Ivano Volkov conoce a la perfección las reglas esenciales para que su vida gire en torno a una sola persona, él mismo. Su apellido y su nombre han ganado fama en su Rusia natal por un único motivo. Su forma despiadada y sádica de asesinar a sus ene...
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Me remuevo entre las sabanas, mi cuerpo está rodeado por los brazos de Ivano.
Una sonrisa tonta se dibuja en mi boca. Tomo los brazos de Ivano y los alejo de mi cuerpo para levantarme de la cama sin hacer el menor ruido. Camino un par de pasos hasta que mi figura da con la ventana de la habitación.
—¿Qué haces? Regresa a la cama —escucho su voz llamarme.
—Me gusta despertarme muy temprano —respondo girando mi vista hacia él.
—Ven aquí —palmea el lado derecho de la cama.
Niego con la cabeza.
—Ven aquí, o iré por ti —responde con una sonrisa.
Me quedo allí sin moverme, Ivano se levanta de la cama y camina hasta donde estoy para tomarme con fuerza de la cintura.
—¿Qué haces? —suelto una risa—.¡Suéltame! —me quejo entre risas.
Él me conduce cargada hasta la cama para después tirarme a esta.
—Te dije que si no venias, iría a ti. Porque siempre iré a ti —susurra acercando su rostro al mío.
Mis labios se unen a los suyos en un beso.
—Tengo miedo —confieso.
—¿De qué tendrías miedo?
—De que algo pueda arruinar lo que tanto nos ha costado lograr. No quiero que nadie salga lastimado de nuevo, en especial Bela.
—No existe algo o alguien que pueda arruinar lo que sentimos mutuamente. Nadie, ¿escuchas?
Asiento levemente a lo que ha dicho.
No podía mentirme a mí misma, habían demasiadas preocupaciones de por medio como para creer en la felicidad que empezábamos a tener.
—Tengo que ir a ver a Bela —interrumpo a Ivano cuando ha querido regresar a la cama conmigo.
—Un minuto más —dice impidiéndome moverme.
—Hablo enserio —contesto.
—Yo también.
—Déjame levantar.
—¿A dónde ha ido mi ninfómana insaciable?
Suspiro.
—Hemos estado toda la noche juntos, creo que el kamasutra se ha quedado corto para ambos, pero no quiero que Bela vuelva a interrumpirnos como la vez pasada.
—Le estábamos cumpliendo el capricho. Ella quiere un hermano.
—¿Lidiaras con malestares de embarazada?
—Lidiare con todos ellos si es necesario.
—No es tan sencillo —me encojo de hombros—. No quiero, ya sabes..., Fallar.
