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Al final llegamos a la cama.

Y aquí estamos, algunas horas y tres orgasmos más tarde, tumbados el uno frente al otro compartiendo una almohada. La almohada.

—Dilo otra vez.

Es la décima vez que me lo pide. Pero no me importa. Lo diré hasta la extenuación si es lo que ella desea.

—Te quiero, _____.

Suspira. Parece satisfecha.

—Voy a estar muy pegajosa y pedigüeña durante las próximas semanas. Más vale que estés preparado.

—Yo estaré inseguro y celoso. Nos irá genial.

—Decías que nunca te ponías celoso —repone, y percibo la sonrisa en su voz.

Me encojo de hombros.

—También te dije que no volvería a mentirte nunca.

_____ me posa las manos en la nuca con suavidad.

—¿Cuándo te diste cuenta?

Sonrío.

—La primera vez que dejaste que me corriera dentro de ti sin preservativo.

Me tira del pelo. Con fuerza.

—¡Ayyy! ¡Joder!

Su voz suena exasperada, como la de una madre que acaba de sorprender a su hijo comiéndose una galleta a deshora por décima vez consecutiva, cuando replica:

—Jimin, eso no suena muy romántico.

—¿Ah, no?

Reúno las fuerzas necesarias para levantar la cabeza y volver a bajarla sobre su pezón endurecido. Succiono, lo provoco con los dientes y lo suelto muy despacio.

—Pues resulta que a mí correrme dentro de ti me parece altamente romántico.

Cuando empiezo a dedicarle las mismas atenciones a la belleza gemela que corona el otro pecho, _____ jadea.

—Ése es un buen argumento.

Me río.

—Siempre lo es, cariño.

Vuelvo a agachar la cabeza y deslizo la yema del dedo por su brazo fascinado por el rastro de carne de gallina que voy dejando a mi paso.

—¿No me vas a preguntar cuándo me di cuenta yo? —inquiere entonces.

—Cuándo te diste cuenta ¿de qué?

_____ rueda sobre el colchón y su melena se descuelga por encima de su hombro y me roza las costillas. Me hace cosquillas como si fuese una pluma. Es excitante, sensual. Y es así de fácil: ya vuelvo a estar preparado.

Edward Cullen ya puede quedarse con su estúpida marca de heroína. _____ es mi marca personal e intransferible de Viagra.

—Cuándo supe que estaba enamorada de ti.

¿Os habéis percatado de que no me ha devuelto ni uno de mis «Te quiero»? Yo sí. Pero como ya he dicho, siempre intento no dar demasiada importancia a las palabras. Las acciones suelen proporcionar mucha más información. Y todos los movimientos de _____ me aseguran que estamos en el mismo punto.

Aun así, debo admitir que siento un poco de curiosidad.

—¿Cuándo fue?

Se inclina hacia adelante y me besa los ojos, las mejillas y la punta de la nariz. Luego me da un dulce beso en los labios. Después vuelve a reclinarse.

𝔼𝕟𝕣𝕖𝕕𝕒𝕕𝕠𝕤 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] ᴘᴀʀᴋ ᴊɪᴍɪɴ +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora