Con el paso de los días, notaba a Natsuo muy pensativo.
Parecía que todo acerca del romance secreto de su padre lo tenía reflexionando.
- No sé si decirle a mamá sea el movimiemto adecuado.- Me dijo.- Quiero decir, es obvio que ella sabe que hay otra. Pero decirle que lo ví con ella en esas circunstancias...
- A decir verdad, no creo que eso solucione nada.
- Odio decirlo pero tienes razón.- Suspiró Natsu.- Detesto ver las cosas de este modo pero, objetivamente hablando, todo lo que he reflexionado me lleva a pensar que él tiene que hacer algo por él mismo, para ser feliz.- Suspira.- no creo que merezca esa felicidad, pero, si no fuera mi padre y viera esta situación desde un punto imparcial, diría que debería dejar de castigarse con sacrificios, olvidarse de esa estupidez de volver a ser una familia y darle su lugar a esa otra mujer, quien, como tú dices, se nota que se desvive por él.
- Bravo!.- Aplaudí.
- Como sea, no me importa lo que el viejo haga.
- ¿Seguro? Porque yo creo que te mueres por decirle.
- De todos modos está en una misión justo ahora. Sería hasta su regreso.
- Estoy orgullosa del progreso que haz tenido.- Le dije abrazándolo y besando su mejilla.
- ¿Qué hay de tí? ¿Estás nerviosa por la competencia? Ya falta poco.
- Estoy muriendo de nervios.- Admití.- Hace años que no piso un escenario.
- Lo harás excelente.- Le dije.- creeme que no hay cosa que me provoque mayor deleite que verte bailar.
- No sigas, harás que me sonroje.- Respondí apartándome.
- No te ocultes, tu rostro sonrojado es precioso.- Dijo atrapando mis manos lejos de mi rostro y me besó en los labios.
- Natsu...- Suspiré
- ¿Qué es esa expresión?- Rió mientras apretaba mis cachetes.
- No te burles.- Lo regañé.- Es que cuando te pones así yo...
- ¿tu...?
- Natsuo, te deseo.- Confesé.
Él me miró sorprendido por unos segundos y luego se lanzó a besarme de forma muy apasionada.
Correspondí a su beso con la misma intencidad y poco a poco nos fuimos acercando a su habitación.
Me dejó sobre la cama para quitarse la camisa y mostrarme su torso desnudo, cubierto de delgados bellos blancos.
Se colocó sobre mí y volvió a besarme.
Yo enredé mi mano en su cabello para profundizar aún más el beso y con mi otra mano delineé su costado.
Sentí como se estremeció y con su mano apretó mi cintura.
Se me escapó un suspiro y se me puso la piel de gallina.
Sus labios bajaron poco a poco hasta mi cuello y mis clavículas.
- Dime.- Susurró.- ¿Te gusta el frío?- De su boca se escapaba un aliento helado que me hizo estremecer.
Toda mi piel se herizó.
- Natsu...- Gemí.
- Parece que sí.- Rió travieso.
Siguió besado mi cuerpo con esos labios helados mientras mi ropa iba desapareciendo y con ella la suya.
- Justo ahora.- Jadeé.- no sabría decir si tienes buenas o malas intenciones...