Capítulo 42: Revelaciones

2.9K 297 59
                                    

Resumen del Autor: Harry da un poco más de información a sus cuidadores y Lupin aprende mucho más sobre el mundo muggle.

Notas del Autor: Este capítulo puede ser perturbador para algunos lectores. Por favor, recuerden que está clasificado para adolescentes y mayores.

Quiero dejar claro que los puntos de vista y las opiniones de estos personajes de ficción no reflejan necesariamente los míos.

(Ver el final del capítulo para más notas).

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Los terrenos de Hogwarts estaban cubiertos de nieve. Grandes y esponjosos copos caían de un cielo bajo, que se volvía lentamente negro. Severus estaba usando su varita para quitar el hielo de la Torre de Astronomía. Preparó el telescopio que llevaba, aunque, con este tiempo, parecía un poco inútil. Entonces, recordó que no eran estrellas lo que pretendían observar.

Vagamente, pensó que Lupin necesitaba un telescopio mejor. Quizás le preguntaría a Iris si podía hacer unas lentes mejores. Era muy difícil ver a Harry, desde aquí.

Unos pasos ligeros subieron los escalones de piedra. Severus se giró para ver que Neville Longbottom le sonreía, desde el arco. No era una expresión que hubiera visto antes en el rostro de Longbottom. Por alguna razón, Severus sintió un leve tinte de horror al ver al niño.

—Hola, profesor—. Dijo el niño, acercándose. Se dirigió a Severus sin la servilismo que tanto le irritaba. No dijo nada más, sólo se acercó a colocarse al lado del hombre, observando los terrenos. Severus trató de disimular su incomodidad jugueteando con los pomos del telescopio y mirando por el ocular. Había algo muy malo en el chico que estaba allí, pero Severus no podía pensar qué era.

—Gracias, señor— dijo Longbottom, finalmente.

—¿Perdón?— Preguntó Severus, inquieto, mirando al chico a su lado.

—Has salvado a Ginny. No era necesario—. La voz de Longbottom era gruesa.—Claro que lo hice—, espetó el Mago mayor, —Es una alumna. Soy responsable...—.

—No por ella—. Longbottom le contradijo, suavemente, —Si no te hubieras ofrecido, Madam Pomfrey no habría utilizado el Tribuo Vita. No se le habría ocurrido pedírtelo. Es demasiado pedir—.

Severus sacudió la cabeza, irritado: —No seas ridículo. Minerva...—.

—Se ofreció. Lo mismo que tú. Ella entendió lo que estaba haciendo—. Neville (¿Cuándo se convirtió el chico en "Neville"?) volvió a mirar pensativo los terrenos.

El chico le dio un codazo a Severus, después de un minuto: —Ahí está—, señaló el joven mago. Severus miró a través del telescopio, girándolo hacia donde el niño le indicaba.

En uno de los árboles negros y sin hojas, una figura colgaba de una cuerda, a varios metros del suelo.

—¡Wingardium Leviosa!—, jadeó Severus, lanzando su varita hacia la figura, haciendo que la cuerda se aflojara, —¡Spiro!—. Rezó para que su hechizo fuera efectivo, estando él tan lejos.

Maldiciendo las protecciones contra las apariciones, Severus saltó a lo alto del muro y se lanzó.

A mitad de camino, se dio cuenta de que no recordaba ni un solo encantamiento de suspensión o amortiguación. Ni ningún otro hechizo que pudiera salvarle la vida de esa caída.

—Lo siento, Harry—, gimió, para sí mismo, —lo siento—. El miedo que sentía no era por él mismo, sino por el niño. El niño de Lily. El niño iba a estar solo de nuevo, y por alguna razón, eso era insoportable.

Digging for the BonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora