voz muy grave de la nada. "¿La hierba turquesa?", me preguntó Black muy inseguro. "Mmm. ¡Ya sé! ¡El beso del verdadero amor!", grité un poco muy alto por lo cual Black me miró con angustia. "Exacto", resonó otra vez la voz grave. Ahora la pantera me miró con alegría pero por ahí me pareció ver amor en sus ojos. Creí que me estaba equivocando así que no le di más importancia y escuché una melodía extraña mientras que la puerta se abría. "Si vienen con buenos propósitos no les haré nada pero si vienen por curiosidad, les pasará algo no tan agradable", resonó de nuevo. Ahora habíamos entendido lo que le había pasado a Ñoño, así que avanzamos con miedo pero por suerte no nos pasó nada. Me di cuenta que había dejado de respirar, así que tomé aire de nuevo. "Entren". Black y yo nos miramos y asentí con la cabeza. Los dos avanzamos al interior del árbol, cuando vimos una escalera interminable hacia arriba. Gemí pues ya estaba muy cansada del viaje. "Vamos, lo vamos a logar", dijo la pantera muy segura de si misma. Asentí con miedo y empecé a subir en cada escalón me acordaba de una parte de mi vida que no me gustó para nada, cada situación que me daba miedo. A Black seguramente le pasaba lo mismo porque cada vez miraba con mas terror. Ya estábamos llegando arriba cuando grité de dolor. "¿Que pasó Taigara?", preguntó mi acompañante muy preocupado. "Mis padres", dije llorando pero subí el ultimo escalón. "Lo han logrado", dijo el unicornio que nos había esperado y observado desde arriba cuando estábamos subiendo.