CHANTAJEAR

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La Orden había estado muy activa los últimos días, muchas misiones de exploración, muchas cosas que hacer.

Kayn y Yuu habían estado algo distanciados debido a las múltiples tareas que tenían que realizar, aunque el segundo trataba siempre de dejar algún rato libre para poder pasar con Kayn. Al mayor le molestaba un poco ver al chico de lejos, parecía más confiado, incluso socializaba un poco a veces. Le daba cierta incomodidad verlo hablando con los demás, riendo, como si le ignorara, se sentía desplazado.

Pronto se tuvo que armar un nuevo equipo de exploración, en el cual Yuu estuvo incluido, partirían al anochecer.

Las cosas de Yuu yacían sobre la cama, el chico empacaba lo necesario para la misión, pues estaría fuera unos cuantos días.

Un toque en la puerta lo sacó de sus pensamientos, reconocía aquella tonada.

-Pasa.- Dijo calmado, y el de trenza ingresó a la habitación, cerrando tras de sí, la puerta.

Kayn se cruzó de brazos, y recargó su hombro sobre la pared mientras mantenía una mirada fría sobre el menor. Su expresión denotaba su molestia e inconformidad.

-¿Enserio te vas a ir?

-Me asignaron esa misión, no tengo otra opción.- Yuu volteo para mirar al otro, de pronto tuvo una mala sensación, pues Kayn parecía enojado.

-Sabes, últimamente me has dejado mucho de lado... Realmente parece que te agradan más tus nuevos amigos, supongo que no me necesitas, como para irte tanto tiempo luego de ignorarme estos días...

-No, no es eso, lamento haber estado tan ausente, pero te prometo que cuando vuelva estaré sólo contigo.- Dejó lo que hacía para acercarse al mayor y darle un abrazo, al cual no se correspondió.

Shieda simplemente se quedó estático, luego desvió la mirada y bufó con molestia.

-A pesar de lo que te acabo de decir ¿Aun piensas irte? ¿Qué no te importa? Parece que estoy hablando solo.

-Es que Kayn, no puedo negarme a una orden, debo ir, enserio me gustaría quedarme contigo...

-Pues hazlo.- Respondió de forma agresiva, adoptando una postura rígida.

-Pero...

-Mira ¿Sabes qué? Haz lo que quieras, de verdad que no has escuchado nada de lo que te he dicho. Muy bien, vete, pero quiero que sepas, que si te veo salir por esa puerta, se acabó, ni pienses en acercarte a mí de nuevo.- Interrumpió Kayn, soltando estas palabras como si de dagas se tratasen.

Yuu se sintió acorralado, no había otra opción, no quería perderlo. Sus nervios se notaban pues parecía que iba a romper en llanto. Trataba de pensar en qué hacer o decir, cuando Kayn le dio la espalda, abriendo la puerta dispuesto a irse.

-Espera, no te vayas... No iré, diré, que estoy enfermo, pero por favor... Quédate.- Su voz se quebraba a medida que seguía hablando, y se acercaba a detener al de la trenza, abrazándole fuerte por la cintura.- No te vayas, por favor...

Sonrió con satisfacción, había logrado su cometido tan fácilmente, que ni si quiera tuvo que esforzarse. Cerró la puerta, para luego girarse y corresponder el abrazo, consolando a Yuu, quien estaba hecho un manojo de nervios.

-Me alegra que hayas recapacitado, pequeño.- Dijo en voz baja, antes de dejar un beso en la frente del aludido.

Finalmente, Yuu se reportó enfermo, e indispuesto para partir esa noche. Lograron estar juntos aquellos días en los que casi no había acólitos en la orden.

Fueron días buenos. 

Dark Kayn One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora