Caso Haeundae

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A Haeundae es  a donde debo ir, tomare el tren que es más rápido, bajare tres estaciones antes y luego esperare en la carretera un auto mandado por mi padre que me llevara al pueblo donde se encuentra mi víctima

-Hola en que puedo servirle-pregunto un Hombre

-Hola quiero un boleto a la playa Haeundae –le page y me dio el boleto.

Al interior del tren no había mucha gente así que podía sentarme donde quisiera,  a mí me gusta estar al lado de la ventana,  así no me quedo dormida  y puedo disfrutar más del viaje. Llegué a mi destino en la carretera y solo faltaba que el auto apareciera, en el vacío se pudo divisar un remolcador con un auto nuevo y paro frente a mí.

-Hola usted es la señorita  Dan Hae-Jung.

-Si soy yo-el me paso unos papeles para que firmara

-Su padre me mando a dejarle este Ferrari

Me paso las llaves y él se fue dejando el auto junto a mí, no podía reaccionar de lo sorprendida que estaba, sabía conducir, aunque  soy menor de edad, pero mi padre tiene sus influencias, era un Ferrari  488 GTB rojo.

-wo!-comencé a saltar

Me subí al auto, el olor me cautivo, lo encendí y podía sentir su motor rugir con fuerza, aceleré y partí.

~ °  ~

Tres días después ya había examinado al hombre, conocía sus horarios de trabajo, los lugares que visitaba y todo lo que necesitaba para hacer un buen trabajo, no tenía muchas amistades así que no creo que personas lo extrañen, solo sería un suicidio por la depresión que tuvo tras su divorcio, o eso pensaran los demás.

Toque la puerta de su casa el día jueves ofreciéndole un  descuento en el cementerio ¿Qué ironía?, el me invito a pasar y estuvimos un buen rato charlando.

-¿Preciosa no te gustaría ver mi casa?-sabia el tipo de propuesta que era y tenía ya un plan.

-Me encantaría –tomo mi mano y me llevo a un tour que finalizo en su cuarto.

En el suelo había una corbata, la recogí. Me comenzó a abrazar por detrás, voltee y le puse la corbata en el cuello.

-Me gustan los juegos rudos-dije mientras la apretaba cada vez más la corbata.

-N… no pu-puedo respi…rar-la solté un poco y lo inmovilice en el suelo, saque una pistola de mi bota y apunte a su cabeza.

-Así que por esto tu esposa te dejo, acaricie su pelo con el arma- Qué lástima que nadie valla a tu funeral

Como llevaba guantes mis huellas dactilares no estaban en el arma, que está a nombre de él, la acerque  e hice que presionara el gatillo.

-Adiós Cariño-dije mientras rociaba el perfume de rosas

¿Creerás en mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora