dia 6 anónimo

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Tsuna veía que el estado de animo de su jefe no mejoraba y eso empezaba a afectar la situación laboral.
 El golpe de la pérdida de su mentor había sido muy fuerte, y el castaño no sabía cómo hacer para ayudarle. Le preocupaba que por su descuido terminara enfermando pues en ocasiones se olvidaba hasta de desayunar.
Luego del primer mes después del funeral a la oficina empezaron a llegar algunos arreglos de flores, pequeño, delicados y no tan llamativos para que se adornara el despacho del azabache.
También se empezó a recibir aperitivos y postres o simples tazas de café con notas en las que se deseaban cosas buenas, pero todo era sin firma alguna y las notas estaban hechas a máquina así que era imposible saber de dónde venían.
Reborn estaba desconcertado ante estos detalles. No se le ocurría ni una sola persona que podría estar cortejándolo de esta manera por que la cantidad de regalos y detalles solo podían ser considerados un cortejo y eso no le estaba agradando mucho. No le molestaba recibir atenciones y hasta se sentía halagado de ver que alguien se tomaba tantas molestias. No quería ser descortés y rechazarlas entregas, pero no sabía cómo hacer para evitar que siguieran llegando pues todos los envíos eran anónimos. Desde el cuarto día a tratado de averiguar la procedencia de sus obsequios, pero ha sido imposible ya iban de diferentes tiendas y en todas siempre era una persona distinta la que hacia el pedido.
Tsuna también había tratado de descubrir quien estaba tan interesado en su jefe, no podía negar que la intriga y los celos estaban acumulándose de forma apresurada y no sabía cuánto tiempo podría controlar sus emociones.
El castaño podía notar que el estado apagado del azabache había cambiado por esta situación, ahora se le veía muy atento y demostraba gran interés en cada objeto que recibía. No podía negar que le alegraba ver al de patillas salir de su entumecimiento, pero al mismo tiempo sentía un poco de miedo ante la posibilidad de que en Reborn despertara un interés y afecto hacia el remitente y aunque ya ha pasado un tiempo desde que descubrió sus sentimientos hacia su jefe aun no decidía como hacer para intentar confesarse y enamorarlo por lo que quería interrumpir el cortejo.
La mente de Reborn también estaba buscando el modo de cortar con el flujo de regalos, llevaba las últimas semanas concentrado en el método más factible de seguir el último consejo de Timoteo, pero cada vez que pensaba en eso no podía evitar recordar a su anciano mentor, ahora ya había desperdiciado demasiado tiempo divagando y termino encontrándose con este inconveniente. Le preocupaba que su asistente malinterpretara la situación y todo el esfuerzo que venía haciendo para acercarse a él terminara siendo en vano.
Pero aun no lograba terminar con esta situación. Llevaba ya casi dos meses y los obsequios seguían llegando.
Los nervios tanto de Tsuna como de Reborn estaban llegando al límite de desbordarse.
La oficina principal, así como los pasillos estaban cubiertos de arreglos florales de todo tipo.
De hecho, ya no sabían dónde colocarlos y cada día llegaban más, había ocasiones en las que llegaban hasta cinco de ellos. El asunto ya estaba perturbando a todos los empleados y varios de ellos intentaron encontrar a quien estaba detrás de todo este asunto, pero no había ni una sola pista.
Cuando ya estaba iniciando el tercer mes desde que el primer arreglo llego una dama de buena apariencia y porte entro con un nuevo arreglo entre sus brazos buscando al líder de la compañía.
Ignorando a todos los empleados que le decían que el azabache estaba ocupado avanzo hacia la oficina y sin pedir permiso ingreso al lugar.
Reborn estaba discutiendo la planificación de los horarios de los próximos días cuando la puerta del despacho se abrió sin previo aviso dejando a la vista a una mujer de buen ver con un arreglo floral en los brazos.
Tsuna interrumpió su discurso al mismo tiempo que la puerta dejaba paso a aquella mujer. Estaba algo aturdido por la acción tan repentina, pero logro recuperarse rápidamente y paso a saludar
-buenas tardes señorita, podría decirme su nombre?
No recuerdo que hubiese programada una cita para esta hora- esto fue pronunciado en un suave murmullo para el azabache a lo que este confirmo también en leve tono que no había ninguna hasta la próxima semana.
-querido, al fin nos volvemos a encontrar, me has tenido muy abandonada- y sin prestar ni la más mínima atención a lo dicho por el castaño se abalanzó sobre el azabache y trato de plantarle un beso en los labios, pero este logro esquivarla provocando que la roja boca se apoyara en una de sus mejillas.
Reborn estaba completamente desconcertado por la presencia y el accionar de aquella mujer. Sentía que la había visto en algún lugar, pero no lograba recordar donde la conoció ni quien era. Pero todo eso quedo en segundo plano cuando recordó que su castaña adoración estaba allí con ellos y desvió la mirada hacia donde el joven asistente estaba parado casi como una estatua.
-vamos cariño no seas tan reservado, es cierto que llevamos un buen tiempo separados, pero no es necesario que te comportes de forma tan distante. - la mujer se separó un poco del azabache y miro hacia el mismo lugar que este encontrándose con el castaño- o ¿estas tímido porque uno de tus empleados está aquí? -
y sin ningún tipo de delicadeza y con un alto grado de arrogancia le hablo a Tsuna
-oye tú, ya no necesitamos de tus servicios en este momento así que retírate-
Tanto Tsuna como Reborn fruncieron el ceño con el mismo pensamiento, quien era esta mujer para venir a dar órdenes. Pero fue el azabache quien lo expreso
-disculpe señorita, no sé qué clase de autoridad cree que tiene, pero aquí no puede ingresar sin permiso a mi oficina y mucho menos tratar de esa manera a mi asistente. -
-vamos amor, no hay necesidad de enfadarte por el trato a un simple empleado, además tu y yo tenemos muchos detalles que discutir. ¿O prefieres que él nos ayude a organizar nuestra boda? -
El shock era perfectamente visible en el rostro de ambos hombres. Pero fue Tsuna el primero en recuperar el habla así que con suma suavidad volvió a preguntar
-disculpe, pero ¿quién es usted? -
-cómo eres el asistente de Reborn seguramente tendremos que tratarnos mucho así que me presentare, soy Bianchi, la prometida de Reborn-
Estas últimas cuatro palabras le cayeron como un baldazo de agua fría al castaño que no se atrevió a girar para ver el rostro del azabache.
 
 
 

R27 week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora