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Mamá, papá, me siento mal. 

A veces duele mi cabeza, a veces duele mi pecho, otras duele mi estómago, otras duele mi espalda, muchas otras duele mi cuerpo entero. El dolor que siento en constante, es asfixiante, pero más asfixiante es el dolor de mi alma, mi tristeza y apatía eterna, esa sensación de querer gritar y callar al mismo tiempo, me duele parecer que siempre soy alegre y sana cuando en realidad estoy luchando por ocultar y mitigar mi sentir real. Estoy harta de no dormir en las noches y en día querer tirarme a descansar como si hiciera demasiado, estoy harta de llorar sin parar, porque pareciera que mi alma es débil y no tiene fuerza para soportar nada, estoy harta de morder mis dedos y uñas, de rasgar mi cabeza hasta que duela, estoy harta de golpearme cuando algo duele, estoy harta de que mis dientes duelan de tanto apretarlos. Detesto que mi cuerpo de rompa de poco en poco por lo débil que es, no parecer tener libertad alguna de vivir sin tener miedo a que algo termine lastimado. Estoy cansada de no comer bien aún cuando me gustaría, de vomitar cuando me siento gorda, de aguantar el hambre o el antojo con tal de no sentir culpa. Estoy cansada de minimizarme, de lastimarme a mi misma, de creerme inmerecedora de algo de calor, de un poco de gozo, de un poco de felicidad. 

Y se que parece que sólo me quejo, que sólo quiero el camino fácil; pero enserio me esfuerzo por merecer algo de mejoría, un poco de sanación. Tantos años intentando alejar pensamientos lastimosos de mi mente, años queriendo olvidar, años queriendo morir, no irónicamente llegue a pensar que era la única opción y claro que quise intentarlo, lo tenía planeado y tenía los métodos que usaría; pero al mismo momento quería pensar que era cierto que la esperanza debía existir, que tal vez sólo estaba siendo egoísta por buscar mi propia paz, y que tal vez debía dejar de ser cobarde y vivir ese dolor constante hasta que desapareciera sólo. 

Odio los miedos, odio los nervios, odio esas ganas de querer golpear todo o llorar hasta inundar el cuarto. Me siento vacía, me siento perdida, me siento como una niña pequeña que sólo quiere sentirse protegida, como una niña que llora porque no sabe que hacer, porque no sabe que sentir. Me siento en penumbra y me siento cansada, sólo siento que ya no quiero estar aquí.



Suicidios artisticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora