CAPÍTULO 4

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Jessica

Mirase donde mirase solo veía la imagen de Carter y Liz besándose, ahora muchas cosas comenzaban a tener sentido. Las miradas entre Liz y el, las veces que la encontraba saliendo de su casa cuando yo entraba, las sonrisas que Carter le dedicaba, lo divertido que parecía cuando hablaba con ella...todo. Arrojé el teléfono lo más lejos de mí, no quería ver más, no podía. No podía contener mis lágrimas, ni controlar mi respiración. Todo a mi alrededor me daba vueltas, cada vez sentía la habitación más y más pequeña, mi pecho subía y bajaba tratando de controlar las respiraciones, se me estaba yendo de las manos todo...justo cuando creí estar creyéndome mi propia mentira, justo cuando creí estar en la cima, caí de una forma repentina.

Sentí la necesidad de hacerme daño, porque lo merecía, si Carter si había ido con Liz fue porque no le di suficiente, tal vez fue porque no quise hacer todo lo que él me pedía, tal vez solo me estaba usando o tal vez se dio cuenta de que estaba rota, llena de cicatrices y heridas, y por eso lo hizo, no lo culpo, era mi culpa estar congelada, no poder avanzar y la única verdad que había en mi vida era mi relación con Carter y ahora ya no quedaba nada, solo vacío.

Conseguí levantarme y me dirigí al cuarto de baño, miré por última vez la hoja afilada antes de traspasar mi piel con ella, esta vez decidí hacerlo en la parte interna de los muslos. Mientras lo hacía pensaba en lo repugnante que era mi vida, en todos los sucesos que ocurrieron mientras vivía en Cleveland con mi madre, el divorcio de mis padres, la marcha de mi padre y mi hermano a Canadá, el comportamiento de Carter cuando estaba conmigo, la foto...mi cabeza era un auténtico caos, cuando dejé de herirme lancé la hoja y miré mis manos ensangrentadas, "estás vacía y rota", esa frase se repetía continuamente en mi cabeza, no podía deshacerme de esos pensamientos, pero al fin y al cabo era verdad, era la puta verdad y yo no era lo suficientemente valiente como para enfrentarla. Debía aceptar que esa era mi realidad, que todo a mi alrededor estaba oscuro, marchitado y chamuscado, que me hallaba en medio de la nada, perdida y vacía, que mis grietas jamás iban a sanar como anhelaba...

-

En algún momento de la noche debí quedarme dormida, abrazada a mis rodillas, di gracias por haberme quitado la sudadera de Will, podría haberla manchado de sangre y lo último que quería era que pensase que estuviese chiflada, mi madre hace un tiempo, descubrió mis cicatrices y dijo que las personas que hacían estas cosas estaban mal de la cabeza, que eran unos perturbados, desde ese día procuré hacerlo a escondidas, todo iba bien, hasta que Will me descubrió...pensé que me juzgaría y que iría corriendo a contarle a todo el mundo lo que vio, pero me ayudó y no supe cómo reaccionar a sus acciones, a su contacto, tenía la piel algo lívida y suave, una piel preciosa, su voz relajada y sutil hizo mucho más ameno nuestro encuentro...

Mi teléfono -situado al otro lado de la habitación- comenzó a sonar, sacándome de mis pensamientos. Me dirigí hacia el pequeño sofá que había en mi habitación, -dónde se hallaba mi teléfono desde la noche anterior- la persona que me llamaba era Carter. Pensé en apagarlo, pero a estas alturas no valía la pena, por ahora no pensaba decirle nada de lo que había descubierto. Después de debatir conmigo misma decidí contestar. Descolgué y me llevé el teléfono a la oreja.

- ¿Sí?

-Hola amor, ¿tienes planes para esta noche? -no respondí, se me formó un nudo en la garganta que me impedía hablar en ese momento, estaba nerviosa, no sabía que debía responder, pero si quería que no sospechase tendría que aceptar todo lo que dijese a partir de ahora- ¿Jess?

-No, claro que no, ¿Qué tienes pensado hacer?

-Liz da una fiesta esta noche, para celebrar nochebuena en su casa, ya que sus padres se han ido por unos días... y nos ha invitado. ¿Qué me dices?, ¿te apetece?

A través del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora