Abrí mis ojos y parpadeé. estábamos otra vez en el mismo claro de antes pero el árbol había desaparecido. "Oeste", dijo Black señalando hacia la dirección que teníamos que ir. "Tengo hambre",dije haciendo un rictus triste. "¿Ya no tienes hierbas para la hambre?" "No..." "Pero..." "¿Me esperas un toque por favor?" "Obvio" me sorprendí por lo que dijo y fui a arrancar unas hierbas para la hambre que justo había encima de una roca cerca del claro. "¿Ya?", preguntó la pantera un poco inpaciente. "Si", le respondí con la boca llena. "¿No tienes hambre?", lo pregunté muy sorprendida. "Si, pero de tí", me respondió él y su cabeza cada vez se acercaba más a la mia. Me quede perplexa. "Aaaahhhh", escuchamos la voz de Ñoño y los dos saltamos de asombro. "¿What? Pe-pero", dijo Black. "Ay ese maldito unicornio. Me ha dicho mil palabrotas en cada idioma existente en este mundo. En pájaro, caballo, perro, pato...no sabia que existen tantas palabrotas", dijo súper molesto y desesperado la pobre pantera. "Y por el colmo me tocó con su cuerno y miren que lindas manchas azules tengo ahora en vez de negras", dijo muy molesto ya casi llorando. "Mis pobres manchas". Black y yo ya no podíamos resistirnos y empezamos a morirnos de la risa. "Pa-jaja pareces u-jaja un ha-jaja hada jajaja sin alas jajaja", dijo Black entre risas por lo cual la otra panera se molestó un montón así que de la nada se puso naranja. "Jajaja perdona pero ahora estas naranja", dije riéndome y le di una hierba contra los colores pero no sirvió para nada, como de igual manera no lo había hecho en las manchas negras y blancas misteriosas. "Bueee", Ñoño empezó a llorar. "Vamos niña", dijo Black a la otra pantera cuando él y yo ya estábamos avanzando. "No soy niña, soy un hombre guerrero", dijo Ñoño muy molesto. Pero nos alcanzó y se puso a mi otro lado para que Black no le haga daño.
Mientras que yo observaba cada uno de los movimientos de Black.
