Digging for the Bones

Capítulo 28: Spinner's End

Resumen del Autor: En el que Harry y Severus llegan a su casa.

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Fue terriblemente desconcertante para Remus, salir a la hora del almuerzo de sus habitaciones, para descubrir una nota de Dumbledore en su despacho diciéndole que sus clases habían sido canceladas por ese día, en lugar de ser cubiertas por otros profesores como se había acordado. La paranoia de Remus se disparó; no podía evitar preocuparse de que tal vez sus pasadas indiscreciones con Black hubieran salido a la luz de alguna manera. Seguramente, si Dumbledore iba a despedirlo, estaría esperando aquí para hacerlo él mismo. Aunque, si eso hubiera ocurrido, seguramente los Aurores también estarían esperando aquí.

Sin embargo, mientras se dirigía a ver a Poppy en el ala del hospital, vio que muchos de los alumnos habían desaparecido del Gran Comedor y que los pasillos estaban demasiado vacíos a esta hora. Una nota en la puerta del aula de Minerva le confirmó que no eran sólo sus clases las que se habían cancelado, sino todas. A Remus no le gustaba especular sobre lo que eso podía significar.

Si los pasillos estaban muy vacíos, el ala del hospital estaba incómodamente llena. Por el número de pelirrojos, todo el clan Weasley se había instalado, junto con una pandilla de sanadores de San Mungo. Remus vio al menos a tres personas con el uniforme de San Mungo. Poppy no aparecía por ningún lado y Pomona mantenía una conversación con uno de los sanadores.

Arthur Weasley miró a Remus al entrar. Arthur estaba sentado en una silla junto a una Molly dormida, con un aspecto muy parecido al que Remus sentía. Molly estaba profundamente dormida en una de las camas del hospital, acurrucada en su capa.

Arthur vio entrar a Remus y le dedicó un saludo cansado y una sonrisa de medio lado.

Bill Weasley, el mayor de los Weasley estaba allí con él, manteniendo una seria conversación con su padre y con otro pelirrojo fornido que se parecía mucho a Molly. Remus reconoció a Bill de algún trabajo independiente que había hecho para Gringott's, unos años atrás. Sólo podía ser una emergencia familiar la que lo trajera aquí, ya que Bill vivía actualmente en Egipto, trabajando para Gringott's como rompedor de maldiciones. El otro tendría que ser Charlie, el siguiente mayor, que actualmente residía en Rumanía.

Los gemelos Weasley estaban allí, pero faltaban Percy y Ron. ¿Quizás uno de ellos había sufrido algún accidente con una escoba? No, Remus los vio, cada uno de ellos echado en una cama..

Remus devolvió el saludo de Arthur con una inclinación de cabeza.

La puerta del despacho de Poppy estaba entreabierta. Remus llamó y asomó la cabeza por la puerta.

Poppy estaba sentada dentro, bebiendo té con una mano temblorosa, blanca como la tiza, con el aspecto de haber envejecido treinta años de la noche a la mañana.

—¿Poppy?— Preguntó Remus, asombrado, —¿Qué ha pasado?— entró por la puerta, para sentarse en la silla junto a ella.

Como respuesta, Poppy apoyó los codos en el escritorio, la cabeza entre las manos y comenzó a sollozar.

Remus se levantó rápidamente para cerrar la puerta, su alarma se convirtió en algo parecido al terror. Como el llanto de Poppy aumentaba de volumen, lanzó un silencio por si acaso y volvió a la silla.

Poppy no había reaccionado así la noche en que el niño Longbottom había muerto. Tampoco cuando los sanadores les habían dicho que la pequeña Hufflepuff había sufrido una intromisión sexual. Nada de lo que había sucedido, ni siquiera en la Guerra, había provocado este tipo de crisis. Sí, por supuesto, la había visto llorar, o más a menudo enfurecerse, pero siempre estaba controlada, siempre era capaz de seguir con la tarea que tenía entre manos. Una debilidad momentánea era reprimida con una voluntad de hierro. Esta criatura temblorosa y quejumbrosa, que se mecía mientras lloraba, no era la Poppy que él conocía.