IV. ¡TE AMO!

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Narra David

Ya habían pasado cuatro años desde que conocí a Lewis y me hice su amigo, pero mientras más tiempo pasaba con él mi corazón latía y no sabía el por qué lo hacía, no lo entendía.... hasta que una vez lo vi sentado en el marco de su ventana dibujando en su cuaderno y el más hermoso atardecer detrás de él, me hizo dar cuenta que estaba enamorado de él, que siempre lo estuve pero no podía permitirme amarlo porque éramos dos hombres y eso no podía ser aceptados por los demás. Si aceptaba mis sentimientos por él, volvería a ser la burla de mi hermana y primos y no podía sucederme de nuevo eso, no de nuevo; por esa razón comencé a salir con chicas, a tener relaciones sentimentales, tener sexo y bastante pero no podía, no podía reemplazar el amor que sentía por Lewis, todo era inútil.

Estábamos todos sentados en el comedor conversando pero Lewis se veía distraído y no escuchaba a nadie así que le hablé para que atendiera y cuando lo hizo los chicos le comenzaron a preguntarle si le gustaba alguien y que si no se animaría a salir con chicas pero no, no podía permitir eso porque Lewis es mio, nadie más puede tenerlo, así que por esa razón lo invité a salir esa misma noche pero me olvide de él y me fui con otra chica a un antro y mientras me besaba con ella apareció Lewis y mierda me habia visto, y se fue corriendo, no podía perderlo porque lo amo y fue mi error olvidarme de él, asi que lo perseguí hasta su casa pero me corrió, no quería verme para nada, entonces no tuve opción de esperar a la mañana siguiente.

David: ¡Lewis!

Lewis:......(mirar - irse)

David: ¡Espera Lewis! ¡Hablemos por favor!

Lewis: Yo no quiero hablar.

David: Te lo puedo explicar lo de ayer, dame la oportunidad.

Lewis: No me tienes que explicar nada, lo de ayer no significó nada para mi. Solo somos amigos así que no me des explicaciones de con quien te besas o coges, me voy.

Mierda, si que estaba bastante molesto pero no podía ser que a él no le importara nada de lo que yo hacía porque se veia en sus ojos que sí le duele, porque sus sentimientos los refleja perfectamente en ellos, así que no tenía más opción que alzarlo y llevármelo a la fuerza.

Lewis: ¡Mierda David bajame!

David: No, así que espera hasta que lleguemos.

Lewis: ¡¿Adónde iremos?! ¡Te estoy diciendo que me bajes!

David:.....

Lewis: ¡Mierda!

En todo el camino Lewis no dejaba de pegarme, jalarme de los cabellos y de gritarme, hasta que llegamos a un callejón de la escuela que siempre paraba vacía y ahí lo baje y lo acorrale contra la pared.

Lewis: Déjame ir. No quiero hablar contigo.

David: Yo sí quiero hablar, así que escúchame. Te explicaré todo.

Lewis: Ya te lo dije, no tienes que explicarme nada. No me importa.

David: ¡Mierda! ¡¿Cómo puedes decir que no te importa si se ve en tus ojos que te duele?! - (Puño apretandose)

Lewis: ¡Eso es mentira! ¡Todo lo que hagas o dejes de hacer a mi no me importa!

Mierda, no podía seguir tolerando escucharlo decir que no le importaba, me estaba enojando así que lo besé.

¡Zas! (Manazo)

David: ...... - No podía permitirme dejarlo así y otra vez lo besé.

¡Zas! (Manazo)

David: ¡Carajo! - Sus manazos si que duelen pero no me importaba y otra vez lo volví a besar.

¡Zas! (Manazo)

NO AGUANTO TANTO DOLOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora