Las horas pasaban, ya era de madrugada y podía observar los destellos azules del amanecer imperante en el cielo; papá había llegado para cuidarme en lo que los demás llegaban para seguir con el rol de cuidados, amaba tener a mi papá cerca, es mi Súper Héroe y sentirlo cerca es la manera en la que me siento protegida. Reflexiono sobre lo que pasa, obvio no puedo contarle a papá que mi flamante médico me ha besado y…yo lo deseaba también. Sólo veo a mi padre revisar correos en su computadora mientras yo intento dormir escuchando mi selecto playlist del celular que a escondidas poseo para poder conectarme con el mundo. Mi muro de Facebook está plagado de las vidas “felices” y convincentes de mis amigos, se me revuelve el estomago de pensar en todo lo que estoy perdiéndome están aquí, siendo parte de la utilería médica, siendo la paciente de la cama 8.
Revisan mis signos, todo está bien y papá festeja el almuerzo colorido que han traído para mí. No puedo olvidar ese momento, sólo sonrío y continúo con mi flamante platillo de hospital. Vuelvo a tomar mi celular, papá se ha ido y publico: “Día 17: las mejores cosas de la vida son las que llegan de manera inesperada y sin tiempo para el destiempo.” ¡Wow! ¿40 likes?... el hospital te vuelve filósofo, te vuelve poeta, te vuelve activista…te vuelve humano, otra vez. ¿Cuánto hemos aprendido de la vida por los golpes y no por la iniciativa?, cada día el diálogo conmigo misma representaba un ritual inevitable y necesario. Me di cuenta que esta era una oportunidad magnifica de comprender que los seres humanos de este siglo, nos cuesta darnos el tiempo, todo lo queremos con agenda en mano y disposición latente. Todo planeado, con condiciones, con horario y con orden. ¡Maldito cáncer de la monotonía! ¡Lo que juré convertirme jamás! , había cometido infidelidad, pero no de esa tortuosa moralista y sin entender las circunstancias, sino de ese infidelidad que quiebra la sonrisa y hace llover el rostro, la infidelidad a uno mismo. Adela, si es una profesionista prometedora, con una familia maravillosa, amigos selectamente elegidos y una rutina gradual de responsabilidades adultas…¿pero Adela que le está brindando a los demás empezando a ser fiel a sí misma?
Había decidido no tener una pareja, después de propuestas de matrimonio, yo quería salir huyendo, no era mi tiempo y ni quería que lo fuera. Salía con chicos pero de alguna u otra forma saboteaba los caminos a descubrir por estos impávidos jóvenes. No buscaba pasión sino intimidad, conmigo así funciona el triangulo del amor verdadero: primero, confianza para ser yo para luego pasar al segundo donde me sale mi “ello” según Freud, del compromiso que propondría Sternberg, pues es opcional, la verdad es que disfruto del sexo casual como del formal, la misma premisa va para ambos, saber realmente con quién estoy y ser responsable.
La próxima canalización me despierta de mi lapsus filosofus (así le digo yo), ha llegado la enfermera pues mi vena se ha comenzado a inflamar, así que como Cristóbal Colón en busca de nuevas tierras, así el mapa de mis venas que apenas son bosquejos. ¡Auch!, hoy sólo fue en el primer intento, no hay nada más que sufrir por el momento, la mañana trascurre y recibo la noticia de la próxima visita de algunos familiares, por lo tanto seré el alma de la fiesta de las agujas y sueros, mi visible sarcasmo es porque realmente estar en el hospital no lo siento un punto de encuentro social, mi cabello está revuelto, la bata cubre mi cuerpo pero es como ser la Eva del paraíso del nosocomio y de estar tan aislada, las pláticas me parecen difusas y poco comprensibles para mi dispersa atención.
Si quiero visitas, es más, sólo una; la de aquel individuo que llegó a reconectarme el corazón cuando creí que ya era un tema hablado con mi sistema límbico y mis metas. Las visitas llegaron del día 17 al 20, pero de él, ni una noticia.
Dejo de hacer conjeturas, decido poner más de mi parte y hago por estar más atenta con las personas que han estado visitándome. Escribo en facebook todas y cada una de mis aventuras. Si algo es cierto, es que en el hospital conoces a los verdaderos amigos, mi lista era reducida, pero cuando veía llegar a cada persona, un pedazo de mi corazón se iba con ellas aunque no lo pudieran ver. Otras personas sólo alardeaban de sus múltiples ocupaciones, de sus tareas, de su trabajo, de sus compromisos, de su vida…ya muy lejos de la mía.
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ADELA
RomantizmAdela, una mujer con todo un mundo y una vida...que la llevará a descifrar los misterios de sí misma. Un viernes, música, lluvia y una coincidencia...los elementos de la travesía más impactante de su vida.