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Fuyumi volvió con la comida y nos sentamos todos juntos.

Todo era silencio y miradas.

Era ciertamente incómodo.

- T/N san.- Dijo La madre de natsu.- Tú eres la hija del abogado de Enji ¿No es así?- Preguntó sonriente.

- Es correcto ¿Cómo lo supo?- Pregunté.

- Ah, supe que Natsu salía con la hija de aquél hombre, estudiante de medicina ¿No?

- Madre, ella no...- Intervino Natsu.

- No, está bien.- Lo detuve.

- En realidad esa es mi hermana.- Aclaré con una sonrisa.- Y ellos ya no están saliendo. Yo soy la hija mayor.

- ¿Pero dejaste a una hermana por la otra?- Fijo Fuyumi sorprendida.

Natsu rodó los ojos.

- Terminé con Zu porque lo nuestro ya no funcionaba pero mantengo mi amistad con su hermana, es de mi edad y va en mi universidad.- Se encogió de hombros.

- Entonces eres tú quien entrará en la firma ¿No e así?- Intervino Endeavor.

- En realidad...- Natsu me interrumpió.

- Ella odia el derecho.- Dijo.- Está ahí por las exigencias de su padre pero decidió dejar esa carrera para perseguir sus propias metas.- Añadió con hostilidad.

Endeavor lo miró por un momento, luego se giró, bebió de su té y suspiró.

- Una desición admirable.- Respondió, conservando completamente la calma.

Fuyumi estaba taladrando a Natsu con la mirada.

Al acabar la cena, Endeavor se fue d regreso al trabajo, dijo algo sobre que su asistente estaba molesta con él así que no quería atarearla de más llegando tarde.

Natsuo bufó.

- ¿No puedes darle una oportunidad?- Se quejó Fuyumi.

- Está bien, hija, necesita tiempo.- Le respondió su madre.

- Debo regresar a la academia.- Dijo Shoto, poniéndose de pie.- Fue un placer, T/N San.

- Nosotros nos vamos también, adiós mamá.- Se despidió Natsu.

Yo también me despedí y nos fuimos.

- Eso estuvo tenso.- Señalé.

- Siempre es así.- Se encogió de hombros.

Yo suspiré.

Sabía que lo que estaba por de ir me podría costar su simpatía pero tenía que ser honesta.

- A decir verdad, te envidio.

- ¿Y eso por qué?- Preguntó Natsu.

- Cuando retaste a tu padre, él se contuvo, mantuvo la calma y dió una respuesta digna. Mi padre me habría abofeteado sin dudarlo un segundo.

- Te lo regalo entonces.- Dijo en tono sarcástico.

- Oye... Sé que no te gustará lo que voy a decirte pero... Él es honesto.- dije.

- ¿Usaste tu don en él?

- Sabes que percibo las intenciones y razones detrás de las acciones de las personas. Y en tu padre percibo algo muy distinto al mío, siento su arrepentimiento y sus deseos de cambiar, aunque tenga que hacer sacrificios.

- Ahora mi padre es bueno.- Bufó con ironía.

- No, es un hombre arrepentido. Si en algo te tranquiliza, su intenciones son honestas.

Mi orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora